Al hacerlo el clase E a diferencia de la vez pasada esta vez ni siquiera se quejó de dolor o algo similar tras el corte y a causa de un desangramiento de la herida cayó al suelo y se quedó inmóvil, Adal y yo estábamos realmente felices, había sido mucho más sencillo de lo que parecía… pero solo para asegurarnos hicimos algo que para algunos podría considerarse atroz.
Le cortamos todas las extremidades y dejamos el cuerpo del clase E básicamente desintegrado, tanto Adal como yo teníamos el estómago casi completamente revuelto dada la escena que estaba delante de nosotros, pero tras ver la imagen en la enciclopedia y darnos cuenta que este sujeto era exactamente el mismo que habían eliminado años antes, y no quisimos echar una moneda al aire para saber si habíamos ganado o no…
La verdad fue un poco decepcionante la batalla contra este clase E, esperaba mucha más resistencia, después de todo lo que nos hizo pasar estando ahí encerrados y tras ver que el tipo era más inteligente de lo que pensábamos… pero las cosas no salieron de esa manera y la verdad es que me alegro mucho de que haya sido de esta otra y no como suponíamos que lo seria. Adal tenía esa estúpida cara de tranquilidad y aunque no me molestaba siempre me intrigaba que tan calmado podría estar a las situaciones… no le dije algo porque a fin de cuentas no es algo que se pregunte y aunque lo haga seguramente no lo comprendería del todo, es una persona muy extraña.
- Tengo hambre. – Dijo tras unos segundos y haberse estirado.
- Probablemente por aquí cerca haya algo que podamos comer. – Respondí yo mirando los alrededores intentando encontrar algo que nos sirviera. - ¡Mira!, allá – Agregué con entusiasmo.
Adal volteó hacia ese lugar que yo había señalado y no parecía ver lo que yo veía.
- ¿Qué cosa? – Respondió el con tranquilidad. – No hay algo allá.
- ¿Cómo de que no? – Replique yo sorprendido. – Sigue inquietándome el poco entrenamiento que te dieron y que te hayan liberado para trabajo de campo… Ven.
Caminamos hacia donde había señalado y me detuve en un pequeño montículo de tierra de la cual salía una especie de humo color rosa muy tenue.
- ¿De aquí ya puedes ver con claridad? – Pregunte colocándome en una posición que a él le dejaba ver por completo el agujero sobre el que estábamos.
- Lo veo, pero, ¿Qué es esto? – Adal en verdad no parecía comprender lo que habíamos encontrado…
- ¿Es en serio? – Dije yo con mucha fuerza. – Adal, estamos ante el santo grial de los hambreados… Ten colócate esto en la palma de tu mano, acércala al agujero y en cuanto sientas algo la haces poco hacia atrás y la cierras con fuerza.
Adal con un rostro que denotaba mucha desconfianza bajo hasta el nivel de ese pequeño montículo de tierra, se embarro la sustancia en la mano y siguió los pasos al pie de la letra, cuando al fin sintió algo en la palma, para lo cual no pasaron ni 10 segundos, apretó con fuerza e hizo su mano completamente hacia atrás revelando un pequeño animalito al cual había agarrado por la cabeza.
- La cena está servida, bato. – Dije yo riéndome.
- ¿Qué es esto? – Dijo Adal sin soltar al pequeño monstruo que había atrapado.
- Los reconocedores le llamamos: “Rosaderio de finta”, un animal clase A tipo 1, y que su tamaño no te engañe… Solo uno basta para alimentarnos a los dos y aun quedará. – Al decirlo Adal no podía creer lo que decía, hizo un gesto verbal y se fue hacia la cueva para encender una pequeña fogata
Yo no mentía cuando dije que ese pequeño nos alimentaria a los dos, y si lo vieran ustedes tampoco me creerían, ya que no era más grande que una de esas a las que en tiempos pasados les llamaban como “lagartijas” al regresar a la cueva y colocar al Rosaderio en el fuego Adal comenzó a ver la magia, al pasar de los segundos el cuerpo de este animalito comenzó a expandirse.
- ¿Qué rayos está sucediendo? – Dijo Adal, mirando con atención lo que estaba frente a sus ojos.
- Vuelve a dudar de mí, mugroso. – Le dije riéndome, mas no por eso sino por otra cosa que sucedería inevitablemente.
Adal continuo viendo como ese pequeño se continuaba expandiendo hasta terminar siendo de un tamaño muy grande, si lo dijera en centímetros, de tener 5 de largo y apenas 1 o 2 de ancho pasó a tener aproximadamente unos 45 de largo y probablemente unos 20 de ancho o quizás un poco más, y fue aquí cuando comencé a reír todavía más mientras colocaba mi mochila frente a mi cara, un segundo después de colocarla el Rosaderio explotó y su cuerpo de desintegro tras pasar unos segundos más, la cara de Adal en ese momento fue una completa maravilla, estaba completamente asqueado y sorprendido sin mencionar que cuando exploto alcancé a escuchar un grito bastante agudo proveniente de donde él estaba.
- Bueno, ahora ve por otro. – Le dije como pude porque por la risa no podía hablar con mucha claridad.
Adal se levantó y se sacudió el cuerpo (a pesar de que ya se había desintegrado todo el cuerpo del Rosaderio, y cuando regresó ahora me lo dio para que mejor lo cocinara yo.
- Es por eso que este pequeño tiene la palabra “Finta”, en el. Es pequeño pero cuando está expuesto al calor extremo su cuerpo comienza a hacerse grande hasta que ya no puede expandirse más y pues, explota, el truco para cocinarlos es simple, solo tienes que observar su tamaño y cuando llegue al punto exacto lo retiras del fuego y listo, cena servida, ni siquiera necesita limpiarse por dentro.
Ya cuando estuvo listo simplemente apagué el fuego y quité al Rosaderio, con mi cuchillo lo partí por la mitad y antes de que el cuchillo entrara en el cuerpo, Adal se cubrió porque pensó que nuevamente explotaría, pero claramente no sucedió. Yo reí en silencio y le pase su parte, el en vez de comer se le quedaba mirando como si se tratase de algo venenoso.
- Ya deja de mirarlo y come, no tienes que preocuparte por espinas, huesos o similares lo que tus ojos ven es solamente los músculos expandidos del Rosaderio, lo mencionado anteriormente fue calcinado por el fuego cuando el cuerpo llevo a 3 veces más de su tamaño normal.
Adal dio un pequeño mordisco y tras ese, comenzó a comer con normalidad y no lo culpo los Rosaderios son en verdad una delicia y la forma de cocinar es de lo más sencilla que existe en el mundo, justamente por eso estas criaturas para los Reconocedores son un verdadero santo grial. Terminamos de comer y salimos de la cueva para continuar con nuestro trabajo, pero hubiera preferido jamás salir… El tipo E que habíamos asesinado segundos antes seguía ahí, los restos de su cuerpo seguían completamente intactos y tras varios minutos no existe un solo monstruo en este mundo que no se desintegre… La cosa pintaba para mal, y cuando nos acercamos a ver el cadáver comprendimos la razón de que hubiera sido tan sencillo, este malnacido no estaba muerto… Todo su cuerpo comenzó a reconstruirse y a unirse, no era muy rápido pero no había forma de detenerlo, Adal y yo en un acto de desesperación intentamos cortar aún más para evitar que “reviviera” pero los cuchillos durante esa reconstrucción del cadáver quedaban atrapados entre los pliegues y resultaba muy difícil continuar cortando… Esta cosa no es un maldito clase E, en definitiva no lo es.
- ¡Corre! – Le grite a Adal. – Ese malnacido es un tipo F, si revive y seguimos aquí no hay forma en la que podamos sobrevivir…
- Pero ya lo vencimos una vez. – Respondió Adal. – Si se levanta lo atrapamos de nuevo y mientras se reconstruye huimos...
- ¡No te das cuenta!, Esta cosa ni siquiera ofreció resistencia la primera vez que peleamos, estaba simplemente jugando con nosotros, si nos quedamos ¡Vamos a morir maldita sea!
Si Adal no entiende lo que le digo, moriremos… No existe persona alguna que haya escapado alguna vez de un clase F es imposible… Si esta bestia se levanta y nosotros seguimos aquí, nuestra vida dejará de serlo.