Capítulo 13: Desde una perspectiva diferente
Dicen que sonreír es la expresión más pura y sincera que un ser humano puede demostrar, realmente, no existen las sonrisas falsas, solo que desvirtuamos el significado de cada una.
Pongamos un ejemplo, una situación que me servirá para poder expresar bien lo que digo:
De alguna casualidad, me topo por ahí con una mujer de cabello negro, piel clara y ojos ámbares; a la misma vamos a ponerle Eriangely. Ella es alguien sonriente, nunca en mi vida la he visto molesta por alguna cosa en particular, es más, su actitud hasta me asusta a veces.
Eriangely tiene un pequeño problemita, y es que sin importar lo que suceda, sonríe abiertamente como si nada. Su sonrisa no es falsa, no, claro que no, pasa que expresa un significado distinto.
¿Cómo no me pude haber dado cuenta antes? Estoy perdiendo mi toque.
Cuando está enojada, ¡muy enojada! Opta por dibujar una gran sonrisa en su rostro, no porque esté interesada en ocultarlo, sino que es su modo de lidiar con sus emociones. Su sonrisa no es una alegre, es enojada: sus labios un poco elevados, ceño forzado y esquinas de los ojos para nada arrugadas…
Ahora bien, mis palabras no son para ser malinterpretadas. Por mi frase de «no existen las sonrisas falsas», no me refiero a la sonrisa sumisa que las personas hacen cuando su jefe les ha dado el sermón de sus vidas, hablo de aquellas sonrisas que sacamos en el momento menos oportuno.
Sonrisas alegres, tristes, enojadas, frustradas, felices; todas son, a los que yo denomino, tipos de sonrisas.
Una persona triste, derrumbada en el peor momento de su vida, alguien que ha perdido todo y que lo único que tiene es su alma… sonreirá de la manera más tétrica. Es más, ¡reirá!
No sucede en todos los casos, somos mil millones de personas, es obvio que no generalizo. Hay quienes nunca sonríen e igualmente, se sienten horrible.
Por favor, ahora que lo pienso, ¿qué es eso de que «mientras más sonríe una persona, es porque más triste y sola se siente»? Es estúpido. Una persona puede sonreír, porque como mencioné antes existen diversos tipos de sonrisas, pero no por eso, las que lo hacen a menudo tienden a sentirse mal.
Todo depende de qué tanto conozcas a ese alguien, lo primordial es no abandonar a las personas que tratamos, preguntarle si está bien de vez en cuando. Después de todo, no sabemos qué tipo de sonrisa nos demuestre.
—Im— lo llamo mientras caminamos, nos estamos acercando a la manada. El bosque se escucha más silencioso de lo normal, es más, podría apostar que no hay ningún grillo cerca.
—¿Umh?— mira a mi dirección.
Lala tiene a Ra, ella se encuentra a como dos metros lejos de nosotros. No ha parado de hablar con él en todo el viaje a pesar de que la criatura hace rato que se durmió. No quiero sentir celos, pero en verdad no puedo.
Lo malo pasaría si los demostrara. Es mi propósito aguantarlos y ya, no dejar salir a aquel lado malo con el que combato a diario, aunque a veces me está por ganar, ¡yo soy más fuerte!
—Muéstrame una sonrisa— sonrío desplazando los labios con ayuda de mis dedos índice.
—¿Y eso?— mi pregunta lo confundió.
—Estaba pensando en una cosa— es interesante como hasta ahora, Emre y Rem son los únicos que han ocasionado que la suegris cambie de expresión. Mi curiosidad no es maliciosa, pasa que quiero ver si ella se atreve a fingir delante de mí que está bien, tal y como lo ha hecho antes —Las expresiones no se basan en feliz…— agrando la sonrisa —O en triste— hago un puchero con las cejas bajas —Son un gran banquete de lenguajes corporales.
—¿Un banquete?— alza la ceja. Por fin llegamos a la orilla del río —¿Lo dices por la alfa, verdad?— se pone de cuclillas para que me suba en su espalda.
—Me descubriste— de venir sola a la manada, no podría subir sin ayuda. Es necesario que me encarame sobre Imri para poder saltar las piedras y subir a la cueva esa, todavía opino que su manada se encuentra en el lugar más loco del bosque.
Y de todos modos, Raviv los atacó.
—La alfa tiene una perspectiva diferente de lo que le rodea— comenta Larimar de repente. No creí que le estuviera prestando atención a nuestra conversación —Cuando está contenta, es un día más. Sin embargo, cuando se enoja hay que mover cielo, mar y tierra para solucionarlo; la alfa no se enoja por poca cosa.
—Me di cuenta de ello— respondo sujetándome fuerte en el cuerpo de Im.
—Lúa, no tengo mucha idea de cómo esté tu relación con mi mamá, aun así, por favor mantén distancia. No es ella misma cuando se enoja, no quiero que vuelvan a chocar.
—Descuida— apoyo la cabeza en su espalda en señal de abrazo —Ya te dije, no pienso meterme en problemas de ningún tipo. Soy otra Lúa, mi amorsh— como puedo, le estampo un par de besos en el rostro, conseguí que me sonriera como quería.
—Así como van, Ra tendrá hermanos para el año entrante— comenta la desquiciada esa. ¡¿Y eso?!
¡Tengo suficiente con mi niño, gracias! Bastante me esfuerzo por ser una buena mamá para un pequeño, imagina para dos.
—Ah, sabemos lo que es la protección— sobra mencionar el «detalle» —Estamos bien con Ra, ¿verdad, amor?
—…
¿Por qué no responde mi pregunta?
—¿Verdad, Imri?— cuestionó Larimar, la tipa parece guasón con la sonrisa que carga.
¿Me estoy perdiendo de algo? Como que sí.
—Amh, sí— asintió caminando —Estamos bien con Ra, no hace falta otro.
¿Por qué el cambio de tono? Pasó de hablar normal, como él habla, a un tono más bajo y dudoso. ¿Lala la loca sabe algo que yo no?
Es muy posible. Imri y yo tenemos que hablar.
Qué fenomenal, tan bien que iba el camino y ahora me carcomen miles de preguntas. ¡Todo por su culpa! Esa Larimar, ¡ash! ¿Por qué los lobos son así? Ella es otra que entra en mi lista negra, el primero es el bombero que, por cierto, hace tiempo que no veo. ¿En qué estará metido?