Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

La espera del paciente

Capítulo 33: La espera del paciente

Todos tenemos secretos. Algunos son horribles, otros vergonzosos.

Me pregunto cómo sería una realidad en la que todos los secretos de las personas salieran a la luz y se materialicen en monstruos que nos persigan hasta que todos los que conocemos se enteren.

Sería un mundo tétrico, no para la gente de secretos sencillos como las adolescentes que dicen que se irán a la casa de una amiga a hacer la tarea, sino para la gente que esconde cosas que no les interesa que se sepa.

Y no, no estoy hablando de los asesinos, pervertidos y ese tipo de abominaciones, sino de personas más comunes.

Por alguna razón, tengo el presentimiento de que mi perfecto cuñado esconde un monstruo medianamente grande. Nada más hay que ver que, en tan solo una noche, le presencié dos secretos.

Me iba a quedar al margen, pero cambié de opinión. Quiero hilar un par de hilos; no me quedaré con la incógnita de muchas cosas que están pasando.

Seré más prudente, no quiero que mis acciones me vuelvan a afectar de mala manera, pero de que llegaré hasta el fondo de mis interrogantes, lo haré.

—Oye, hermana— me dice Rem sentado en la silla. Él se está bebiendo un jugo de cajita que le pasé, mientras que Pato se está cambiando. La chica dijo que la esperara un momento, después de todo, la tela de la bata no es que sea muy gruesa que digamos —Viéndote bien, hoy como que estás más bonita. ¿Te hiciste algo?

Guao, es la segunda persona que me lo dice. ¿En serio me veo tan bien? Lo hago siempre, pero es normal que los demás vean una diferencia cuando uno viste ropa que no suele usar.

Debería ponerme más vestidos como este a menudo. Aunque la rutina perdería su encanto.

—¿Me veo como una princesa?— hago un corazón con los dedos a lo que él se ríe —Oye, hermano, dime una cosa. ¿Por qué Fabio decidió ir a buscar a Lino?

El hombre estaba bastante molesto. Él estaba con Lina porque la niña así lo quería, pero se supone que esta semana le pertenece a la madre de las gemelas, por lo que es raro que vaya en contra de sus reglas.

Por lo que he aprendido, ellos son muy estrictos con sus acuerdos. La misma «Lana» amenazó con reportarlo con Emre si no lo seguía.

—Nosotros somos los lobos geniales, hay manadas que siguen una especie de rituales que no son nuestro estilo— se encoge de hombros terminándose el jugo —Tienen tradiciones y creen en muchas cosas, la verdad es que son insoportables— agita la cajita —La última vez, la luna se puso roja y ellos hicieron que cada miembro de su manada se cortara esta parte de su mano— se señala el dorso —Cada uno tuvo que poner la sangre en un recipiente, para que cuando la luna llegara en su punto máximo, el alfa se pintara el rostro con ella.

—¿Incluidas las niñas?

—Sep— asiente poniendo la cajita sobre la mesa —Fabio se enojó mucho cuando se enteró, y vaya, ¡estaba furioso!

»Lana empezó a seguir esas cosas cuando se cambió de manada. Muchos la odian por eso, pero na', ella sigue siendo linda y todavía somos amigos.

Me entero de que le hacen una cosa así a mi Ra, y a mí hay que amarrarme.

¿Qué clase de gente son como para herir a unas pequeñas?

—¿Pero con qué objetivo lo hicieron?

—Amh... Es que como en mi manada somos de todo menos espiritiales, no tengo idea de esas costumbres.

No pensé que los lobos fueran religiosos.

Guao.

—¿Y no crees que Fabio se meta en problemas si va y saca a Lino de ahí?

—Espero que no— vuelve a agitar la cajita. ¿Será que quiere más? —Si no escuché mal, el eclipse es par...par

—¿Parcial?

—Sí. ¿Por qué no puedo decir palabras fáciles?— se alborota el cabello con preocupación –Bueno, el eclipse de hoy es parcial. No creo que hagan algo muy raro, pero Fabio no dejará que pase lo de la otra vez, así que el hombre querrá prevenir primero.

—Entiendo— me levanto —¿Quieres más jugo?

—Sí, por favor— asiente con la cabeza.

Con razón la niña tenía una pequeña cicatriz en la mano, cuando se la vi, la pasé de alto; pensé que se había cortado con algo en una de sus travesuras.

Con que mi manada son los lobos geniales, interesante.

Regresé de la cocina con otra cajita de jugo, no bien se la extendí cuando él la tomó y la destapó.

—¿Te gusta mucho el jugo de china?

—Está bueno— levanta el pulgar —Hermana, te quiero hacer una pregunta— me siento al lado de él —Es importante.

—¿Qué pasa?

Me desagrada cuando dicen eso.

—Es que...— espera, ¿tiene vergüenza? —Hay alguien que me enseña algunas cosas, pero esa persona a veces es cruel conmigo, ¡me golpea con una regla y todo! Entonces, estaba pensando si tú podías... Eh...— hace una mueca, enrollándose el cabello en el dedo —Enseñarme a hablar mejor, y ayudarme con mis libros.

¿Rem estudia?

—¿Qué clase de libros?

—Son muchos. Primero esa persona que te digo, hace que le lea cuentos en voz alta y me corrige si digo una palabra mal. También, me enseña biología y un poco de matemáticas. ¡Pero es que ella es mala conmigo!

—Para ser sincera, no creí que estudiaras— no puedo estar más sorprendida.

—Me ofendes, hermana— le da un sorbo a su juguito —¡Me sé el ciclo del agua de memoria!

—Oh— aplaudo, riéndome —¡Mi hermano es estudioso!

—Jeh, tampoco tanto— mueve las manos —Tuve que aprendérmelo a punta de reglazos. ¿Y qué? ¿Qué dices?

Nunca le he enseñado nada a nadie, ni siquiera sé qué tipo de información maneje, ¿será acorde a su edad?

Si es así, no podría ayudarlo. Un humano de la edad de Rem, ya estaría en la universidad.

—¿Cómo qué libros lees?

—Eh...— hace memoria —He leído El principito, Platero y yo, Caperucita roja, ¡oh! También Alicia en el país de las maravillas; el más difícil para mí. Libros de ese estilo. Por cierto, mi personaje favorito es Alicia, siento que se parece a mí.




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