Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

La incertidumbre del futuro

Capítulo 35: La incertidumbre del futuro

¿Dónde estabas?— le pregunté después de esperarlo todo el día en su apartamento.

Él entró al cuarto con toda la indiferencia del mundo, con una ropa diferente a la que usaba cuando se fue y charlando por celular. Fei estaba demasiado ocupado con los asuntos de su agencia, y cuando no estaba con ellos, recuerdo que se la pasaba haciendo no sé qué con sus amigos.

Andaba haciendo unas cosas por ahí— sonrió colgando la llamada. Él lanzó el celular a la cama, quitándose la camiseta —¡Uff! No hay nada mejor que llegar a casa y encontrarme con mi Lunita preciosa— se acercó a mí para darme un beso, pero yo retrocedí el rostro, lo que menos quería era que me tocara después de lo que me hizo —¿Ump? ¿Qué pasa?

¿En serio no te acuerdas?— cuestioné con las cejas bajas.

Amh... ¿Precisamente de qué?

Ni siquiera respondiste mis llamadas a tu número personal— se notaba que tenía su otro celular apagado —¡Lo planeamos toda la semana y mira lo que me hiciste!

¿Qué...?— abrió los ojos, dándose cuenta del motivo de mi enfado —¿Hoy estamos a veintitrés?

Era mi cumpleaños.

¡¿Cómo pudiste olvidarlo?!— me levanté haciendo el esfuerzo de que las lágrimas no se me salieran de los ojos —Me prometiste que saldríamos, teníamos todo planeado, ¡y mira cómo al final me plantaste! ¡Eres horrible!

Tampoco digas eso— me jaló del brazo para que me acercara a él —Pasa que tuve toda la semana ocupada, sabes lo importante que es esto para mi carrera— me tomó de las mejillas —Por favor, perdóname, mi amor. Pensé que tu cumpleaños sería mañana, no hoy.

No le creí. No era la primera vez que me plantaba para irse con sus amigos, el que lo hiciera en mi cumpleaños fue el puñal que terminó por romperme mi corazón.

Tú no estabas trabajando, ¡deja de mentirme!— soné la nariz —¡Mejor di que no te importo en vez de verme la cara de estúpida!

Mira, las personas cuando están enojadas dicen un millón de cosas que no quieren decir. Entiendo que esto sea lo que te esté pasando.

¿Y qué me dices con eso?— crucé los brazos.

Que sería mejor que dejáramos nuestra charla para después— me dio un beso rápido en la frente antes de apartarse de mí —Tengo una reunión con un productor dentro de una hora, pero óyeme, prometo llevarte a un buen lugar esta noche. Te haré la chica más feliz de todas, ya verás.

¿P-Piensas dejarme de nuevo?

No lo digas así— volvió a pedirme —Piénsalo, es por el bien de ambos. ¿O qué? ¿No crees eso?— me estampó un beso en los labios —Los cumpleaños están sobrevalorados. Un día más, un día menos, ¿qué más da? Lo importante es que estamos acá. ¿Verdad que sí?

Me ilusionaste demasiado con este día— dije con la voz hecha un hilo. Yo no le pedí nada, él fue el que tomó la iniciativa del tema, prometiéndome cosas que no pudo cumplir —¿C-Cómo quieres que actúe normal?

Ya, bebé. Perdóname, ¿sí? No llores, muñeca— me dio varios besos en el rostro —Te amo, mi amor. ¿Umh? Jamás me volveré a olvidar de ti, fui un idiota— frotó la punta de su nariz con la mía —En la noche saldremos y te haré muy, pero muy feliz. Te lo juro.

Hmm— lo único que quería era irme para mi casa.

Vamos, di que sí— me coloca las manos en la cintura —¿O qué? ¿No quieres salir conmigo? ¿Eso pasa?

¿Me llevarás a un lugar bonito?— no mentía cuando dije que él fue la única persona que me hizo sentir menor a lo que era, algo que consideraba bastante difícil —Prométeme que vas a apagar tu otro celular cuando estemos juntos.

Creo que Fei todavía los conserva: un primer celular para la familia y un segundo para amigos y negocios.

Claro que sí— y ahí estaba, el bombardeo de besos que me hacía cuando sabía que hizo mal, él solía llenarme la cara de besos con la única intención de tenerme en sus manos —Me iré a bañar, ¿te quedarás aquí?

No, me iré a mi casa.

Muy bien— se separó de mí yéndose al baño, pero algo lo hizo detenerse a medio camino, dando media vuelta en mi dirección —Bebé, ¿y mi «te amo»?

Umm— fruncí los labios jugueteando con mis dedos —Te amo— dije en voz baja.

Así está mejor— se devolvió dándome otro beso más —Yo también te amo. A ver, ¿y si lo dices de nuevo?

Te amo— respiré profundo.

Creo que esa fue la última vez que se lo dije a alguien. Recuerdo que al final, él me volvió a plantar y al otro día, terminé definitivamente con Fei. No solo por eso, sino por todo.

A fin de cuentas, ya teníamos un largo historial de rompimientos y peleas.

Cuando se está por mucho tiempo en un pozo; uno empieza a creer que el mundo exterior es el verdadero pozo.

Tanto el último «te amo» que le dije a la persona que hasta ese instante amaba, como el último «te amo» que me dijo mi madre; ambos me marcaron.

«¿Qué tal si iniciamos con la primera sílaba? Primero vamos con «Te», ¿qué tal? Ya después me dices las demás».

La paciencia que Imri me tiene es monumental. Ahora que lo pienso, yo le he reclamado por muchas cosas en nuestra relación, pero él casi no lo hace.

Cualquiera se hubiera enojado al ver que su novia no le decía unas palabras tan importantes, pero en su lugar, decidió entenderme a su manera.

Como lo amo. Si tuviera el dinero suficiente, hasta le compraría su prensa hidráulica.

Y cambiando de tema, ¿por qué siento la cara viscosa?

—Ra, deja de chupar la cara de mami— escucho que dice Imri. Enseguida, abrí los ojos que anteriormente tenía cerrados.




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