[Capítulo 1]
{Aiden}
— ¡Y con ustedes chicos y chicas! — gritó con emoción nuestro presentador designado, mejor amigo, primo y casi hermano… Dasher Black — ¡Nuestros agasajados de la noche! ¡Las flechas gemelas que todas aman que se claven en sus preciosas dianas y los pavos de acción de gracia que muchas se han comido! ¡Aiden y Daemon Pride White!
Los «¡Aww!» colectivos de las chicas resonaron al unísono y los «¡Así se hace amigos!» de nuestros compañeros de locuras, se unieron al momento de salir al pequeño escenario que se había montado en nuestro ya propio club.
Regalo de nuestro amado amigo y padre.
Éramos gemelos y al fin después de tanto tiempo deseándolo, estábamos cumpliendo nuestra añorada mayoría de edad. Mi hermano y alma gemela estaba emocionado y eufórico sin llegar a excederse y ambos lucíamos un disfraz de pavo que habíamos comprado días antes justo para esa ocasión.
Nacimos un veinte de noviembre, fecha que compartíamos con nuestro padre, pero por órdenes y deseos de nuestra adorada madre, lo estábamos celebrando un día antes con nuestros amigos ya que al siguiente lo celebraríamos en familia. Como había sido año tras año.
Esa noche no éramos los típicos pavos ridículos ¡Claro que no! Ambos usábamos tangas diminutas en color rojo y nuestros fieles compañeros de batalla — y me refería a nuestros penes en ese instante — eran cubiertos por la cabeza del pavo que esa noche de seguro iban a ser despescuezados para celebrar un buen día de acción de gracias. Los dos comenzamos a bailar al ritmo de U Can’t Touch This que con gracia Dasher escogió en ese instante y las chicas no dudaron en comenzar a lanzarnos billetes de toda denominación para según ellas animarnos a movernos más.
Como si aquello hubiese sido necesario en ese momento.
Daemon siempre había sido el más serio de los dos toda la vida y tuve que prometerle de todo para que me apoyara en aquella locura que estábamos haciendo, era por eso por lo que solo se mantenía copiando mis pasos y se alejó en cuanto me acerqué a una hermosa pelirroja para que se deleitara tocando mi torso desnudo.
— Puedes tocar y ahorcar el pavo también, si deseas — le dije y después le guiñé un ojo.
Estaba con sus amigas y todas se pusieron nerviosas al escuchar aquella proposición que había hecho. Aceptaba que esas eran las reacciones que me gustaba obtener de las mujeres y amaba cuando las sonrojaba con unas cuantas palabras que dijera; secretamente sabía que yo era el orgullo de mi padre en eso, pero también el dolor de cabeza de mi madre, pues no le agradaba cuando de vez en cuando usaba mis encantos con sus amigas.
«— Es mentira que gallina vieja hace mejor caldo, ni se te ocurra probarlo Aiden porque me vas a conocer».
Así me había amenazado una vez mamá y no lo entendí hasta que mi padre me lo explicó con palabras más explícitas.
«— ¿Y tú probaste si eso es así, papá? — le cuestioné en aquella ocasión y casi se ahogó con su bebida. Volteó a ver a todas partes buscando a mamá y me reí por ello.
— Nada es mejor que el caldo que prepara tu madre — alegó».
Y aunque su respuesta podría haber dejado traumados a muchos otros hijos, a mí no. Me sentí muy feliz de saber que mis padres eran unas de las pocas parejas que conocía que se seguían disfrutando y amando con el pasar de los años.
Mi madre mataría por mi padre y él besaba el suelo por donde ella caminaba.
Seguimos con nuestro ridículo espectáculo ya que sí, estaba consciente de que era ridículo, pero era nuestra noche, nuestro club y todo se nos estaba permitido. Mi padre era un hombre de negocios y respetado por todos, creíamos que también era temido por algunos después de algunos rumores que nos llegaron, pero que jamás comprobamos.
Daemon era mayor que yo por unos minutos y también luchaba contra la bipolaridad que desarrolló siendo apenas un niño; toda su vida había tenido que buscar las maneras para controlar sus emociones y sin embargo, esa noche me estaba haciendo sentir orgulloso de él al disfrutar sin temor a cagarla. Una de las amigas de la pelirroja logró acercársele a medida que pasó la noche y pronto estábamos disfrutando en grupo.
— Una para ti y otra para ti — dije haciendo que dos de las chicas a mi lado se fueran hasta el regazo de Dasher y Lane, nuestros mejores amigos y compinches de muchas locuras. Aunque como lo dije antes, Dash era más nuestro hermano e hijo de uno de los hermanos de mamá — Dos para ti y dos para mí — añadí tomando a dos hermosas chicas incluida la pelirroja y dos que envié justo hasta las piernas de mi copia.
— Eso no es justo viejo — bufó Dasher.
— Esta noche sí, somos los cumpleañeros — alegué obteniendo mi mejor excusa.
— Se dejan tratar como mercancía — refunfuñó el gruñón de mi hermano cuando era obvio que las chicas estaban felices de estar con él y no lo aprovechaba.
— Esta noche lo seremos solo por ti — alegaron ambas y besaron sus mejillas.
— ¡Me encantan los regalos de cumpleaños! — grité y cogí a mis dos preciosas acompañantes de la cintura.
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Editado: 30.06.2020