Airbag: Expired Letters

¿Por qué? [005]

Hay tanto que deseo preguntarte, pero el nudo en la garganta me asfixia que mi voz enmudece. Todas mis dudas quedarán como un enigma para el resto de mi existencia, no tengo valor para encararte, no aún. Quiero respuestas, pero sé que no estoy lista para ellas, me aterra conocerlas. 

Sinceramente tengo ganas de llorar al recordar el pasado. Lo odio como no te imaginas. Quiero gritarle a la vida que ya no puedo más, que este vil tormento es suficiente… Mi corazon se encoje con gran velocidad. 

Te agradezco por estar siempre para mi, incluso después de todo lo que ocurrió.
No siempre he sido sincera para contigo y te pido perdón por usarte las veces que llegue a hacerlo, el dolor siempre me sobrepaso, aunque no es justificación.

¿Había otras formas de hacer las cosas sin necesidad de ser parte yo de ese juego entre ustedes, sin que fuera partícipe de ese “amor? Claro que existian, no obstante, lo hecho, hecho está. Pero, ¿por qué no puedo llorar cuando lo deseo?

Aquello fue muy cobarde por parte de los tres, ¿o de los cuatro?

A mis 11 años la mente de los adultos me parecía un asco, además de que no comprendía sus royos. Incluso se atreven a decir que somos un caos cuando ustedes son un ciclón que tiene como objetivo destruir todo lo que encuentren a su paso.

No quiero fiarme de lo que dicen, son solo palabras. Pero de ser verdad, ¿no era mejor deshacerse de mi? Me refiero a no haber nacido. Un aborto. Pero papá no lo toleraba, él deseaba que yo viniese a la vida. Pinche vida culera, se las regreso, no la quiero.

De pequeña siempre me iba contigo, te seguía a dónde tus pies te guiaran. Parte de mi infancia es borrosa, lo que recuerdo son las peleas constantes entre ustedes dos, eso puedo asegurarlo.

No me quejo, o puede que disimuladamente lo haga. Y es gracioso, ¿sabes por qué?. Porque suena masoquista. Parece que me gusta el dolor, que lo disfruto. Porque pese a todo el desmadre que hubo, me siento feliz de pertenecer a una familia. De tener a mis hermanos y a mis padres vivos. Y ahora que lo pienso, creo que sí soy una masoquista, una adicta al dolor. 

Insisto, no era necesario usarme tal cual pieza de ajedrez, un simple peón al cual sacrificar. Dicen que me hago la víctima, realmente creo que lo fui.

¿Realmente me aman mis padres?

Hace unos años llorar era mi pan de cada día, me encontraba irritada, sensible por todo y por nada. Enojada con la vida. Enojada con ustedes tres. ¿Era mucho pedir que me dejaran disfrutar un poco de mi niñez, saborear la felicidad? No quiero llorar cada vez que recuerdo, cada vez que cuento esta anécdota. Y es justamente lo que mis ojos intentan resistir ahora.

Sé que me quieres. Sé que me amas. Me lo dices. Pero te siento demasiado lejos, ajena a mi. Por favor, ten paciencia, no puedo perdonar del todo, necesito ir poco a poco, paso por paso. Dime, ¿cómo era posible hacerle entender a una niña que así es la vida, que ya no estarías con ella? "¿Por qué yo?"

Estoy enojada con la vida, contigo, con él, con mis tías, mi abuela, mis hermanos… Es una rabia enorme, sobre todo conmigo misma, que me consume al pasar cada segundo. Rompiste tu promesa de irnos juntas… ¡Te marchaste sola, me dejaste atrás! ¿Sabes cuán aterrada estaba? No lo sabías, y de cierta forma lo comprendo ahora, deseabas salvarte y vivir, no te culpo por ello, hago lo mismo hoy día pero sola.

Había pasado un mes. Ya no estabas, era hora de aceptarlo.

Un mes tenía que saliste de mi vida.Me es memorable la última clase de un día en diciembre. La maestra pidiendo cerrar los ojos a sus alumnos e imaginar que pasarán la navidad con sus seres queridos, sus padres, madres, hermanos, mascotas, con quién quisieran, y si su persona había fallecido que pensarán en ella. Esa clase fue increíble, ¿quieres saber la razón? Bien. Toda la clase termino en un mar de lágrimas, imagino que pocos o casi nadie fue la excepción, pero yo… Yo era otro caso. ¡Hola primer ataque de pánico! Alrededor de media hora lloré incontrolablemente, lo dificil fueron los primeros minutos intentando sollozar en silencio, la maestra no se callaba y yo estaba demasiado sensible que apenas notaba como mi respiración se agitaba y perdía el compás, era más evidente el llanto de aquella pequeña. La primer respuesta fue de mis amigos, acercandose a mi banca y abrazandome entre todos para detener el llanto, “Ly, ¿estás bien”? “Ly, tranquila, va a estar bien”, me decían intentando calmarme, pero eso solo aumento la intensidad hasta que me prive del llanto, estaba agotada que me dejo de importar ser el centro de atención.. ¡No! Nada estaba bien. Yo era la única niña de entre cuarenta más, que le vino el llanto como a Cortés en la noche triste, tal vez estallé por reprimir lo que sentía.
No era conocedora aún de ello, me refiero a la ansiedad. También fui la única en clase (cuando todos dejaron de llorar) que abrazó sus piernas, acurrucándose en una maldita silla. Me veía fatal, oculte mi cabeza dentro de mis brazos como pude y me acomode en posición fetal recargada en una jodida silla. Era ridículo llorar. ¿Por qué lo estaba haciendo?. Las lágrimas solo pedían salir de mis ojos.

No podía con tanto. Era demasiada carga emocional para una chiquilla que fue juzgada por su familia. Siempre le importo mucho lo que ellos dijeran de su persona, al grado de olvidarse de sus propias necesidades, ellla solo quería ser la mejor a ojos de su padre, que su orgullo se engrandezca cuando mencionaran su nombre. Era porque creyó que podía sola contra el mundo.

Por favor, ¿podrían detener el llanto de aquella chiquilla que se estaba muriendo? Aquella chiquilla que como muchos más, se desmorono tras la separación de sus padres. ¿Pueden por favor abrazarla y decirle que las cosas mejorarán eventualmente? ¿Podrían calmar su llanto? Solo abrácenla, no la dejen sola. Por favor no la abandonen...



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En el texto hay: cartas, confesiones, superaracion

Editado: 15.11.2022

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