Akram: ¿un Príncipe árabe puede enamorarse?

CAPÍTULO 48

AKRAM

Esta no era más que una mala jugada de mi mente agotada tras un largo día de cabalgata bajo el inclemente sol.

Desde luego despertaría pronto envuelto en sus brazos, rodeado de sus besos y mimado por sus caricias, puesto que esto no estaba ocurriendo.

Mi mente estaba al borde de la locura, se negaba a procesar lo que mis ojos veían.

Su rostro bañado en lágrimas me sacó del letargo y casi perdí la compostura al ver los rasguños sobre su piel, algunos más profundos signo de que seguramente había dado pelea, con manchas de sangre que esperaba no fuesen suyas porque mi estado casi demente no lo soportaría y sería capaz de terminar con la vida de los cuatro en este preciso momento.

Me sentí de piedra, ¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿Habían dicho algo? No podía apartar mi mirada de ella tratando de pensar en qué hacer para liberarla.

Ansiaba ver sus ojos, que me hablase mediante ellos y me dijese qué había ocurrido, pero ella me privaba de ellos y no despegaba la mirada del piso.

-¿Quién es ella? -Oí a lo lejos preguntar a Khaleb.

-Ella es Adhara, mi esposa. -Respondió Malek, dedicándome una mirada de completo desafío.

Respiré para recomponerme, tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para aparentar normalidad.

En este momento tendría que poner en práctica todo el temple que los años de entrenamiento me habían proporcionado.

Adhara me necesitaba, y ambos perderíamos si me dejaba llevar por mis instintos.

A pesar de querer asesinarlo aquí y ahora, eso solo la pondría en mayor peligro, puesto que ellos la tenían bajo su espada.

-¿Tu esposa? No lo parece. -Dije finalmente.

-¿Por qué lo dices? -Se atrevió a preguntar esbozando una sonrisa de puro descaro.

-No parece muy contenta, ni mucho menos predispuesta a tener que irse contigo. -Hice una breve pausa -Me atrevería a señalar que de hecho ella se fue de propia voluntad. ¿O me equivoco?

En mi padre no confiaba, pero sí en Khaleb y trataría de obtener su apoyo, después de todo era el heredero a la corona y si bien el Rey no me escucharía, tal vez si lograba que él notase que Adhara era la verdadera víctima, me ayudaría a convencer a nuestro padre de darle asilo.

-Es ver… -Intentó decir Adhara, pero la silenciaron poniendo una mano en sus labios.

Una furia interna se agolpó nuevamente y la bilis se volvió ácida en mi boca debido a la rabia de verla siendo agraviada de tales formas.

-¿Cómo decías que eran las cosas? -Simulé hacer un esfuerzo por recordar -¿Que ella era tu esposa, pero al oponerse su familia ella tuvo miedo y huyo? -Hice una pausa y lo miré directo a los ojos. -No será más bien que Ni ella, ni su familia deseaban vuestra unión, y que mas bien trataste de tomarla por la fuerza y que esa es la verdadera razón de que ella haya salido huyendo, quién sabe si su familia permanece con vida a estas alturas.

Ya está, lo había dicho y no tenía remordimiento, sabía que él había confirmado sus sospechas al encontrarla, pero no me intimidaba y debía hacerle saber que estaba al tanto de todo.

-¿Nos llama mentirosos? -Intervino Kamal, el mayor de los hermanos.

-Desde luego no es el caso. -Respondió mi padre de inmediato. -Mi hijo solo pretende cerciorarse, es parte de nuestras costumbres velar por el bien y la seguridad de las mujeres. -Sonrió para restarle seriedad al asunto -Admito que yo mismo tuve una impresión equivocada al verla tan lastimada, pero no desconfiamos de ustedes.

-No es la impresión que nos da el General de vuestras tropas. -Hakim claramente trataba de distraer el tema de conversación.

-Mi hermano, como dijo mi padre, solo trata de asegurarse… -Por un breve segundo me dedicó una mirada de leve sospecha. -Si no es mucha intromisión, me gustaría saber cómo la hallaron, puesto que tenía entendido que no tuvieron éxito anteriormente.

Agradecía el que Khaleb hubiese realizado la pregunta que tan desesperadamente deseaba hacer.

-En realidad, -Comenzó mi padre. -Fui yo quien le sugirió revisar los pasadizos.

Khaleb y yo lo miramos bruscamente, ¡No podía ser más imprudente!

-¿Qué dices? -Escupí las palabras incrédulo.

¿Cómo es que se hacía llamar Rey?

No solo había sido mi propio padre quien me había traicionado, aunque él no lo supiese, sino que además había revelado el único lugar seguro que teníamos en palacio, nos había expuesto de la forma más estúpida.

Ahora cualquiera de nuestros enemigos podría utilizar tal información a su favor, no solo Adhara estaba en peligro real, sino el reino entero.

-Era el único lugar que no había sido registrado, y fue la única condición que propuso Malek para marcharse junto con sus tropas. -Parecía incluso orgulloso de su torpeza, es que ¿no se daba cuenta? -Si no la encontraba se iría de todos modos, sin embargo, afortunadamente se lleva lo que vino a gustar.

Décadas conservando el secreto de nuestros pasadizos, se veían ahora arruinados por la incompetencia del Rey, mi abuelo debía de estar revolcándose en su tumba.

Por más que deseara faltarle el respeto a mi padre justo ahora y enfrentármele, debería guardar la compostura, puesto que no me convenía que se pusiese en mi contra justo ahora.

-Pues si ya tienen todo cuanto buscaban… -Finalmente habló Khaleb, porque yo no era capaz, empero podía notar que también se encontraba molesto con nuestro padre -¿Cuándo parten?

-Respetando nuestro trato, de inmediato. Sin embargo, considero que el responsable de ocultarla debería pagar las consecuencias de sus actos.

Adhara debió morder la palma de Hakim que la impedía de hablar, puesto que éste emitió una leve queja al tiempo que la soltaba bruscamente.

-¡Ya os dije que estuve oculta por mi cuenta! -Adhara me dedicó una mirada de advertencia a la par que suplicante para no contradecirle, pero no podía permitir que cargase con todo el peso.



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En el texto hay: romance, romancejuvenil, arabe

Editado: 20.03.2023

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