50. Un bastardo ha regresado

Aun no esta de acuerdo con el regreso de Saul. Si ha venido a la casa de su padre ha sido solo para asegurarse que aquel bastardo no haga nada en contra de él. No cree en la palabra de que se ha redimido y que ahora piensa casarse con una buena mujer.

—De seguro solo ha venido detrás de la herencia de mi padre —dijo mordiéndose una uña, impaciente.

Su padre relegó a su hermano solo como heredero secundario, luego de conocer sus maltratos hacia Adrián y su hermana, pasando Alexis como la heredera principal de la familia. Aunque luego de la mala situación familiar la herencia ha disminuido quedando solo la casa y un negocio comercial. Su hermano asegura que va a casarse con una chica de clase alta y entrara al negocio de esa familia por lo que aparentemente no parece interesado en la herencia de los Vikar.

Pero Alexis no lo cree. Saul es demasiado ambicioso para dejar ir algo que desde niño siempre aseguró que era suyo.

—¿Estás segura de esto? —le preguntó Adrián colocando un pesado abrigo sobre sus hombros antes de salir.

—Sí... —señaló Alexis para luego quitarse el abrigo—, estoy bien así, hace treinta grados.

Le señaló con una ligera sonrisa, últimamente Adrián se ha vuelto exageradamente sobre protector. Por otro lado, aún no ha podido volver a su trabajo, sigue en suspensión y el general de policías solo le ha dicho a Adrián que su caso sigue en proceso.

—No estoy de acuerdo que veas a ese tipo —haciendo referencia a Saul, el hermano de Alexis—, tengo un mal presentimiento de esto.

—Tampoco quisiera verlo, solo quiero asegurarme de que no le hará nada malo a mi papá —dijo mientras se terminaba de poner su traje.

Alexis luce bastante guapo a pesar de su tez pálida, el traje la hace ver como un apuesto hombre de finas facciones y mirada atrayente. Adrián no puede evitar quedar anonadado con su presencia y sin proponérselo piensa que con un vestido también luciría bastante guapa. Pero Alexis se niega a usar ropa femenina y eso es algo que le despierta curiosidad. Ella es heterosexual ¿Por qué entonces le gusta fingir ser un hombre? Ha sido así desde que la conoció.

Alexis saludó efusivamente y con cariño a su padre, el hombre luce mayor y más pequeño que antes, es lo que le pareció a Adrián, es claro que los malos negocios lo han mermado físicamente. Aun así, no se ve como un hombre frágil incapaz de protegerse a si mismo. Además, que sonríe con sinceridad al verlos a ambos, y darse cuenta lo que han crecido, pero le preocupa la tez de su hija.

—Luces pálida —le dijo sosteniéndole de ambas mejillas para mirarla con mayor atención—. Debes cuidarte. Trabajar menos. Solicitar vacaciones es una alternativa.

—Sí, papá —respondió sonriendo.

Su padre no sabe nada de que la descubrieron y que fue expulsada, es claro que el doctor amigo de él no le ha dicho nada y eso debe ser para evitarle problemas de salud.

—Gracias por venir, Adrián —dijo el hombre saludándolo. No olvida a aquel muchacho triste y endeble que asumió cuidar en su familia, ahora Adrián luce fuerte y seguro e incluso nota como cuida a su hija y eso lo tranquiliza.

En eso una voz obliga a Alexis voltear con gesto poco amigable.

—Mi hermanito menor y su... amigo de la infancia —exclamó Saul, y tanto Adrián como Alexis lo contemplaron con seriedad.

Saul sonrió, aunque se notó que lo hizo a la fuerza. Luego tomó de la cintura a su novia. Aquella mujer es hermosa, demasiado para un tipo como él, pero su mirada es la misma expresión de serpiente venenosa, son tal para cual, al parecer.

Alexis los saludó con cortesía.

—Un gusto, los felicitó a ambos en su decisión de casarse —dijo sonriendo con suavidad.

—Vaya cariño, no me dijiste que tu hermano menor era tan apuesto —señaló la mujer tomando las manos de Alexis quien sonrió nerviosa ante esa efusividad. —Mi nombre es Carolina...

—Pero no le gustan las mujeres así que no te ilusiones —agregó Adrián separando las manos de la mujer con las de Alexis.

Saul arrugó el ceño ante la brusquedad de Adrián y vio como aquel masajeaba los nudillos de la mano de Alexis que sostenía aun en sus manos. Aquello le hizo sonreír con sarcasmo.

—Adrián, ¿Has sanado tan rápido? Veo que has olvidado con facilidad la muerte de tu padre... —no pudo terminar porque Adrián lo agarró del cuello dispuesto a golpearlo.

Tuvo que intervenir Alexis antes de llamar la atención del resto de invitados. Adrián lo soltó de mala gana volviendo al lado de Alexis. Carolina, la novia de Saul contempla extasiada a ambos, principalmente al hombre más alto, puede que el más pequeño, Alexis, sea una hermosura, pero la agresividad y celos del otro hombre le atraen aun más.

Saul maldijo por lo bajo, aun así, mantuvo su postura.

—Veo que no se puede conversar con todos —dijo en voz alta para luego acercarse a Alexis—, necesito hablar contigo a solas, en el jardín. Luego de la ceremonia principal te espero ahí.

Y sin decir nada más se alejó. Adrián arrugó el ceño.

—No vayas —indicó seriamente.

—Tranquilo, no pasará nada, sé como cuidarme —le dijo Alexis golpeando su hombro con actitud cariñosa mientras con la otra mano tomaba una copa que Adrián le quitó de las manos y volvió a dejar en la bandeja—. No era alcohol, solo jugo de naranja.

Se quejó y como respuesta Adrián le sonrió. No lo entendió.

—Familia y amigos, gracias por estar aquí —indicó su padre llamando la atención de los presentes—, hoy es un día para celebrar, mi hijo mayor ha tomado la decisión más importante de su vida, de casarse. Su novia es el mejor regalo que ha recibido él y una nueva hija para mí. Carolina Blister, es la hija de uno de mis mejores amigos, Leandro Blister.

Tanto como Alexis y Adrián no ocultaron su sorpresa, uno por la presencia del general de policías que no se esperaban y otro porque la mujer con que su hermano piensa casarse es de la familia de aquel hombre. Alexis apretó los dientes, ahora le preocupa que su hermano influencie en esa familia para perjudicar la carrera de Adrián. Con mayor razón debe hablar con él a solas. Por eso en cuanto todos alzaran sus copas por los futuros esposos y ante el gesto de Saul salió detrás de él.