El doctor Zenquing apenas recibió la noticia de lo que había pasado, corrió por el pasillo sin perder el tiempo, sin saber tampoco si llegará demasiado tarde.
Los sirvientes le abrieron paso mientras entraba a la habitación viendo al médico real a punto de darle a beber a Demian una negra medicina. De inmediato se adelantó arrebatándole el jarro incluso desparramando por el piso el medicamento.
El ruido de la vasija rompiéndose en pedazos en el suelo hizo que todos guardaran silencio en el acto sin entender el comportamiento inusual del médico.
Tanto el doctor real como Betzu y el ex general miraron confusos al joven y pequeño doctor, quien agitado por haber corrido hasta ese lugar apenas puede articular palabras.
—El… bebé… aborto…
—¿Qué intentas decir? —preguntó Betzu confundido por sus palabras.
Zenquing se colocó la mano en el pecho tragando aire con más fuerzas para poder hablar.
—Que no beba esa medicina o matara al bebé —dijo cuando al fin pudo hablar y ante la mirada aun más confundida de todos comenzó a explicarse—. Majestad, su joven consorte esta embarazado, hay un bebé dentro de su vientre.
Estas palabras provocaron que todos los presentes comenzaran a hablar entre ellos. Eso es algo que ninguno se esperaba y por eso la noticia sorprendió a todos. Solo guardaron silencio ante el agrio semblante de Arón, quien les dirigió una intimidante mirada, lo suficiente para hacerlos callar.
—No dirán nada de lo que han escuchado aquí, retírense —les ordenó y todos los sirvientes se retiraron en el acto no dispuestos a enfrentarse a ese peligroso demonio.
Betzu en tanto necesita más explicaciones. Aún no logra asimilar lo que acaba de escuchar ¿Su Demian está embarazado? Tragó saliva con amargura atando cabos de sus síntomas y su estado.
Se aferró a la blanca camisa del doctor Zenquing esperando entender si lo que acaba de decir es cierto y si acaso ese bebé es quien está matando a Demian.
Zenquing lo contempló con seriedad.
—Su cuerpo no está pudiendo ser capaz de sostener a un bebé. Y eso significa que la criatura necesita energía demoniaca completa para desarrollarse y al ser la consorte un semi demonio está provocando que su cuerpo no está tolerando la absorción de su energía —explicó sin despegar su mirada del rey.
—¿Qué quieres decir? Se supone que Demian no tendría la capacidad de reproducirse de esa forma ¿Cómo pasó esto? —preocupado tensó la mirada.
—Eso es un enigma que aún no puedo resolver del todo, pero ahora la prioridad es buscar otra alternativa para alimentar a ese bebé y…
Betzu contempló el rostro pálido de Demian y su respiración agitada, se mordió los labios, impotente, al sentirse tan inútil de no poder hacer algo por ayudarlo, sus ojos delataron su propio dolor. No es una decisión fácil, pero no se imagina vivir sin tener a su esposo a su lado, cuando al fin ha empezado a amar a alguien no es justo que la vida quiera arrebatárselo de esa forma, pero tampoco es justo que lo obligué a tomar una decisión como esta.
Pero no tiene otra opción.
—Detén el embarazo —habló con una orden.
Zenquing abrió los ojos, sorprendido, no sé esperaba esta petición, lo mismo pasó con Arón ¿No es acaso este hijo lo que la corte le ha pedido por tanto tiempo? ¿En verdad piensa deshacerse del niño sin siquiera pensarlo un poco más?
—Pero… es tu heredero —exclamó el ex general preocupado.
Betzu entrecerró los ojos con pesar y su mirada se detuvo en el pálido rostro de Demian, le acarició la mejilla en silencio. Y Arón sin esperar su respuesta empezó a entenderlo. Si tiene que elegir a uno de los dos, Betzu está eligiendo a su pareja, y desechar a su hijo no está siendo tampoco una decisión fácil.
—No voy a poner en peligro la vida de Demian por el capricho de tener un heredero —dijo arrugando el ceño antes de dirigirle la mirada.
En eso sintió una mano alzarse y sostener su muñeca, al bajar la mirada se dio cuenta que es Demian. Aquel lo observa apenas logrando mantener sus ojos abiertos, luce triste, su semblante también muestra el dolor que siente en ese momento y por ello no puede hablar como quisiera.
—No, … es nuestro… hijo, no lo hagas…
—Demian… —Betzu estaba a punto de replicar.
—Hay solución su majestad —lo interrumpió en ese momento Zenquing conmocionado, no suele actuar así frente a sus pacientes, pero le es difícil no sentir simpatía por el dolor de la pareja real.
Al escucharlo el monarca de inmediato se giró hacia él.
—Simplemente use su energía demoniaca para envolver el cuerpo de la consorte real, si el bebé necesita energía y su madre no puede dársela entonces su padre puede proporcionársela ¿Cómo cree que hay humanas que han sido capaces de dar a luz a hijos de demonios? Claro, Demian es el primer caso masculino de un semidios, pero podría intentarlo antes de decidir por la vida de la criatura. No se pierde nada con intentarlo antes de tomar una decisión tan drástica ¿No lo cree?
El tono de voz que acaba de usar el joven médico, ningún otro se atrevería a usarlo con el rey. Y eso lo notó Arón que miró de reojo al pequeño y atrevido demonio. No se había dado cuenta de los bonitos ojos de aquel sanador demoniaco ni en sus finas facciones.
Sin muchas esperanzas Betzu tomó las manos de Demian sentándose en la cama y colocando su frente sobre su pareja. En ese momento su energía comenzó a rodearlo, fue sutil y suave porque teme dañarlo si usa demasiado.
La respiración de Demian comenzó a tranquilizarse y su rostro a recuperar el color, notó incluso que la expresión de dolor en su rostro desapareció. Y cayó dormido en paz como si no hubiera tenido hace poco un ataque de vomito de sangre y una dolorosa agonía.