Serie Akuni | La maldición de tus ojos

48. No me rendiré

Arturo se quedó sorprendido al ver al orgulloso demonio plateado inclinarse ante él, frente al hijo del dios que le arrebató a su reina Eva. Sabe que Betzu, el orgulloso demonio plateado, soberano de los demonios insurrectos, es esa clase de ser que preferiría morir con las entrañas reventadas que inclinarse frente a alguien. Más cuando se trata del hijo de su mayor enemigo.

¿Cuánto debe amar a su hermano para olvidarse de su orgullo y pedir por su vida? Arturo conmovido por el gesto desvió la mirada dándole la espalda, no quiere que note en su mirada que ha logrado convencerlo, y si antes dudó del amor que este decía tener a su hermano ahora se da cuenta que sus sentimientos son sinceros.

No es necesario que hagas esto, es mi hermano Demian, no solo le debo la vida por cuidar a mi hijo, sino además lo amo como su hermano mayor. Nunca lo dejaré morir haré todo lo que sea por salvarlo. Eso, no significa que haya aceptado que estén juntos, todo esto lo hago por él no por ti. 

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Demian abrió los ojos y vio a su hermano sentado a su lado con los ojos cerrados. Luce muy serio, demasiado para su gusto, es evidente que sigue molesto. No recuerda lo que pasó y su dolor de cabeza no ayuda mucho. 

Miró a su alrededor buscando a Betzu preocupado por su ausencia, se ha acostumbrado a que siempre al despertar vea al demonio plateado a su lado.

Lo mandé a descansar —habló Arturo abriendo los ojos y observando a su hermano con su frio semblante, no le gustó que al primero que busca al despertar es a aquella criatura—. Es un demonio poderoso, lo sé, pero mantener la apariencia humana de ambos lo ha agotado. No entiendo ¿Por qué necesitas disfrazarte si tu no eres un demonio? O al menos tu apariencia no dista mucho de como se ve cualquier akuni.

Demian se colocó serio colocando una mano sobre la otra, sin hablar, parece no querer decir nada. Arturo suspiró con fastidio antes de colocarse de pie.

Ahora empieza a explicarte —tensó su mirada sin despegar los ojos de su hermano menor—. No solo desapareces sin decir nada, supuestamente secuestrado, sino que además apareces aquí precisamente con el demonio que es el mayor enemigo de nuestro padre. Y no solo eso, estás… maldita sea ¿Cómo es que pasó eso?

Arturo perdiendo la paciencia le dio la espalda. Quiere entenderlo, lo ha intentado desde que llegó, pero no puede. No es dentro de la esperado la situación que está pasando ¿Cómo su hermano, un hombre orgulloso y leal podría haber aceptado terminar de esta forma? Casado y esperando un hijo de… movió la cabeza a ambos lados apretando los dientes. Ya le había costado aceptar que entre él y Ángel parecía haber cierto acercamiento, pero ahora ¿Entre todos los demonios por qué eligió a Betzu? 

Los demonios son híbridos —exclamó Demian sonriendo con ironía. Cómo si las dudas de Arturo solo se refieren a haber terminado cargando a una criatura en su vientre. 

Pero su hermano bufó, cree que intenta evitar responder sus preguntas, por eso al escucharlo se giró tomándolo de ambos hombros.

No entiendo lo que ese demonio siente por ti, pero ya estás en casa, hagamos como si nada pasó. Si necesitas huir de él ahora es tu oportunidad. Vuelve con tu familia —señaló dolido sin soltarlo y bajó la cabeza sin entender a su testarudo hermano ¿Cómo puede aferrarse a esto arriesgando su vida de esa forma?

En eso sintió la tibia mano de Demian acariciándole la cabeza, no pudo evitar sorprenderse, en toda la vida jamás ha hecho algo como esto. Vivieron odiándose de pequeños, peleando por quien lograba el liderazgo de los descendientes de Hades, impulsado sobre todo por su ambiciosa madrastra Eva, luego pudo conocer otra faceta más amable de su hermano quien no solo se opuso a esa mujer arriesgando su vida, sino que además hizo todo lo posible por proteger a su hijo de la maldad de esta y de su hermana. 

Demian ¿Qué paso para que hayas terminado así? Ángel no ha sido claro en explicar que pasó ¿Tuvieron una pelea? ¿O qué?

Lo quedó mirando sin responder de inmediato, bajó su mirada hacia sus propias manos. Es mejor decir la verdad, aunque podría ser un estupido no quería interferir entre la amistad de su hermano y Ángel, si no fuera por este último no hubieran lograro detener a su madre Eva ni devolverle su lugar a Arturo.

Ángel...

Titubeó antes de seguir hablando.

Él arrastraba un doloroso pasado con su familia —habló con seriedad y un triste tono que preocupó aun más a su hermano mayor—. No hubo forma que sus sentimientos hacia mí fueran más fuertes que la venganza que buscaba. Por ello nunca olvidó que además de ser un akuni soy también mitad demonio, y sin proponerselo comenzó a mirarme como una herramienta para atrapar a Betzu. Quiso usarme de carnada sin que yo lo supiera...

Calló y Arturo se dio cuenta cuanto aun le duelen sus palabras, más cuando Demian se llevó la mano al pecho.

Su venganza fue más importante que lo que podía sentir por mí —sonrió apoyando su cabeza en el respaldo de la cama y mirando al cielo de la habitación—. Usó una poción que lo único que hizo fue aumentar mi poder demoniaco heredado por el lado de mi madre. Eso provocó que la fuerza se descontrolara en mi cuerpo causando una mutación que estuvo a punto de causarme la muerte, mi apariencia cambió…

Aquí Arturo levantó de inmediato la cabeza, arrugando el ceño sin entender lo que quiso decirle con eso último. Demian le sonrió con tristeza dejando fluir la energía prestada de Betzu y al hacerlo pudo Arturo notar como el ojo derecho de su hermano menor se tornaba completo de color negro y un enorme cuerdo del mismo color aparecía sobre el lado derecho de su cabeza. 



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Editado: 15.12.2024

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