Al filo de la navaja

Cap. 1 Dolor

 

El hombre que más que sentado, parecía tirado de cualquier manera sobre aquel sillón, era la viva imagen del dolor. Por su enloquecida mente viajaban a toda velocidad, los recuerdos de una vida. Las alegrías, las tristezas, las muestras de amistad, la lealtad, y los sueños. Todo ello era su único tesoro, y hacía unas pocas horas, la crueldad, la avaricia, y las ansias de poder desmedidas de un ser despreciable, habían puesto fin a todo.

Levantó la vista y fijó sus enrojecidos ojos, sobre el anciano que lo miraba con verdadera pena.

Albus Dumbledore había sido testigo del desarrollo de aquella historia desde sus inicios. Había recibido a aquel niño aún en contra de todas las recomendaciones y objeciones de los miembros del Consejo Escolar. Había asistido como observador mudo, a los cambios operados en él, y cómo había pasado de ser un niño solitario y triste, a un miembro del grupo élite de la escuela. Vio como se había forjado y fortalecido aquella amistad a través de los años, y estar viviendo aquellos insólitos sucesos, aún no encontraba cabida en su privilegiada mente.

  • Remus  - dijo el anciano – no tengo respuesta a tus preguntas, y te aseguro que me hago aún muchas otras, pero por el momento debemos ocuparnos de otras cosas.
  • ¿Qué sucederá con Harry?
  • Lo llevaré con la hermana de su madre, es su único pariente vivo.
  • Pero es muggle.
  • Lo sé, así como sé que estás pensando que es una locura y que hay muchos de nosotros, que estaríamos encantados de hacernos cargo de él, pero estoy pensando en su seguridad.
  • ¿Piensa que los seguidores de Voldemort quieran hacerle algún daño?
  • No lo sé, y no lo creo realmente. Algunos estarán desesperados y sin saber qué hacer, pero intentar acercarse a él en este momento, estoy seguro de que saben no es la mejor de las ideas. No Remus, pienso en el futuro. No hay nada que nos indique que Voldemort ha muerto. Algo de lo que hizo, le salió muy mal, y cuando se recupere, vendrá por él.

Remus calló durante unos segundos, y luego se puso de pie.

  • ¿Qué piensas hacer?  - preguntó Dumbledore
  • No lo sé  - contestó él con pena – En un momento lo he perdido todo, mis amigos, las esperanzas y la fe en la lealtad.

Aunque a Dumbledore le habría gustado poder contradecirlo, darle una explicación, o al menos poder decir algo que calmara aquel dolor y desesperanza, las circunstancias no se lo permitían.

  • Lily, James y Peter muertos, por la traición de nuestro “amigo”, y Harry tendrá que ser entregado a unas personas que odian todo lo relacionado con nuestro mundo, por lo que ni siquiera podré acercarme a él ¿Qué me queda?
  • Remus, como te dije, no tengo las respuestas, aún no sé cómo sucedió todo esto, pero estoy seguro de que algún día lo sabremos.

Remus asintió y comenzó a caminar hacia la puerta.

  • ¿Dónde estarás?
  • Lo más lejos posible  - contestó Remus
  • Remus, permíteme ayudarte – le dijo – puedo hablar con algunas personas y…
  • Profesor, se lo agradezco, pero usted sabe tan bien como yo, que no soy bien visto en nuestra sociedad. Hice lo que pude mientras la Orden fue necesaria, ahora que Voldemort ha desaparecido, ya no hay lugar aquí para mí.
  • Volverá Remus.
  • Pues si eso sucede, búsqueme – y sin decir nada más, se marchó

Después de su partida, Dumbledore se sentó en su silla y se llevó la mano a la frente. Había esperado muchas cosas, había imaginado muchos posibles escenarios y desenlaces para la situación que vivía la comunidad mágica, pero todo este desastre ciertamente lo había tomado desprevenido. Si bien era cierto que habían hecho todo cuanto habían podido, y que la de Lily y James Potter, eran unas muertes anunciadas, no lo era la de Peter, y menos aún podían haber esperado bajo ninguna circunstancia, la traición de Sirius Black. De modo que podía comprender perfectamente cómo se estaba sintiendo Remus en aquel momento, cuando todo su mundo y su sistema de creencias se había desmoronado ante sus ojos. Así que penando bien las cosas, tal vez era la mejor decisión, la que acababa de tomar. Y se convenció una vez más, que nuestra psiquis siempre nos dictará lo mejor por hacer.

Salió de sus pensamientos y se concentró en lo inmediato. Había quedado con Hagrid en que se verían en Privet Drive, para dejar a Harry en la casa de su tía. De modo que se dedicó a la nada grata tarea de escribir la nota que dejaría junto con el niño, y esperaba que Petunia Dursley, tuviera la suficiente humanidad para recibir a su sobrino, y de ese modo quedara sellado el encantamiento.

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Después que Remus dejó el despacho del director, avanzó por los pasillos del colegio, vacíos a aquellas horas. Los recuerdos abrieron surcos de dolor, en su ya muy maltratado corazón, y se dio la mayor de las prisas en salir de allí.

Caminó por calles sin rumbo, hasta que sus pies se negaron a seguir avanzando. Había pasado cerca de una semana de un lugar para otro, fue de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, pero en ningún lugar encontró la necesaria paz y descanso que necesitaba. Al final de esa semana, se encontró de pie frente a la tumba de James y Lily.

  • Perdón – susurró a la noche vacía – nada pude hacer para evitar todo esto, pero les juro que si en mis manos está, algún día el que hizo esto, pagará con su vida las suyas. 



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En el texto hay: fanfic harry potter outcannon, principio y final

Editado: 11.09.2022

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