Un lecho
Era una caricia cariñosa pero la inseguridad estaba presente, sabía que no la veía a ella. Ella creía que él pensaba en su amada. No había vuelta atrás para los dos, sería una bonita despedida y un en recuerdo profundo en el pecho de Agatha, antes de por primera vez en su vida compartir su cuerpo con aquél jóven había llamado a su trabajo y dar por hecho que lo dejaba, compró un pasaje directo a su país natal. Sintió su beso. Las caricias eran como nubes dispersandose en su piel y la entrega era algo que jamás había experimentado pero había escuchado que era muy satisfactorio. Hubo una última caricia, una última frase y ella no pudo responder. Las lágrimas de tristeza por su inseguridad llenaban el momento, no respondió pues esa frase no era para ella. La inseguridad aveces nos causa problemas y es peor cuando no somos sinceros y hablamos de ello.
- Pequeña flor, hoy te volviste a abrir a mí. ¿Sería esas palabras para ella?. Eso la mataba y sólo lloró por dentro. Mañana sería su última actuación y podría regresar a casa. Toda la noche fue silenciosa y aunque ella pensó que no se entregaba a ella sino a su difunta amada, disfruto del momento.
- ¡Buenos días! Dijo alegremente Iván acariciando la mejilla de Agatha. Ella lo vio a los ojos y se le salieron unas lágrimas.
- ¿Estas bien?, ¿Te hice daño?. Perdoname yo trate de ser suave creo que no me controle, lo siento mucho. Quedate aquí yo prepararé el desayuno y te lo traeré. Ciertamente Iván fue dulce nunca en su vida se sintió tan amada y bella.
- Esta bien. Respondió Agatha. En lo que él prepaba el desayuno ella arreglaría sus maletas y le inventaria algo que hacer y diría adiós. No había mucho que cargar así que todo estaba listo. Regresó a su cama como si nada hubiera pasado.
- Agatha, te prepare un dulce desayuno. ¡No te muevas!. Te harás daño, déjame encargarme de ti. Así lo hizo, la mañana siguió y le dijo que traería unas cosas del supermercado y volvería. Quedaban unas horas antes de que el vuelo sea abordado por sus pasajeros. En unas horas él no volvería a saber nada de ella.
- Adiós. Dijo Agatha a la casa antes dejó una nota : Gracias Iván, no podré acompañarte como prometí pero te di mi corazón y aunque no puedas amarme yo te amo, Adiós. Algún día tendrás la familia y felicidad que soñaste. Att. Agatha. Iván llegó a casa de Agatha y está estaba oscura por un momento pensó que ella estaría descansando. Entró a la casa, hace meses ella le había dado la llave de repuesto de su casa. ¿Qué podría salir mal?, ella era suya completamente y dentro de cuatro dias se casarían. Pensó Iván.