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Apenas termine de trabajar  me llegó un mensaje a mi correo de mi padre que me indicaba que debo organizar una cena de gala para 12 personas para este viernes, además se me daba un presupuesto muy alto para no escatimar en los costos incluso me dio dinero para un vestido acorde a la recepción y no parecer así una pordiosera como recalcaba en su texto, era el colmo pense que solo lo organizaría no que tendría que ser anfitriona. Así que manos a la obra, le demostraré de lo que puedo ser capaz.

Los días transcurrieron muy rapido y aún me faltaban detalles que cubrir como la mantelería que me  había fallado y la selección de vinos pero que si me doy prisa lo tendré todo zanjado para antes del medio día del jueves. Mi madre está mas que feliz con esta cena, ella nos acompañara  unos momentos y luego se retirará a su habitación.  Solo espero que  mi padre quede satisfecho y en verdad  por lo menos me deje en paz.

Y por fin el gran día llegó, tuve suerte y mi jefa me dejo salir temprano de la oficina pues ella debía ir a una reunión en el colegio de sus hijos. Así que me estoy apurando en alistarme para bajar y checar que todo este dispuesto como lo ordene. Para esta ocasión me compré un vestido negro entallado con la espalda descubierta unos zapatos plateados  que harán juego con el collar que mi madre me prestó por lo que llevaré el cabello en un peinado recogido pues según mi madre debo brillar como la hija de Ariel Soliz.

Cuando bajé todo estaba listo me llene de orgullo de lo maravilloso que se veía todo, no pasaron cinco minutos y ya empezó a llegar los invitados a los cuales recibí  como buena anfitriona, a pesar que algunos de  los socios o inversionistas me hacían sentir mal pues me desnudaban con la mirada y la verdad eso me estaba incomodando. Al fin hiso acto  de aparición mi padre, quien por guardar las apariencias se acercó y me felicitó por el gran trabajo realizado. Aproveche para indicarle que ya se iba a servir la cena pero me dijo que esperará pues aún no había llegado quien esperaba esta noche.

Paso casi una hora y por fin llegó el famoso inversionista, me pare cerca  ala puerta para recibir a un vejestorio más. Sin embargo, no podía creer lo que veían mis ojos, era un hombre de unos 28 años aproximadamente  cabello negro como el ébano, ojos azules seguido de cuatro guardaespaldas, enfundado en un traje negro. No podía dejar de mirarlo hasta que escuché una voz gélida hablándome.

-Buenas noches señorita.

-Buenas noches señor...

-Alexis Ferreti. 

-Selor Ferreti, el señor Soliz lo  está esperando ya la cena esta por servirse, le puedo ofrecer una copa.

-De tus manos lo que sea.

El sentir su mirada sobre mí me puso muy nerviosa ningún hombre me había colocado los pelos de punta, ni tampoco me había hechizado con esa voz tan fría. Lo acompañe donde mi padre y lo anuncié

.-Padre, el señor Ferreti.

Al escuchar llamar a mi padre, el hombre cambió su semblante y puedo decir  que su mirada ya no tenía ese brillo anterior sino se había cargado de odio. 

-Señor Ferreti lo estaba esperando, sea bienvenido. Creo que ya tiene el gusto de conocer a mi adorada hija Lorena Soliz.

-Así es, una mujer tan bella no puede ser ignorada.

-Claro,  porqué no pasamos a cenar y luego desearía hacerle conocer mi propuesta.

-Esta bien. Vamos.

Y así todo este grupo de señores se dirigió a degustar la cena. Creo que ya era el momento de desaparecer e irme a la cocina para verificar que todo este bien. Así que me estaba dirigiendo allí cuando una voz me detuvo:

-No piensa compañarnos my lady

-Lo siento, señor Ferreti, pero debo encargarme que todo este de su agrado.

- Es una lástima. entonces la dejo proseguir con sus actividades.

Y sin darme cuenta él ya se había acercado y dejó un beso en el dorso de mi mano. No sabía explicar todo el torbellino de emociones que siento, quizás es porque soy una inexperta en relación a los hombres.

Una vez acabada la cena, algunos socios se fueron y otros se quedaron un rato a conversar entre ellos entre vino, whisky y cigarros. Mientras mi padre conversaba con el señor Ferreti, un hombre que parece ser un ser frio y calculador pero innegablemente atractivo, hasta una ciega se daría cuenta de ello.

Al fin la velada fue un éxito, le avise a mi padre que me retiraba y él solo asintió con su cabeza. Fue una semana agotadora, mañana por fin es sábado e iré a visitar a mi amiga, a quien tengo olvidada desde que comencé a trabajar.