Al final solo éramos estrellas

2- El Nuevo

Ellie

La persona que invento los exámenes tiene mi profundo odio lo juro, llevo 2 días haciendo exámenes y siento un estrés, peroooo no me quejo ya que en mi clase hay un chico nuevo que es hermoso, solo que es demasiado callado para mi gusto.

Justo en ese momento suena mi teléfono levanto la vista y veo a Zarah venir directamente hacia mí, pero no me importa ya que actualizaron el libro que se llevó mi estabilidad.

-Ellie- levanto mi mano como una clara señal de silencio, enarca las cejas y abre la boca indignada.

-Shh, actualizaron deseo, si quieres hablar conmigo espera a que termine el capítulo.

- te espero solo porque hoy vamos juntas a la plaza- le hice mala cara ya que yo no quería ir, pero me obligo.

Empiezo a leer y no tardo en emocionarme, me mejor amiga me ve con cara de WTF, pero me vale, es mi estabilidad la que está en juego.

-Que hijo de puta- me enojo con Christopher aun sabiendo que lo amo.

- Te amo pero que rara eres- le puse los ojos en blanco, pero sentí su codo en mis costillas.

-Mira un chico nuevo- señalo la entrada y lo vi era un chico muy apuesto, pero tenía una vibra extraña.

 

Joshua

Voy entrando al campus y una niña rubia y una pelirroja se me quedaron viendo poco disimuladas. Hago contacto visual con ellas para que se den cuenta que las veo.

La rubia me hace mala cara y le dice algo a su amiga y ella solo ríe.

Ellie

Hice contacto visual con él, desagradable para la vista no es, es muy guapo de hecho.

Parece un personaje de los libros que suelo leer.

-Te comió con los ojos- no puedo evitar hacerle mala cara al chico y reírme de el comentario de Zarah.

Es tan imprudente, suena la campana de salida y decido salvar mi vida, saliendo de primero.

Paso al lado de el chico nuevo y no puedo evitar verlo, es verdaderamente atractivo, pero mi instinto me dice que Zarah se distrajo con algo, lo cual significa, que corra por mi vida.

Verdaderamente no quería ir al centro comercial, son horas de horas en tiendas de ropa, diviso a lo largo a mi auto y no niego que camino un poco apresurada.

Hoy es un día que tengo que disfrutar tengo casa sola y puedo dormir todo el día, siento mi celular sonar en el bolsillo y se que puede ser Zarah, aun así veo que no es ella, veo el numero y me asusto, es el número del hospital estatal, contesto asustada por lo que me puedan decir.

-Hablamos con la señorita O’Connor?

-Si- dije con voz temblorosa no niego el hecho que me da bastante miedo una llamada del hospital

-Señorita podría venir al hospital, tenemos que informarle algo muy importante.

-Claro, en 5 estoy ahí- demonios que es tan importante para que me llamen.

Subo a mi auto y voy rumbo al hospital.

Han pasado 4 días desde que fui al hospital y aun sigo sin creer lo que me dijeron, llevo 4 días sin presentarme a la facultad.

Me siento feliz, pero es solo eso un sentimiento, no me llena, me sigo sintiendo vacía, veo mi teléfono sonar otra vez, mostrando el nombre de Zarah, lleva días llamándome, pero simplemente rechazo la llamada.

 

 

Joshua

Me siento bien en este lugar, no tengo amigos, pero no me siento como en mi antiguo lugar, llevo 3 días integrado en la facultad de diseño.

En los pasillos veo a la pelirroja del primer día, está sola y se ve ¿Perdida? No esta la rubia a su lado, se queda mirando la pantalla y se lleva el celular a su oído, se ve realmente desesperada, decido acercarme, pero un chico se acerca a ella y la abraza, ella suelta a llorar desconsoladamente, creo que es su novio, suena la campana de entrada a clases, voy al salón que me corresponde, pero me queda esa espina del porque la pelirroja se veía así.

Mientras la Señora Cooper explica lo correspondiente a historia de el arte, la directora llega a la puerta y le pregunta por la señorita O´Connor la Señora Cooper solo niega y la directora asiente.

Pasada las 3 horas de clases me enrumbo a la biblioteca, es muy grande y me gusta por la paz que se siente en ella.

La pelirroja sigue atormentando mi mente y parece que la llame con la mente, entra a la biblioteca con la cara roja de llorar y sus ojos cafés se ven demasiado pequeños de lo hinchados que están.

Yo sigo con lo mío, ella sube a la segunda planta y desaparece.




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