30 de marzo 2024
9:30 pm
Es la hora que marca mi celular, suspiro mientras me dedico a observar la noche mientras mi hermana y yo caminamos hacia la casa de mi abuela, la mama de mi papa.
—Ahorita puedo jugar con el Keiser —pregunta mientras va moviendo sus manos de aun lado a otro.
—Isa, si mama se llega a enterar que agarraste al perrito, me va a regaña a mí y a ti, porque sabes que no puedes agarrarlos —le digo mientras abro el zaguán.
—No se va a dar cuenta, no si tu no le dices.
—¿Sabes que? Haz lo que quieras, total, siempre haces lo mismo. —L e digo mientras pasamos por el patio.
—Tienes razón, yo no se por que te pregunto. —al decir eso le doy una mirada acusadora.
—Te haces mensa. —le digo.
—Tu también.
—Pero…
—¿Hay de donde viene mis niñas hermosas? —pregunta mi abuela mientras sale de su cuarto y me abraza.
—Venimos de ver a mi abuelito. —le digo.
—¿Abu, puedo jugar con el Keiser? —pregunta Isa.
—Vez
—No la deje, si no mi mamá me va a regañar, si ya se le dijo que no puede agarrar a los perros y es necia —digo un poco molesta.
—Déjala, es todavía una niña. —dice mi abuela mientras ve a mi hermana jugar con el perrito—pero bueno, ya voy a cumplir15 años!!
Hago una mueca —Si, lo se.
—¿Qué vamos a hacer? —dice mientras nos encaminamos al cuarto donde duermen.
—Nada. No quiero nada.
—¿pero por qué?
—Pues por que…. —busco las palabras correctas para darle que no quiero a personas hipócritas felicitándome por enfrente para que una vez dándome la vuelta comienzan a hablar —por qué no quiero.
—¿Cómo que no? Se debe de hacer algo, mira que no siempre vas a cumplir 15 años.
—Lo se —entro al cuarto y observó a mi abuelo acostado— Abuelito
—¿Qué paso hija?
—Nada, ¿Cómo esta?
—Pues ni bien ni mal. —responde mientras me mira.
—Y ahora por qué? —pregunto mientras me acerco hacia donde está la fruta y tomo unas uvas.
—Por que ya casi voy a cumplir años, por que otra cosa.
—Mmm, no lose.
—¿Como que no lo sabes eh?
—Pues sí, no se.
—Le preguntaba a mi niña que es lo que vamos a hace para mañana, pero dice que nada. —dice mi abuela.
—MM y ahora porque, debemos celebrar tu cumpleaños. —me dice mi abuelo.
—Lo sé, pero es que no quiero nada, en vedad.
—hay hija, a veces me preocupas —me dice— no te gusta casi nada de comida, no te gusta salir, no te gusta convivir con nosotros, entonces que te gusta.
—Pues creo que nada. —digo mientras intento no reírme.
—¿Cómo que nada? Debe de haber algo que te guste.
—Leer, me gusta leer.
—Abueno, ASI sí.
—Si. —me acerco a las cámaras y es donde observo el coche de mi papa, y no sé por qué un nudo comienza a formarse en la boca del estómago.
—¿Quién está jugando con el Keiser?
—La choco —dice mi abuela mientras observa su celular.
—¿La choco?
—Si.
—Ah, es que desde aquí horas escucho que ladra.
—Es ella.
Dejo de poner atención cuando observa como se baja mi papa y me percato de que no viene solo.
No otra vez por favor.
—¿Quién es el que viene?
—Es José.
El corazón se me acelera, y mi respiración comienza a fallarme.
Puedo observar claramente como Isa va y se acerca a él, mientras que sus hijos vienen caminando.
—No viene solo. —dice alguno de ellos.
Y en ese momento mi papa avanza, Isa se queda parada, y sus hijos, viene detrás de él, y punk… la puerta se abre.
—¿Qué hacen? —se escucha la vos de él.
—Sam, vámonos —dice mi hermana mientras entra y se acerca a mí.
—Nada, estamos aquí, ¿por qué hijo?
—Sam, vámonos—insiste.
—Sal para afuera, ve con el perrito a jugar. —l e pido mientras respiro profundo.
—No te voy a dejar aquí sal, vamos a la casa.
—Isa, vez afuera, por favor, ahorita nos vamos. —una vez ducho eso sale.
—Nada más venía a ver que hacía, —murmura mi padre, y sus hijos solo se quedan en la puerta hasta que ven a mis abuelos.