Prólogo

Sonreí con suficiencia al ver al imbécil de Nick implorarme por su vida, pero ya era tarde. No podía hacer nada.

―Deja de suplicar Nick―me acerqué peligrosamente hacia él― eso no es lo que te he enseñado.

―Por favor señora― suplicó nuevamente― no lo volveré a hacer, ellos me obligaron, ¡Iban a matarme!― gritó

Solté una carcajada.― No te preocupes querido, si ellos no lo hicieron, yo lo haré― susurré en su oreja, causándole escalofríos.

Vi como las lágrimas bajaban por sus mejillas, era bueno en su trabajo. Lástima que tenía que irse.

Saqué mi pistola, apunté dirección en la cabeza y disparé.

Todo quedó en un silencio sepulcral.

Algunos veían el cuerpo sin vida de Nick con pena, pero yo no sentía remordimiento.

Esto es lo que soy, y no voy a cambiar.