BELLA
Observé como la puerta se abrió dejando pasar a un Drake furioso con las manos a los costados hecho puños.
Me miró por un momento sin expresión y se sentó en la silla que había al frente de mi escritorio.
Despegué de mis labios el pequeño vaso de Ron y lo dejé a mi costado.
― Claro, adelante― hablé sarcásticamente
Rodó los ojos― No tenías por qué matarlo― me reprochó
Sonreí con malicia
― Tal vez― agarré nuevamente el vaso de Ron y le di un trago― tal vez no.
― Hacía muy bien su trabajo― me recordó
― Yo hago bien el mío, por eso lo maté― me excusé
― Esta bien― aceptó― reglas son reglas.
Asentí con la cabeza.
― Pero ahora tenemos cosas más importantes de que hablar― cambió de tema
― ¿Cómo qué?― cuestioné curiosa mientras me ponía en una posición más cómoda, lista para escuchar lo que quisiera decirme.
― Scarlett está embarazada― soltó de repente
Mi cara debió ser un poema ya que rápidamente se puso de pie esperando mi siguiente reacción, por su comportamiento pude ver que supo que en cualquier momento pudo haber peligro. Y no especialmente por un ataque de la mafia.
― ¿Estas bien?―preguntó temiendo de mi actitud.
Sin dejar que las emociones me guiaran, me recompuse de inmediato y traté de actuar normal.
― ¿Cuántos meses tiene?― fue la única pregunta que salió de mi boca
Suspiró, vi cómo se pasó la mano por el cabello frustrado
― Tiene cinco meses― responde
Genial, las ganas que tenía de matarla y ahora tenía que esperar unos meses más.
― ¿Nada más?― levanté una ceja― ¿Cómo es que no nos dimos cuenta?― pregunté histérica.
― Pues Scarlett supo cómo esconder su información, contrató doctores especiales para ella y que guardaran silencio a cambio de dinero― se pasó las manos por el rostro― Y vaya que por mucho tiempo.
― ¿A qué te refieres?―cuestioné temiendo de su respuesta.
― Tuvo otro hijo, antes de que se casara con Julián― contesta simplemente― y antes de que le lanzase otra pregunta, agregó:
― Hace veintiún años
Justo en ese momento, Julieta entró a la habitación con la respiración acelerada y con unas carpetas en sus manos.
Miré como ella se acercaba lentamente hacia mi escritorio y posó los documentos sobre la superficie. Esperando mi reacción.
―Supongo que ya lo leyeron, quiero que me informen todo lo que saben sobre ese chico ¡Ahora!
Los dos se miraron como si estuvieran compartiendo un chiste del cual no estoy enterada. Ambos se sentaron enfrente de mi escritorio y Julieta agarró las carpetas lista para hablar.
―Bien― suspiró― Dylan Alegree, tiene veintiún años, adoptado en Los Ángeles, California. A la edad de dos meses de nacido, fue adoptado por la pareja Melanie y Peter Alegree. Estudia la carrera de medicina en unas de las mejores universidades estatales― finalizó
― Es todo lo que sabemos por el momento― continuó Drake― ¿Que hacemos ahora?
Puse mi mejor sonrisa y me levanté del asiento mientras terminaba de beber el vaso de Ron. Cuando terminé lo dejé en mi escritorio.
― ¡Oh Querido! Qué no haremos― contesté― Quiero al equipo uno mañana a primera hora― informé esta vez dirigiéndome a Julieta― Tenemos trabajo que hacer.
(......)
Un día después…
―Señora, lo tenemos― informó Julieta entrando a mi habitación.
De un salto me levanté de mi cama y antes de que dijera algo más, salí por la puerta con ella pisándome los talones.
― ¿Dónde está?― pregunté sintiéndome repentinamente feliz.
― En la sala de tortura― respondió seria
Caminé en dirección al sótano, que a pesar de que era una mansión, nos la ingeniamos para construirla, ya que prefería hacerlo en este mismo lugar, me ahorra tiempo.
Abrí la puerta lentamente dejando ver a un chico removiéndose inquieto con una bolsa en su cabeza. Por lo que pude ver, escuchó la puerta abrirse ya que al entras se removió aún más.
En una esquina pude ver a Drake y Julieta parados, listos para ver lo que haría a continuación.
Con pasos lentos pero firmes, me aproximé hacia el tal Dylan. De un solo tirón, le saque la cosa negra que lo cubría dejándome ver su rostro.
― ¡Que rayos...!― murmuró después de verme
Me quedé ahí como estúpida mirándolo fijamente no creyendo lo que mis ojos veían. Drake parecía también reconocerlo ya que se volteó y cogió una jeringa, caminó a paso rápido y lo introdució en su brazo, desmayándolo al instante.
Me volteé hacia él y le hice señas indicándole que mi siga. Julieta parecía muy confundida pero no dijo nada, simplemente salió junto con nosotros y se fue hacia su habitación.
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Editado: 18.08.2018