DYLAN
Muchas horas antes…
Caminé por el pasillo del instituto sintiéndome más cansado que de costumbre, anoche no pude dormir por los horribles ronquidos de Jack y las frecuentes llamadas de Alina, mi ex novia.
Luego de soportar más de seis horas de clase, me dirigí a la salida para ir a mi casa, pero un tirón en mi brazo me hizo detenerme.
― ¡Dylan!― exclamó ella con la respiración agitada.
Hablando del Rey de Roma…
― ¿Que deseas Alina?― pregunté tratando de no sonar frío. Su rubio cabello caía como cascadas por sus hombros mientras su mirada se posó sobre la mía tratando de convencerme a través de ellas.
― Yo…quiero hablar contigo― murmuró dejando caer lentamente su brazo del mío.
― No tenemos nada de qué hablar― respondí mientras me volteaba nuevamente e intentaba irme.
― ¡No!― gritó aferrándose a mi brazo nuevamente como si su vida dependiera de ello.
¿Acaso no se cansa?
―Ya te dije que no tenemos nada de qué hablar― comenté frustrado por su insistencia
― Y-yo solo quiere pedirte perdón― titubeó
―Está bien― murmuré, me volteé y caminé hacia la salida
Escuché sus pasos acelerados detrás de mí, y en menos de un minuto, la tenía pegada a mi costado caminando junto a mí en dirección a la puerta de salida
Genial.
―No quiero terminar contigo en malas condiciones― expresó en tono bajo
Y pensar que esa era la chica con la que quería pasar el resto de mis días, me alegro de haberle terminado.
― No todo lo que tú quieres se puede hacer― hablé tratando de hacerla entrar en razón
―Lo sé, solo… lamento haber besado a Jack― comentó.
Si, ese estúpido al que llamo hermano me traicionó, idiota, trato de mantener mi furia a raya pero me es imposible.
― Si yo también lo lamento― le comuniqué caminando más rápido y dejándola atrás.
Después de un rato caminando por las calles y tratar de encontrar un atajo, me encuentro caminando por un callejón solo.
― ¡Maldición!― exclamé al darme cuenta de que una camioneta negra me seguía
De pronto, sentí dos pares de manos frenarme y ponerme un trapo en la nariz, traté de todas formas escapar y no respirar pero era prácticamente imposible, sentí como poco a poco mis fuerzas se iban y me perdía en la oscuridad
BELLA
Salí de mi habitación unos minutos después de recibir la llamada de Drake avisándome que Dylan acababa de despertar, muy asustado por cierto.
Abrí la puerta del sótano llamando la atención de muchas personas que se encontraban abajo también, pero mi mirada solo se centraba en la del chico de ojos mieles que me miran con temor.
Adoro ver la mirada del miedo.
Aún con las miradas sobre mí, me aproximé con una sonrisa hacia donde se encontraba Dylan, esta vez, dispuesta a acabar lo que dejé al principio.
Vi como sus ojos después de analizarme, observó el lugar en donde nos encontramos, el frío y viejo sótano.
―Veo cómo te gusta el sótano― murmuré burlona.
Su mirada nuevamente se posó sobre la mía pero esta vez no la retiró, sino que la retuvo como si estuviésemos en un duelo de miradas.
― Veo cómo te gusta secuestrar personas― respondió con ironía.
A alguien le gusta provocar…
― De hecho si, ¡Oh! y también matarlas― bramé con una sonrisa de lado.
Sus manos que estaban atadas detrás de su espalda las remueve intentando liberarlas, estúpido.
― Déjalo, no vas a poder― hablé rodando los ojos
― Que quieres de mí― murmuró molesto― mi familia no tiene dinero
No sé qué me resultó más divertido, el hecho de que esa fuera la mentira más tonta que había escuchado en mi vida o el hecho de que me tuviera miedo.
― Querido, sé muy bien que lo que me estás diciendo es mentira
― ¿Quién eres?― preguntó haciendo caso omiso a mi respuesta
― Una persona que te va a matar si no te comportas― contesté con una sonrisa maliciosa
Rodó los ojos
― ¿Qué quieres hacer conmigo?― cuestionó con impotencia
― Por ahora, nada― río burlonamente― bueno, al menos yo nada― aclaré
― Ella― señalé a Julieta― te llevará a la que será tu habitación, por el momento― dicho esto, me retiré.
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Editado: 18.08.2018