Al otro lado del muro

El Escape

Sentada en la cama que me habían dado, de hecho la cama superior de un camarote, con mis piernas colgando con respecto al suelo, miré por la única ventana de la habitación, la cual está situada en el segundo piso de un edificio en ruinas cercado. Fuera había chicos, de variada edad de unos veinte a quince años, jugando entre ellos, haciendo carreras de saco, por lo que se producía cierto bullicio entre ellos.

-No sé cómo pueden estar divirtiéndose, sabiendo en el lugar que están- comenté

-Hay que planear como salir de aquí- me decía una chica subiéndose unas calzas frente a nosotros, siempre llevaba una cola de peinado, su cabello azabache y sus ojos delineados, con su piel mate y labios al natural, la hacían ver una chica de actitud, una chica que si se le mete una idea en la cabeza, era muy difícil hacerle cambiar de opinión

El pudor se había ido, solo somos dos mujeres y tres hombres en esta habitación, uno de ellos es mi primo, así que cuento con alguien aquí, alguien quien es familia, en el cual encuentro apoyo, fuerza y ánimo para no pensar en lo que nos pasaría si nos atrapan. Aunque igual nosotros cinco hemos llevado bien la situación estos días de secuestro, se ha generado tanta confianza que nos hemos visto en situaciones no muy gratas, como: frustración y pena, rabia y desolación, por lo que vernos partes del cuerpo o ropa, ya no era problema para nosotros. El gran problema era salir de esto juntos, cueste lo que cueste.

Sí, nos secuestraron, a todos los que nos encontramos en este edificio y abajo en los maizales jugando o caminando por este territorio cercado fue secuestrado con un fin, el cual nadie lo sabe, solo suposiciones y algunos que no tienen ni idea porque están aquí, pero la razón está al otro lado del muro. Este se encuentra a unos metros más allá, compuesto por un edificio en ruinas similar a este, con maizales igual que este, claro que el maizal de acá y el de allá solo lo separa un alambrado. ¿Qué se diferencia con este lado? que aquí somos gente normal, en cambio, allá hay personas con malformaciones que a veces se les ve rondar, deben pasar la mayor parte del tiempo encerrados en sus habitaciones.

-Esta noche debemos salir de aquí- reiteró ella

Es difícil planear la huida, el hecho de pensar cómo nos revelaríamos cinco personas contra un sistema, con gente armada de quién sabe que contenga esas armas, que a simple vista se ve que no contiene balas normales, sino que debe ser con alguna sustancia. Ellos siempre visten con un uniforme reforzado negro, tapando sus caras con un pasamontañas que solo deja los ojos a la vista, por lo que no conocemos al humano que está detrás, pero ese ser que se presta para controlarnos debe ser un monstruo. Por lo tanto, deberíamos unirnos para acabar con ellos, cosa que veo complicado si hay gente que se la pasa jugando como si este encierro fuera normal, que de normal no tiene nada.

-Considerando que el perímetro cercado tiene electricidad- habló uno de ellos, un joven de no más de veintidós años, el cual se acercó más a nosotros que sin darnos cuenta habíamos formado un circulo de cinco miembros, rubiecito el joven y con un lápiz en la mano, ya que se encontraba haciendo lo que a mi parecer es un bosquejo, y al mostrarnos el dibujo, es la descripción visual del terreno, con ambos edificios incluidos, la cerca rodeando y el maizal- la salida debería ser por cualquier ventana de este lado del edificio- señaló con el lápiz- ya que dan a la calle-

Me dio un escalofríos que recorrió de mi hombro a la escapula por lo que acababa de escuchar, gracias a eso salté del camarote aproximándome a ellos y mi primo, quien se encontraba a mi derecha, se posicionó tras de mí posando sus manos en mi hombro, lo que me devolvió el alma al cuerpo por un instante.

-Tendremos que saltar- concluyó mi primo

-Así es- afirmó el rubio- no hay otra manera-

Volví a ponerme nerviosa. Quiero salir de aquí, quiero mi vida de antes y no estar al filo entre la vida y la muerte.

-¡No podemos dejar que experimenten con nosotros! ¡¿Han visto las atrocidades de humanos que han creado?!- se estaba empezando a descontrolar el otro chico- algunos mueren en las transformaciones- bajó un poco el tono y bajó su mirada, llevando su mano a su barbilla, al parecer está pensando mejor lo que dirá- muy pocos se salvan, pero quedan así, marginados de la sociedad, aislados, irreconocibles. No podemos ser uno de ellos, ¡no podemos servir a la ciencia!-

Lamentablemente él tenía razón, van a experimentar con nosotros si no hacemos nada, al igual como lo han hecho con los que están al otro lado del muro. No me imagino a mi primo con malformación o con mangueras de su cuerpo conectado a otro cuerpo o incluso a mí. ¿Qué clase de gente hace algo así? ¡Qué aberración!.

De tanto darle vuelta al asunto me dieron unas ganas terribles de vomitar, que lo mejor era no pensar en los cuerpos y concentrarme en que no abra la boca para botar ese líquido amniótico que ya sentía en mi garganta, por lo que empecé a retorcerme en el grupo y caminé a la puerta, para poder salir y tomar aire. Bajé por las escaleras metálicas de aquella vieja construcción hacia el maizal y me introduje en él, pasando por el grupo de jóvenes que jugaban y se divertían entre ellos, por lo que se ve habían formado equipos, ya que era tipo competición, esta vez no carreras de saco, sino que se perseguían entre ellos un equipo versus el otro. En el recorrido por el maizal tomaba bocanadas de aire para volver mi cuerpo a su normalidad, me hacía tanta falta el aire para componerme, que notaba como viajaba hasta mis pulmones, lo sentía reconfortante y sin darme cuenta ya me encontraba en el alambrado. Un par de metros más al frente, se encontraba una niña pequeña, de seis años podría decir en el alambrado, vestía una jardinera escocesa rosada, con una blusa blanca, peinada con dos trencitas amarillas que le bajaban por ambos hombros, frente de ella al otro lado del alambre, un niño poco mayor que ella, vestido con jeans y una polera a rayas azul con blanco, pero este petizo tiene su cabeza más ancha de lo normal y le faltaba su ojo derecho, en lugar de glóbulo ocular tenía una masa sobresaliente y no acorde a su color de piel, sino algo amarillenta y volví a pensar en lo que podrían hacer con nosotros, por lo que no me pude aguantar y expulsé bilis, como me encorvé necesitaba afirmarme de algo, un maíz no me vino mal y capté la atención total de ellos, así que levanté la vista a mirarlos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.