Podía sentir como mi corazón se quebró en dos, puede sonar loco, pero era la verdad e igual era lo que menos me preocupaba. Bajo de la lluvia mi cuerpo temblaba, la gente corriendo tratando de escapar de ella, pero yo dejaba que mi cuerpo se empapara del todo sin importarme pescar un resfriado; por el momento era en lo menos que pensaba.
Me repetía qué había hecho mal, qué fue lo que pasó para que no esté conmigo, pero esto no se va a quedar así, me encargaré de que ella sufra igual que yo, que se de cuenta que nosotros los hombres valemos la pena, no más lamentos, ¡esto es la guerra señores!
Esto recién comienza...