El domingo me levanté temprano, tenía que aprovechar la mañana para poder hacer la tarea que los profesores nos habían mandado la semana pasada. Hoy iríamos a la casa de mis tíos, era el cumpleaños de la hermana de papá.
Busqué mis cuadernos, mi cartuchera y los deposité en la cama, luego bajé a la cocina, me preparé un matecocido con galletitas y volví a subir, me senté en mi cama y abrí el primer cuaderno, era de literatura, cuando finalicé tomé el de economía y por último el de matemática.
A las once ya había acabado con todo, tomé mi ropa interior, una toalla y me dirigí al baño.
Minutos después, ya bañada y peinada volví a mi habitación.
Era un día bastante caluroso por lo que me decidí por un top blanco y un short de jean, tomé mi cartera bordo, agarré mi celular, me saqué una foto en mi espejo y bajé al living.
Mi papá y mi hermano ya estaban listos, así que nos adentramos en la camioneta y nos fuimos hacia la casa de mis tíos. En el camino edité la foto y la publiqué en mi historia.
Llegamos a la casa, bajamos, toqué timbre y mi primo Alex abrió.
— Hola peque. — me dijo con una sonrisa abrazándome. Hacía bastante que no nos veíamos.
— Hola Alex. — lo saludé mientras me desprendía de su abrazo.
— Hola primo. — me corrí para darle paso a mi hermano.
— Santi, ¿qué onda?
Entré en la casa, ya había estado allí hacía unas semanas. Mi tío estaba en el living con unos familiares charlando y riendo. — Emma, ven, acércate. — me dijo mi tío cuando me vio y se levantó del sillón.
— Hola Tio. — me acerqué y lo saludé.
— Te presento a Silvio y a Nacho, mi hermano y mi sobrino. — ahí fue cuando miré hacia al chico que no me había fijado antes y me llevé una gran sorpresa. — ella es Emma, mi sobrina. — les dijo a ellos.
— Emma. — Nacho me habló.
— ¿Acaso ustedes se conocen? — preguntó mi tío.
— Vamos juntos a clases. — dije.
— Ah, es verdad, ustedes tienen la misma edad. — rio. — que chico es el mundo.
— La verdad que si. — dijo el papá de Nacho. Mi papá, Santi y Alex entraron al living y se pusieron a saludar, yo aproveché y escabullí hacia la cocina, quería salir de ese lugar.
Cuando entré mi tía se encontraba hablando con una señora, una chica que parecía tener unos años menos que yo y una niña pequeña sentada a upa de su mamá.
— Hola. — dije con timidez. Todas se fijaron en mi y me comencé a ruborizar.
— Hola Em, ven. — me acerqué hacia ella. — Ella es mi sobrina, Emma, la hija de Cristian. — les explicó a ellas. — Em ellas son Carmen, Camila y esta pequeña Lucia, creo que ya conociste a Silvio y Nacho. — me dijo.
— Hola, si, ya los conocí. De hecho Nacho va conmigo al colegio.
— ¿En serio? Que coincidencia. — rio mi tía.
— Hola Em, gusto en conocerte. — me dijo Carmen y yo le sonreí. Por un momento olvidé que tenía el regalo de mi tía en mi mano, todo esto me había desconcertado.
— Tía, me había olvidado. — le tendí el regalo. — Feliz cumpleaños! Esto es para vos, espero que te guste.
— Gracias, Em. No hacía falta. — me sonrió. — En un rato lo chusmearé. — me guiñó y se fue hacia su habitación.
— Así que Em, ¿vas con Nacho? — me preguntó su madre.
— Si. — le sonreí. — Entre este año.
— Que bueno. Es un grupo muy lindo, seguro te vas a acostumbrar muy rápido.
— Si. — le sonreí. — Gracias.
— Bueno, ya está la comida lista, vayan a la mesa. — entró mi tía de nuevo.
— ¿No necesitas ayuda? — le pregunté.
— No querida, ya está todo. Solo llevaré el pollo.
Salí de la cocina y me dirigí al comedor. Nacho ya estaba ubicado en la mesa, como si hubiese sentido mi presencia se dio vuelta y me miró, haciéndome un gesto de que me sentara al lado suyo. Y eso hice.
— Ayer no fuiste a la pizzeria. — me dijo.
— No tenía ganas de ir, estaba cansada. — declaré.
— Igual, viniste a vernos, eso nos sorprendió a todos, en especial a Lucas. — me guiñó un ojo y chocó mi hombro con el suyo.
— Si, eso es verdad. Aunque tengo algo que decirte porque no eres la única persona que me lo dice.
— Dime, soy todo oídos. — se acomodó para prestarme toda su atención.
— Lucas me cae muy bien, pero...
— Pero...
— Solamente seremos amigos, o es lo que yo pretendo. Es lindo si, pero solo lo considero como un amigo, es lo que me gustaría que entienda.
— Okey, trataré de hacérselo saber disimuladamente.
— Gracias.
— No hay de que. — me sonrió y prestamos nuestra atención a la familia.
Cuando terminamos de comer, el postre incluido, fuimos todos los jóvenes a sentarnos al sillón, nos pusimos a hablar sobre temas aleatorios y después de un rato comenzaron a contar anécdotas sobre fiestas y terminamos todos riendo.
Luego, nos volvieron a llamar para que fuéramos al comedor ya que le íbamos a cantar el feliz cumpleaños a mi tía. Tomamos unas porciones de torta y nos volvimos a sentar en los sillones.
Un rato más tarde Santi y Alex dijeron que iban a ir a casa de Maia y Sara ya que estaría su grupo de amigos y nos dijeron a Nacho y a mi también de ir porque estarían los chicos, pero para serles sincera no tenía muchas ganas, así que les dije que le quedaría aquí. Nacho por un momento titubeó, por no saber que hacer pero le dije que vaya, que yo estaría bien acá y aceptó.
Luego de que se fueran recordé de la existencia de mi celular y fui a buscarlo. Tenía varias notificaciones de Instagram, Whatsapp y de algunas aplicaciones de juegos, pero eso era lo menos importante.
Decidí abrir Instagram, había algunas reacciones a mi historia que había subido esta mañana, entre ellos estaba Cameron, como no, que había contestado mi historia poniéndome...
A donde vas a ir así tan bella😍😍
Decidí no contestarle, solo le di me gusta y cerré la aplicación. Abrí Whatsapp donde había muchos mensajes del grupo del colegio, por supuesto, era domingo y nadie había hecho nada para mañana y andaban buscando alguna persona "solidaria" que pasara las tareas, obviamente esa no iba a ser yo.
Después tenía mensajes de Simón preguntándome sobre lo de ayer a lo que decidí contestarle que mañana en el colegio le contaría porque era muy largo para contarlo por acá y accedió sin pensarlo dos veces.
Recordé que debía de mandarle un mensaje a Cameron para averiguar sus horarios de entrenamiento, sino no nos íbamos a poder juntar y dentro de poco era la entrega del primer trabajo. Emma: Hola, me puedes decir cuáles son tus horarios de entrenamiento, tenemos que juntarnos si o si.
Cameron: Hola Rubia. Entreno los martes y jueves.
Cameron: ¿puedo saber porque no viniste con tu hermano, tu primo y Nacho?
Emma: Genial. Mañana después de clases nos juntamos en el Starbucks cerca del colegio.
Emma: simplemente no me apetecía.
Cameron: okey, anotado.
Emma: mejor que no te olvides.
Cameron: ¿y si te pasará a buscar? ¿Te gustaría hacer algo?Cameron: ya te dije que lo lamento, fue solo esa vez.
Emma: lo siento, no tengo ganas de hacer nada.
Cameron: esta bien🙄.
Emma: nos vemos mañana, Cameron.
Cameron: adiós👋🏼
Bloqueé mi celular y volví con mi familia. Nos quedamos hasta la noche, luego papá y yo volvimos a casa. Me dirigí hacia mi habitación, me coloqué mi pijama y puse una película en mi notebook, cuando terminó cerré mi computadora y me dormí.