Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 45. Me egresé!!!

El último día de clases de toda mi secundaria había llegado, era un último día bastante distinto al que un año atrás había planeado junto a mis dos mejores amigos. Ahora me encontraba a más 1000km de distancia de ellos, nuestra amistad había permanecido como todos los años anteriores, aunque en medio del camino tuvimos un obstáculo que finalmente pudimos superar juntos. 
Aquella ciudad, llamada Buenos Aires, se había convertido en mi segunda casa, donde ahora tenía los amigos más buenos, lindos y divertidos que había podido conocer, que estaban para mi en todo momento y que te sacaban una sonrisa pasara lo que pasara. 
Se transformó en una ciudad única donde conocí el amor y como era vivir con el corazón roto, entre muchísimos otros sentimientos que jamás había experimentado a lo largo de mi vida. Y una de las cosas más importantes era que en esa ciudad pude enfrentar uno de mis mayores miedos, junto a esa persona, que me acompañó a lo largo de este año, ayudándome en cada paso que daba y mostrándome los lugares maravillosos que podías encontrar aquí, en esta bella ciudad. 
Estaba tan feliz por mi familia, mi papá por fin había podido conocer alguien que volvía a valer la pena, alguien por el cual arriesgar todo por aquel sentimiento tan complejo que era el amor. Y Romina, al igual que Gabriela, se habían convertido en personas muy importantes para mi, de las cuales podía contar con ellas cuando quisiera, era algo que valoraba muchísimo. 
A pesar de la distancia que había tenido con mi hermano por sus estudios durante este año, nada se comparaba con el hecho de tenerlo cada mañana en casa y no como hacía dos años que estaba a kilómetros de mi, donde solo lo veía en las fiestas de fin de año y en vacaciones. 
******
Aquel día en el colegio todos los profesores se habían despedido de nosotros organizándonos un desayuno en forma de agradecimiento por los años y el cariño en ese colegio. 
También nos habían preparado algunas palabras, en la que nadie se había quedado sin derramar una sola lágrima. Para aquellos que aún no experimentaron este sentimiento, quiero decirles que fue una de las cosas más raras que viví. 
Saber que después de tantos años yendo al colegio, de un momento a otro no volverás nunca más, fue un gran golpe bajo que te toma completamente desprevenido. Saber que no volverás a recorrer aquellos pasillos de tu escuela o pasar ni el mínimo tiempo con tus compañeros y amigos en aquel lugar, es algo que en ese momento no logras entender y lleva su tiempo aceptarlo.
El mayor miedo de salir de allí que sentía, era nada más y nada menos que enfrentar la realidad, la famosa "vida adulta" de la que todos te hablan y fue ahí, en ese preciso instante cuando entendí que realmente "la adolescencia es una de las etapas más lindas de la vida", donde las preocupaciones no existen, donde solo tenes que seguir lo que tus padres, abuelos, tíos o tutores dicen que hagas y no tienes que enfrentar el mundo solo, porque siempre estabas acompañado de alguien.
Pero llega ese momento en donde tus decisiones son las que dirigen tu vida y sos vos el que decide que hacer con ella. Sos vos el que decide si prefiere estudiar, trabajar o si tomarte un año sabático, sos vos el que decide lo que vendrá después y que es lo que queres para aquel futuro por el que tanto esperaste. 
Ese último día, al igual de lo de Cameron, me hizo entender muchas cosas, pero principalmente destaqué las más importantes: nada es para siempre, debemos disfrutar del presente y tratar de vivir la vida con una sonrisa. 
******
Después de salir al colegio decidimos ir todos a casa, queríamos cerrar aquella etapa como se debía, juntos. Mientras algunos fueron a comprar que íbamos a comer, Cameron y yo nos adelantamos yendo a casa y preparando las cosas para cuando llegaran. 
— Se los voy a decir. — dijo Cam mientras me ayudaba a llevar los vasos a la mesa.
— ¿Estas seguro? — le pregunté mirándolo. Cam aún no había estado listo para admitírselo a todo el mundo, y lo entendía, no era nada fácil decírselo a tus mejores amigos.
— Si, no puedo ocultárselos por más tiempo, van a matarme.
— Esta bien, yo voy a estar a tu lado. — dije dejando los cubiertos en la mesa y acercándome a él.
— Gracias rubia. 
— Te quiero. — admití con una sonrisa y lo besé.
— Y yo a vos. — respondió al separarse un poco de mi.
******
Después de almorzar unas hamburguesas con papas fritas nos dirigimos hacia el patio y nos sentamos alrededor de mi pileta a pasar el rato. Era un día bastante caluroso por lo que metimos nuestros pies allí para poder refrescarnos. Luego de estar un rato escuchando música y cantando, Cameron se decidió por hablar.
— Bueno, hay algo que tengo contarles... — comenzó él.
— Ya sabíamos que están de novios. — dijo Sara, sin prestarle atención. 
— ¡¿Qué?! No, no es eso. — respondió el morocho.
— No estamos de novios. — aclaré yo.
— Aún. — nos acusó con el dedo y algunos rieron.
— Déjenme hablar. — respondió Cam y todos hicieron silencio. — Recuerdan que les conté que tal vez ascendían a papá. — los chicos asintieron. — Bueno, al final lo hicieron, pero tengo que mudarme.
— ¡¿CÓMO?! ¡¿A DONDE?! ¡¿CUÁNDO?! — dijo Sara completamente sorprendida. 
— Di que esto es una joda. — inquirió Lucas pero el morocho negó con su cabeza.
— Quisiera, pero es la verdad.
— No lo puedo creer. — dijo Nacho mientras escondía su cabeza entre sus brazos y tomaba su cabello.
— Espera, ¿tu lo sabías? — fue Sara quien hablo, dirigiéndose a mi, ya que fui la única que no se había sorprendido de aquello.
— Si, me lo dijo después de la fiesta. — dije asintiendo con la cabeza.
— ¡¿ES EN SERIO?! Y yo que creí que no fueron porque habían ido a hacer ya saben que... — dijo Nacho y me ruboricé completamente. 
— ¡Ignacio! — gritaron todos. Había comprendido que siempre que hacía o decía algo fuera de lugar lo llamaban por su nombre completo.
— Perdonen, pero creo que no fui el único que lo creyó. — admitió y todos lo ignoraron. 
— ¿A donde y cuándo te vas? — preguntó Simón, que hasta aquel momento no había omitido ni una palabra.
— Volveré a Nueva Jersey, creo que por ahora nos quedaremos con mis abuelos hasta que consigamos una nueva casa y nos vamos el 16 de diciembre. — respondió él.
— Quedan solo 19 días solamente. — dijo Sara y el morocho asintió, sus ojos volvieron a ponerse llenos de lágrimas y los chicos decidieron acercarse a abrazarlo.
Me acerqué última al abrazo, porque yo ya había podido compartir aquel momento con él, por lo que preferí dejarlo con sus mejores amigos.
— Los voy a extrañar muchísimo, a todos. — dijo Cam, se podían ver las lágrimas en los rostros de todos.
— Ya sabemos que a mi me vas a extrañar más, pero te permito que les hagas creer que nos vas a extrañar por igual. — dijo Nacho, con esa particularidad que él siempre tenía, de hacerte reír hasta en el momento más imposible o menos apropiado.
— Nosotros a vos Cam. — le aseguró Sara con una sonrisa y él le sonrió.
— Te aseguro que pasaremos los mejores 19 días que quedan, todos juntos. — le afirmó Nacho y todos sonrieron, porque aquello iba a ser verdad.
************ 
— Emma. — volteé al escuchar la voz de mi hermano que me llamaba. — El gorro. — dijo tendiéndome el gorro de egresados que habíamos decidido comprar todos para la graduación. 
— Es verdad, gracias. — dije sonriéndole, mientras lo agarré y salí de casa hacia el auto donde papá nos estaba esperando.
— No te olvidas de nada, verdad? — me preguntó papá ni bien entré.
— Creo que no. — respondí insegura. 
— ¡Emma! — elevó su voz.
— Lo siento. No, no me olvido de nada. — dije revisando lo que tenía a mano.
Al llegar al colegio nos dirigimos hacia el teatro, donde se haría la ceremonia de graduación. Los alumnos debíamos ir hacia otro lugar porque entraríamos todos juntos, mientras que los padres debían ubicarse en sus respectivos asientos. 
— Hola Emma. — me saludó la profesora de literatura.
— Hola profe. — respondí y me dirigí hacia donde estaban los chicos. 
— Hola. — dije, Sara, Simón y Nacho se dieron vuelta para verme.
— Emmita. — dijo Sara acercándose a saludarme. 
— Hola Sara. — la abracé. — ¿Cameron vino? — le pregunté.
— No, aún no. — respondió y me integré al grupo que hablaban sobre lo que harían en estas próximas vacaciones.
******
La ceremonia estaba siendo hermosa, nos habían hecho entrar a todos en dos filas, una de hombres y la otra de mujeres con la canción "Madrugada" de La Beriso, nos acomodamos en los primeros asientos que estaban reservados para nosotros. Luego de dar comienzo muchos de los profesores nos dedicaron algunas palabras y procedieron a llamar a cada alumno para entregarles su diploma y una medalla, y después nuestras familias se acercaban para que el fotógrafo nos tomara un recuerdo de aquel momento. 
Una vez que terminó esa parte comenzaron con las distinciones por mejor compañero, mejor desempeño en los deportes y mejor promedio. La primera se la había llevado Simón con un gran aplauso de parte de nosotros, la segunda la obtuvo el morocho y quedaba la última.
— Bueno, vamos a recibir con un fuerte aplauso al mejor promedio de sexto año, Emma Martínez. — me paralicé al escuchar aquellas palabras provenientes de la directora. 
— Amiga, anda, es tuya esa medalla. — dijo Sara y eso hice. Me levanté de aquella butaca, me dirigí hacia las escaleras, recibí la medalla y un beso por parte de la directora y la vice, nos sacaron una foto y volví a mi lugar, con una inmensa sonrisa en mi rostro. Nunca había ganado ninguna medalla de mejor promedio, siempre estaba entre los tres, pero nunca primera. Era algo que me había tomado por sorpresa. 
Mi celular vibró, lo revisé, era Cameron.
Cameron: Además de hermosa, inteligente😍
Levanté mi vista y miré hacia donde estaba, que casualmente también me estaba viendo, le sonreí y pude sentir como mis mejillas se sonrojaban. Volvió a vibrar mi celular y lo miré.
Cameron: Felicitaciones Rubia🥳
Emma: Juro que no me lo creo😱
Cameron: créetelo porque es real😉
— Hay un anuncio importante que debemos decirles y es una entrega especial. — habló la vicedirectora y levanté mi vista para prestar atención. — Como saben todos los años se compite entre colegios en un torneo de Fútbol, con los alumnos de sexto año. Tenemos el agrado de anunciarles que este año el primer puesto se lo llevó nuestro equipo. Por lo que invitamos al profesor de Educación Física al frente y vamos a hacerles entrega de medallas a todo el equipo y les agradecemos de corazón por haber participado. — Todo el mundo aplaudió y festejó, nadie se había enterado de aquello, los partidos habían terminado hacia unas dos semanas y no habían dados más noticias al respecto.
Decidí tomar mi celular y mandarle un mensaje a Cam.
Emma: Felicitaciones mi Capitan♥️ lo lograste💪🏼
Cameron: sin vos no hubiera sido posible🥰
****** 
— Tres... dos... uno... YA! — gritamos todos al mismo tiempo y lanzamos nuestros gorros de egresados. Me acerqué hacía los chicos y los abracé.
— Gracias por haber convertido este año tan distinto para mi, en uno de los mejores de mi vida.  — les dije mientras algunas lágrimas trataban de escaparse de mis ojos.
— Te queremos Em y gracias por aparecer en nuestras vidas. — dijeron todos y nos fundimos en un gran abrazo. 
******
Nuestros padres decidieron organizarnos una sorpresa y nos llevaron a comer a todos a una pizzería, para terminar aquel hermoso día de la mejor manera posible. Cenamos entre charlas y por sobre todo, muchas risas. El tiempo con ellos se pasaba volando porque me sentía parte, sentía que formaba parte de ellos, de aquel grupo que habíamos formado ese año y era algo que no me había pasado muchas veces, y que por eso valoraba tanto.
Mi celular comenzó a vibrar varias veces y cuando lo tomé me di cuenta de que era una llamada de Pili, miré la hora y vi que estaban por ser las doce, eso significaba el cumpleaños de Nick. 
— Hola mis egresados favoritos. — respondí con una sonrisa.
 — ¿Y nuestra alumna favorita se egresó finalmente? — preguntó Nick con una sonrisa.
— Si y con el mejor promedio de la clase. — habló Cameron por mi y lo codeé.
— ¡¿Es en serio?! — preguntó Pili sorprendida.
— Si. — asentí.
— Sabíamos que eras una nerd pero no creímos que tan nerd. — dijo Nick y reímos.
— Al parecer por acá si lo soy. — declaré y ambos rieron. Simón, Agus, Nacho, Lucas y Sara se acercaron a nosotros para unirse en aquella llamada.
— ¿En donde están? — preguntó Nick. 
— En una pizzería, nos trajeron de sorpresa para celebrar. 
— Que genial, nosotros estamos acá, en casa, con la familia. — dijo Pili mientras mostraba a los papás y hermanos de ambos. — Solo faltas vos y tu papá. 
— Lo sé. — admití con una sonrisa en el rostro. — Los extraño.
 — Nosotros a vos. — contestó Nick.
Revisé la hora y noté que ya eran las doce. Entre todos comenzamos a cantarle el Feliz Cumpleaños a Nick mientras él soplaba una torre de sándwiches de miga con un pequeña vela. Clásico de Nick, no le gustaban las tortas y las cosas duces en general, prefería lo salado millones de veces más. 
Me quedé hablando con ellos por un rato más hasta que decidí no molestarlos y me despedí de ellos prometiéndoles que en alguno de esos días los volvería a llamar y ellos aceptaron, ya que aún no les había contado lo de Cameron.
Terminé aquel hermoso día de la mejor manera posible, y agradecida como siempre de las personas que tenía a mi lado.
 




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