Al terminar el otoño

Capítulo |16|

Jajaja pd: Al ser especial puede ser narrado por el personaje más comentado; Isaí, Jolie, Hannah o Louis. 

 

Miranda Livingstone


Respiro hondo antes de dar el primer martillazo y ver caer en pedazos frente a mí la pintura que he casi venerado estos dos últimos años. Doy uno tras otro hasta no dejar rastro de la imagen de las gerberas amarillas que me conectaban a lo que creía lo mejor de mi vida.

Cada latido duele. Son punzadas las que bombea mi corazón astillado. Estoy rota.

Un puñado de recuerdos me atacan y en todos esta Max, sus manos al tocarme, las contadas veces que me besó, sus abrazos, su cariño, sus cuidados. Sus ojos al mirarme desnuda, su piel reaccionado a la mía y, a pesar de ofrecerle todo lo que soy, decidió jugar conmigo.

—Que bajo —doy otro golpe, el definitivo, el que hace que la pintura caiga por completo.

Mi celular suena y freno todo. Lo tomo respirando profundo antes de contestarle a Daen.

—Hola muñeca.

—Max…—palmeo mi frente—. ¡Daen! 

—¿Max? 

¡Ay no!

—Perdón, estoy en la agencia y le hablaba al encargado de… de… vigilancia. ¿Cómo va todo?

—Bien, pero me vuelvo loco por regresar y verte.

—Yo también muero por tenerte aquí —resoplo agobiada—. Me he quedado en casa de Isaí.

—¿Qué ha dicho Leo de su regalo? A que le ha gustado. 

—Sí, es como una pequeña versión de Demián.

—¿Y cómo te ha ido con la propuesta? 

—Estoy por presentarla, me da nervios.

—A por ello preciosa, todos amarán tus ideas. Te dejo porque nos han dado poco tiempo, te amo.

—Te amo.

Cuelgo ante la extrañeza de mi propia voz. De la duda y el sabor ajeno de esa palabra en mi boca. Y porque Isaí está imitando mis gestos románticos en una extraña mímica desde la puerta. 

—Ya, fastidioso. 

—¿Cuándo vuelve? 

—En semana y media —resoplo atenta a lo que debo preguntar—. ¿Le harás las pruebas a Snyder? ¿En serio piensas contratarlo solo por ser familia del pianista?

—Sí.

—No siempre debes hacerle caso a Aless, sabes, tú tienes más experiencia en esto que él. 

—Debo ir a Loreto e Italia, es claro que es mucho trabajo para que supervises tú sola,  más…—guarda silencio. 

—¿Más? 

—No debes presionarte mucho.

—Llevo bien mi control.

Señala los pedazos de escombros de la pintura en el suelo, aunque luchó por fingir que no están ahí.

Sí, eso.

—Quiero remodelar. 

—Aless se infartará.

—No si no se entera —levanto el martillo y él retrocede—. Estoy jugando Is.

Disimula, pero el enrojecimiento de su cara delata su vértigo conmigo, me siento fatal por haberlo lastimado en el pasado cuando era tan vulnerable, él era lo único que tenía no quería compartirlo. 

—Sé que no es él momento, pero perdón por haberte arrojado de las escaleras hace seis años, las bofetadas por no aceptar tus comentarios y….

Muerde su mejilla por dentro solo asintiendo incómodo.

—Mejor dime, ¿Cómo van los planes de tu viaje? 

—No me gusta ir a Loreto, es sol, insectos, baja cobertura, escuchar al padre de Jolie hablar de cosechas…

—Para que te fijas en esa campesina.

—Miranda. 

—Que estoy jugando hombre.

—No me molesta la diferencia socioeconómica, es solo que no encajo con ellos. El señor quiere hablar de animales de crianza, cuando lo más que sé de vacas es que saben buenas las costillas de res —bromea negando—. Desconozco de pesticidas y productos de agricultura, de eso no sé nada y me tacha de delicado. Detesto cuando Abi le cuenta algo y le vierte los papeles o minimiza su acción contra como lo haría un hombre.

—Y… tal vez por eso Jolie se maravilló contigo.

—Yo no quiero que mi hija se deslumbre por un actuar común. Lo que yo hago es lo mínimo que espero que haga quien vaya a su lado.

—Ya, solo dile que odias a su padre por machista y retrógrada. Que su pueblo no es lo tuyo y que es un milagro que viniendo de donde viene te hayas fijado en ella.

Me da una mirada asesina. 

No hace falta que lo diga, yo misma me callo.

—Y la luz natural me ciega más de lo habitual, no hay forma de adaptarme a eso.

—No creo que le pese mucho no ir si le cuentas esto.

—Jolie ama ir a su casa, creo que son ellos a los que no les gusta recibirme.

—Pero qué tal a los cheques que les envías. ¿A esos si no les ponen objeción? 



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En el texto hay: romance, comedia humor, diferenciaedad

Editado: 01.08.2023

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