Alas Abiertas

La virtud del apóstol es la maldición del poeta

Dice uno de los libros de formación

Que una de las armas del apóstol es la palabra

con ella se puede hacer llegar a las personas

el mensaje de la Buena Noticia

se puede catequizar y ayudar a que los hermanos

conozcan y amen al Amado.

 

Por la Palabra de verdad

ellos avanzaron sin temor,

Y hablaron frente a los reyes y los pobres

enfrentando crueles persecuciones, exilios y sentencias de muerte

todo con una alegría interna

totalmente inentendible para sus verdugos.

 

"Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte"

 

Si había algo

correcto o incorrecto

se les hacia imposible callar

lo decían porque el Espíritu que consumía sus corazones

les ponía palabras en la boca

para recalcar y conservar lo bien hecho,

o para reprender y enderezar lo torcido.

 

 

Dice el corazón de un apóstol

que la maldición del poeta es la palabra

porque sencillamente no puede dejar de decirla

fluye por las venas

enciende la garganta y hace corta la respiración

y a veces quisiera callarla

porque no es muy bonito el sentimiento que la produce

porque hace recordar lo que pone triste.

Maravillosa es la rosa vista desde arriba

pero su verdadera belleza esta en las espinas.

Es un elixir agridulce

que cuando exhala amor se convierte en una obra de arte

pero cuando no es eso precisamente

es una daga que lacera y desgarra al herir

Es la oración que a nadie le gusta hacer

la meditación que desenmascara lo vulnerable y oculto

lo que necesita ser mejorado y pulido

hacia donde también llega Jesús.

 

¿En qué deseas convertirme Señor mío?

¿En un apóstol poético,

o en un poeta apostólico?




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