Alas

EL SABOR DE MIS BESOS

OSPEDALE GENERALE DI BÉRGAMO (HOSPITAL GENERAL DE BÉRGAMO)

Por verla despertar y corroborar con sus propios ojos de que estuviera mejorada, Renzo se había pasado velando por ella lo que quedaba de aquella madrugada.

— No pensé que todo sería de este modo, Ali. Me juré a mi mismo que este amor no me dolería. Que si tuvieras que partir yo lo entendería —se decía mientras acariciaba su mejilla herida— pero mientras te buscaba, sentí tanto miedo de perderte para siempre.

Tomó una de sus manos y volvió a reposar su cabeza sobre ella. Quedó dormido sin desearlo y sintió como si lo hubiese hecho durante horas hasta que una caricia entre sus cabellos lo despertó.

Carlotta se quitó la mascarilla de oxígeno. Su madre quién también había pasado la noche allí acompañándola, se acercó.

— Ali, finalmente despertaste.

— Cariño… ¿Mi niña, cómo te sientes?

— Mi hermosa, necesito que hables. Dime alguna cosa —le pidió el chico con un suave beso en la boca—

— ¿Sabes? Soñé un lugar muy bonito. Un sol cálido. La playa y el mar. ¿Fipo, podemos planear nuestro verano?

Renzo sonrió observando de reojos a la señora Vilma.

— Podemos, Ali aunque el invierno ni siquiera ha terminado.

— No importa. Odio mucho el invierno.

— ¿Ya no te molesta el pecho? ¿Puedes respirar mejor, cariño?

— Estoy mejor, mami.

— Iré a llamar al doctor. Le diré que acabas de despertar.

Vilma Toledano abandonó la habitación. Carlotta pidió a Renzo que se le acercara para rodearlo entre sus brazos y besarlo.

— ¿Conoces playas bonitas?

— Las conozco. Y a cuál sea que te lleve te gustará mucho en verdad.

La señora Vilma retornó en compañía del médico quién al checar que la respiración de Carlotta se había normalizado, le comentó que en un par de horas más recibiría el alta para que fuera a reposara su casa.

— Nada de emociones fuertes. Nada de fumar si lo ha estado haciendo. Si personas de su entorno lo hacen, manténgase alejada.

Negando con la cabeza, Carlotta observó a Renzo.

— Si tiene chimenea en la casa, procure mantenerse a una distancia prudencial. Lo más recomendable es que utilice calefactor y que se abrigue como corresponde al momento de salir. Por último, su inhalador debe tenerlo siempre a mano.

— Le agradezco mucho doctor. Le aseguro que mi hija mantendrá al pie de la letra todas sus indicaciones. Es una persona adulta y lo hará. Conoce de sobra las cosas que le hacen daño.

— Excelente… volveré a dar una ronda dentro de una hora.

Vilma Toledano asentó.

— Hija, dime por favor que tú no andabas fumando.

A falta de respuesta, cruzada de brazos observó a Renzo.

— Señora Toledano, de haber sabido que Ali padecía de asma, jamás la hubiese dejado fumar. Y tampoco fumaría en su presencia.

— No lo puedo creer, Carlotta.

— Solo fueron un par de veces, mami.

— ¿Un par de veces? Ni una sola vez puedes. No lo puedo creer en verdad.

La señora Vilma abandonó la sala, enfadada. En el pasillo, Franco Dubois que acababa de llegar, la aguardaba.

— ¿Por qué no me lo dijiste, Ali? Ahora me siento culpable.

— Ni siquiera lo insinúes. ¿De qué podrías tener culpa, bebé?

— ¿Dime qué más debo saber de ti? Hasta ahora solo sé que eres un poco loca y un poco rebelde.

— Cuando sentía ganas de dejarlo todo atrás, de no respirar, solo fumaba un cigarrillo, pero ahora tengo tus besos para morir en ellos.

— Si te gusta no respirar, mi hermosa suicida, te convertiré entonces en el sabor de mis besos y así morimos un poco cada día los dos .

Carlotta sonrió aun sabiendo que sí morirían un poco cada día, en cada paso de aquel largo camino que juntos no caminarían. En cada beso. En cada abrazo. En las fogatas nocturnas de aquel invierno que les calcinaba la piel hasta los huesos.

 

— ¿Cómo está Carlotta?

— Mejor. En breve le darán el alta.

— Es bueno saberlo.

— ¿A qué hora sale tu vuelo?

— Vilma, he decidido no tomar ningún vuelo. No iré sin ti a ningún lado y dejarte cerca de ese desquiciado —dijo rodeándola entre sus brazos—

— Cosme se desquitará con mi hija. Le ha echado ya la culpa de toda mi decisión. Se volvió un ser realmente horrendo, Franco. ¿Y sabes que es lo que más me preocupa? Que Carlotta se ve realmente sensible y frágil.

— O solo está muy enamorada.

— Mh… de eso no tengo dudas. Se ve tan enamorada que me temo no verá más allá de Renzo. Como ya lo hizo en otras ocasiones cuando discutió con su padre y le dio sus ataques, lo bloqueó todo al despertar. Hace de cuenta que no pasó nada.




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