Bueno al final decidí ir con el mojigato. Fue una vil jugada, pedirle a un chico de 15 años sin hogar, padres ni felicidad que limpie su casa a cambio de quedarse bajo su techo (pensamientos de un niño inmaduro). Abrió la puerta con una mueca de “lo sabia”, vaya, que rabia me dio ver esa estúpida expresión en su rostro de pendejo, incluso tenia listos los artículos de limpieza necesarios para asear ese basurero; cucarachas sin miedo caminaban por las paredes, ratones, algunos de estos, en un estado avanzado de descomposición, ratas y otros bichos asquerosos, además de él, su gato tambien era un holgazán
Debo mencionar que ni en los vertederos que frecuentaba había tal cantidad de basura. Me dispuse a empezar el trabajo. Tomé un par de guantes y unas cuantas bolsas grandes para iniciar recogiendo las cajas de pizza que forman una especie de torre en una de las esquinas del departamento, sólo un centímetro tuve que removerlas para que una estampida de insectos pasara por debajo de mi.
Una vez maté todo lo que se arrastraba por el piso (podía sentir la viscosidad de los insectos colándose por los agujeros de mis zapatos) recogí los bordes tiesos de pizzas regados por el suelo (si creían que exageraba al decir que era un vertedero.... pues no), me sorprendí al notar tanta comida desperdiciada, increíble ver como algunos desechan lo que otros anhelan, eso es lo que pasa cuando se le da más importancia a las necesidades del pudiente.
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Impecable, todo quedo completamente impecable, las ventanas ahora dejaban pasar los rayos solares (antes parecían estar llenas de caca) «ni cuando lavé mis manos por última vez salio tanta mugre», desperté al vagabundo con techo que dormía muy a gusto en ese sillón del demonio, lentamente fue volviendo en si, se sentó y dio una breve ojeada a su alrededor-Te tardaste demasiado niño-Dijo inexpresivo.«hijo de...», levantó su flojo trasero del sofá para luego encerrarse en su cuarto.
Unos minutos después me encontraba tirado en el suelo sujetándome el estomago que parecía estar poseído por un ente demoníaco, no comí nada ese día y había trabajado más que nunca. Tock Tock Tock tocan a la puerta haciendo que el tipo saliera de su dormitorio-Son 20-Alcanzo a escuchar desde el piso. Al darse vuelta vi en sus manos dos pizzas-Ten-Dice extendiéndome una, agradezco el gesto con una sonrisa de oreja a oreja a la que este responde con un leve asentimiento.
Ese día aprendí dos cosas:
-¡Acabo de limpiar infeliz!.