La Misión de Venganza Que Le Da Aristóteles

El filósofo, consejero y buen amigo de Alejandro Magno, Aristóteles, había encargado una copia del libro de Homero, llamada La Ilíada, para Alejandro Magno, y al final de una clase, Alejandro Magno y Aristóteles estaban hablando de La Ilíada, de Homero, Aristóteles dijo lo siguiente a Alejandro Magno:

-El padre de Aquiles le dijo a su hijo que podría de elegir 1 de 2 formas de vivir su vida, 1 vivir una vida larga que acabaría en el olvido, o una vida corta con fama eterna, y sin contar que vengo a su amigo Patroclo, cuando a este lo asesinaron.

-Si, hizo que el cuerpo sin vida del asesino de su amigo lo arrastraran por 3 días por toda la ciudad.

-Si, exacto, aunque mostro humanidad, ya que mando a enterrar al asesino de su amigo Patroclo, y sin contar que organizo 3 días de luto por su amigo Patroclo

-Me hubiera gustado que mi padre Filipo me dijera que fuera el mejor, como le dijo el padre de Aquiles, y sin contar que no podre hacer nada con mi vida -comento con tristeza Alejandro Magno.

-Por qué dices algo como eso, Alejandro -quiso saber Aristóteles.

-Es que antes de que pueda hacer algo, mi padre habrá conquistado toda Grecia el solo -le dijo Alejandro Magno.

-Ben conmigo, Alejandro -dijo Aristóteles, sabiendo lo que iba a decir, Aristóteles había llevado a una mesa en donde se encontraba el mundo conocido de la antigua Grecia- que tu padre Filipo se quede con Grecia, pero a ti te toca el resto del mundo, y yo conozco un modo de que consigas fama eterna, une a los griegos y venga a Grecia de los persas -vendo la incomprensión de Alejandro Magno, Aristóteles le conto a su joven amigo Alejandro Magno, que hace 150 años el emperador Xerxes había invadido a Grecia, que inclusive había arrasado la Acrópolis de Atenas, y le hizo ver que una buena forma de conseguir la fama eterna, tan a la par de Aquiles y Patroclo era la venganza necesaria para los Griegos en contra del Imperio Persa, y en cuanto a Aristóteles había notado en el joven Alejandro Magno la ambición de una  tarea que este no había contemplado nunca en su corta vida.