En el campamento de los griegos uno de los soldados de confianza de Alejandro Magno le pregunto a Alejandro Magno:
-Alejandro, ¿Por qué no has aceptado el ofrecimiento de Paz de Darío III? ¿Qué te ofrecía su familia?
-Todas las tierras al oeste del Éufrates y 10.000 talentos -contesto Alejandro Magno.
-Todas las tierras que hemos conquistado por las armas, que fácil es ofrecer cosas que ya no son tuyas -comento Hefestion.
-Yo hubiera aceptado el ofrecimiento de paz en vez de jugármelo todo -dijo Parmenio.
-Y si yo fuera tú lo hubiera hecho, Parmenio, pero como no puede haber 2 soles en el cielo, no se puede haber 2 reyes en Persia -le dijo Alejandro Magno a Parmenio.
-Y yo creía que todo esto es una venganza en contra de los Persas por lo que hicieron a nuestra amada patria, pero es obvio que quieres demostrar a tu difunto padre que eres más grande que todos nuestros héroes juntos -comento Filetas.
-Y que, si fuera así, únicamente hemos liberado ciudades griegas de la tiranía Persa, y ahora, estamos en su tierra sometiéndolos a ellos -confirmo Alejandro Magno.
-Bueno, si queremos hacer algo, podríamos atacar a los persas esta misma noche en vez de hacer la batalla en Gaugamela -recomendó Parmenio.
-Por Hades, por supuesto que no, hay que luchar cara a cara, con honor, no voy a robar la victoria -dijo con evidente enfado Alejandro Magno.
-Ya lo han odio, armad el campamento -ordeno Hefestion.
Y sin duda los soldados griegos armaron el campamento para batallar al dia siguiente en Gaugamela.
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