Alerta! Chica Nueva ©

Capítulo 24.

24. Especial Logan Miller.

 

Logan

¿Es normal que todavía tenga hambre?

Quiero creer que sí lo es, porque unos dulces no llenan el estómago de nadie.

—Cassie —la llamo—. ¿Crees que tendrás más dulces?

—¿Más? Logan te has comido un montón ya —me recuerda.

—No fueron tantos.

—¿Seguro que no fueron tantos? —pregunta con sorna, Helena.

Ruedo los ojos.

—Bueno, tengo hambre. Hoy no he comido nada —miento.

Lo cierto es que sí desayuné y sí almorcé, pero no merendé. Y todavía no cené. Será por eso que mi estómago pide a gritos que lo alimente y...

¿A quién quiero engañar?

Está claro que mi estómago pide a gritos comida porque no puede estar lejos de ella, pero no puedo permitirme caer en la tentación. Debo dejar de comer sin control alguno si no quiero volver a verme como lo hacía antes.

—Toma —me lanza un paquete de gusanos de goma.

Observo la bolsa con los gusanos comestibles, más exactamente, la etiqueta nutricional para verificar la cantidad de calorías. Podría comerlos sin ningún problema, pero creo que las chicas tienen razón y ya he comido bastante por hoy.

—No, gracias. Creo que se me fue el apetito —comento, sorprendiendo a Cassie por rechazar los dulces.

—¿Qué? Pero recién tenías hambre.

—Se fue.

Me encojo de hombros.

Ella me observa sin creer del todo en mis palabras, pero lo deja estar y vuelve a recostarse en su sitio. No toma el paquete que le extiendo, por lo que lo dejo a un lado de ella.

Megan y Helena observan algo en el celular de la rubia, Jerry tiene sus ojos cerrados y Cassie y yo simplemente tenemos la mirada pérdida en el techo de su habitación.

—¿Tú no tienes tarea que hacer? Puedo ayudarte.

Giro mi rostro para verla con todo su cabello desordenado.

—Ya las he hecho —respondo—. Soy un chico muy estudioso y responsable.

Ella asiente con una sonrisa.

—Me sorprende que lo digas.

—¿Por qué?

—Porque desde que llegué aquí y los conocí he tenido una visión equivocada de cómo son.

—¿Acaso creías que solo íbamos a fiestas y nos embriagábamos todos los días? —Asiente. —Pues no estás equivocada.

Cassie gira su rostro también. Tiene el ceño fruncido, pero al ver mi diversión lo deshace y rueda los ojos.

—No, hablo en serio. Comienzo a ver que no son los cinco playboys que el instituto cree que son. 

Sonrío.

—Gracias.

—¿Por qué? —pregunta, confundida.

—Por ver lo que otros no ven.

Nos mantenemos en silencio por unos minutos, y mi cabeza no puede evitar perderse en los pensamientos.

Los estudiantes del instituto creen que somos los chicos malos que rompen corazones y juegan con las chicas, solo por el simple hecho de que al llegar al instituto nos vieron guapos y comenzamos a salir con varias de ellas, porque la pubertad nos golpeó, la popularidad nos acogió, tres de nosotros pertenecen al equipo de fútbol americano y uno de ellos es el capitán, otro es encantador tocando la guitarra y porque el que falta se desvive en el gimnasio, haciéndoles creer a las personas que lo hace para verse como los chicos que las películas y los libros relatan.

Y lo cierto es que no somos como nos pintan ellos. Todos somos distintos, todos pensamos diferente, todos sentimos y todos tenemos problemas. Solo que eso nadie lo sabe porque nadie se atreve a querer indagar en nosotros. Solo creen conocer lo que sus ojos quieren ver y pensar que somos chicos populares y despiadados que solo piensan en tener sexo y organizar los preparativos para su próxima fiesta.

No voy a decir que no me gusta la atención que recibo en el instituto, pero es como saber que están contigo porque eres alguien popular, y no porque lo deseen. Algunas veces me pregunto si las chicas también solo nos buscan por eso mismo o porque les gustamos de verdad. En mi caso, eso lleva a cuestionarme por las noches antes de dormir.

—Logan, ¿puedo hacerte una pregunta?

Cassie me saca de mis pensamientos con su voz.

—Dime.

—¿En serio no quieres comer los gusanos de goma? Porque están deliciosos.

Su pregunta provoca que vuelva a observarla, justo en el momento que come la golosina. Ella se percata de mi mirada y me tiende el paquete para que lo tome.

Quizá por hoy pueda olvidarme de ser el chico que debe cuidar lo que come, y si come de más, después quemar todo eso en el gimnasio. Y solo comer y no ir a ningún lado por miedo a obtener unos gramos de más.

Acepto la bolsa de tamaño mediano y ambos comemos en silencio. En realidad, no tan en silencio porque los ronquidos de Jerry abundan en la habitación. Las chicas se han quedado dormidas también, pero no roncan como él, solo respiran con tranquilidad. Cassie al parecer no tiene sueño porque sigue con sus ojos abiertos.

—Cassie —la llamo—. ¿Qué pasa cuando Superman y Thor se enojan?



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En el texto hay: amor, chicossexys, bromasyvenganzas

Editado: 28.07.2019

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