Alerta! Chica Nueva ©

Capítulo 26.

26. Tutorías con dobles intenciones.

 

Cassie

La intriga está torturándome en grande. Quiero saber qué es eso que Asher tiene para decirme y que se relaciona con aquella materia.

Miles de hipótesis se pasean por mi cabeza hasta llegar a una sola opción, pero... ¿Acaso es eso posible? ¿Asher Black quiere que sobornemos a la profesora Charles para aprobar su materia?

¡Dios! Sobornar a una profesora jamás se me ha pasado por la mente, y mucho menos en mi primer y último año de instituto. Quizá pueda encontrar otro camino y no tener que recurrir a este, el que se ve como un camino oscuro y frío.

—¿Puedes dejar de hacer eso?

La pregunta de Helena me saca de mis cavilaciones.

—¿Qué?

Ella me observa con el entrecejo fruncido.

—¿Qué te sucede? ¿Quieres ir al baño? —Niego. —¿Entonces?

—Nada me sucede. ¿Por qué lo preguntas?

Helena observa al frente, hacia el profesor de Literatura que no deja de copiar en la pizarra los nombres de los autores con sus obras que entrarán en el examen.

—No dejas tu pierna quieta, la lapicera que tienes en tu mano no deja de sonar contra tu pupitre y te encuentras tan pérdida en tus pensamientos que no estás prestando atención a la clase.

Bufo.

«Maldito, Asher».

—Asher dijo que tenía algo que podía interesarme.

Su mano deja moverse con la lapicera que pasa una y otra vez por encima del papel. Se gira para mirarme.

—¿Algo... legal?

—No lo sé —murmuro.

Ella abre sus ojos y se inclina hacia mí.

—¿Qué? ¿Qué es eso que puede llegar a interesarte y de qué trata?

—No lo sé —vuelvo a repetir—. Pero dijo que se trataba de Matemáticas.

Su expresión vuelve a ser tranquila y vuelve a su sitio.

—Oh, yo creía que era algo como vender alcohol o drogas en el instituto.

Ahora la que se ve confundida soy yo.

—¿Alcohol y drogas? ¿Por qué iba a pedirme hacer algo como eso?

Se encoje de hombros.

—Yo solo digo lo que primero apareció en mi mente —se excusa.

Niego con un movimiento de cabeza.

—Pues no es eso. —O creo que no lo es.

Tal vez, la profesora Charles sea una mujer que consume y él quiere que le haga un chantaje con esa información.

Helena vuelve a tomar la lapicera de color rosa para remarcar el nombre de las obras que debemos leer.

—Entonces, quizá querrá darte tutorías —suelta.

Y ahora que lo dice...

Esa opción suena mucho mejor que la hipótesis a la que llegaba en todo momento. Pero, ¿Asher queriéndome dar tutorías? ¿Por qué? ¿Con qué fines y qué gana haciendo eso?

—Aunque, tal vez, no. Digo, ¿por qué te ayudaría? —continúa—. No confíes en él, Cassie.

—Estaba esperando que digas aquello. A mí también me suena extraño que él quiera darme tutorías.

Ella asiente y continúa copiando.

Por mi parte, no lo hago y las posibles hipótesis vuelven a hacerse presentes en mi cabeza hasta que el agradable sonido del timbre suena. Guardo con velocidad mis cosas dentro de mi mochila, la cuelgo en ambos de mis hombros y salgo apresura, pidiendo permiso a los estudiantes que se juntan en el escritorio y el camino para hacerles preguntas sobre el examen al profesor.

—¡Espérame, Cassie!

Me detengo en el marco de la puerta a que Helena llegue a mi lado y las dos comencemos a andar por los pasillos del instituto.

—¿Luego me pasas lo que el profesor anotó? —le pido en el camino.

Asiente en el momento que su celular suena. Continuamos caminando mientras ella lee la notificación nueva que tiene y yo observo hacia el frente.

—Olvide que... tenía que preguntarle algo al profesor —habla, llamando mi atención—. ¿Pides mi almuerzo? No voy a tardarme mucho.

La observo, su ceño está fruncido mientras sigue con los ojos clavados en la pantalla.

—De acuerdo, te espero en nuestra mesa —digo, dando los últimos pasos que me quedan para llegar a la cafetería y perdiendo de vista a Helena que vuelve al sitio de antes.

La cafetería se encuentra abarrotada de estudiantes, por lo que me apresuro en llegar a la fila para pedir mi almuerzo y el de Helena; un sándwich especial del día, un refresco de naranja y una rebanada de biscocho de naranja como postre. Para Helena llevo su ensalada verde, agua mineral y una manzana también verde.

Cargo las dos bandejas hasta nuestra mesa habitual donde Jad, Megan y Logan están sentados. En el momento que dejo los almuerzos encima de la mesa, Alex se presenta con nosotros.

—¿A qué no adivinan quién ganó una A en Matemáticas? —pregunta, de pie con una manzana en su mano derecha.

—Cassie —se mofa Logan.

Lo miro mal para después mostrarle mi dedo del medio como insulto.

—No deberías contar dinero delante de los pobres, Alex —le recrimino, refiriéndome a mi situación.



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En el texto hay: amor, chicossexys, bromasyvenganzas

Editado: 28.07.2019

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