33. En cama con el enemigo.
Cassie
—¿Podemos cambiarle a esto? —pregunta por quinta vez, Jerry.
Y por quinta vez, Helena le responde lo mismo: —No.
El gemelo vuelve a bufar como hace minutos atrás y se queda callado en su sitio. Silencio que durará muy poco, porque seguro que en nada vuelve a abrir su boca para hacer la misma pregunta que lleva haciendo desde que transcurrieron veinte minutos de la película.
Todos estamos en el living de mi casa con palomitas, golosinas y bebidas mientras miramos la película favorita de Helena. Ella fue la que tuvo el honor de elegir, debido a que ya tenía planeado esa antes de que los chicos llegaran.
Ellos han venido después del instituto a casa para buscar a Megan, quien no asistió a clases por desvelarse junto a nosotras, y para ver como seguía llevando mi reciente resfrío. Lo cierto es que hoy me veo peor que ayer, de aspecto. Mi cabello es un desorden monumental y por eso llevo un moño que solo lo hace ver más desastroso. Mis ojos están cansados por no dormir las horas que debería. Mi nariz se ve roja y cada dos por tres debo utilizar un pañuelo para limpiarla. Mi cuerpo solo pide recostarse en mi cama y no levantarme jamás.
Las chicas decidieron que bajemos a ver la película elegida al living, así no teníamos que verla desde la pantalla pequeña de mi laptop. Los sillones los han movido para improvisar una cama matrimonial con almohadas y el edredón de mi habitación. Por lo que no me siento incómoda por estar aquí.
Las luces están apagadas para una mejor visión de la pantalla, pero eso no impide que observe el aburrimiento que cargan los chicos al no ver disparos y acción que tiene la película que ellos habían querido colocar.
Jerry mastica la goma de mascar sin importarle lanzar sonidos molestos que provocan que Helena lo mande a callar. Su gemelo, por el contrario, se encuentra acostado a un lado de Logan y presta atención a todo lo que sucede. Logan, él solo come palomitas y mira la pantalla sin estar prestándole una verdadera atención. Alex, como la última vez que lo recuerdo, duerme plácidamente con sus pies encima del extenso sillón que ha elegido para él solo. Y Asher, mantiene sus ojos cerrados pero dudo que este dormido. No lo parece.
Las chicas están acostadas conmigo sin quitar los ojos de la pantalla. Al parecer, está película también es del agrado de Megan, ya que no se quejó cuando Helena la eligió. Todo se encuentra tranquilo y en paz, sin embargo, es sólo el comienzo para que los llantos de la rubia se pongan en acción. La película está llegando al final y con ello, los sentimientos a flor de piel de mis dos amigas. Escucho a Megan maldecir con las escenas donde el barco se hunde y Helena en silencio, esperando la peor escena que rompe su corazón.
Es increíble que estemos viendo Titanic otra vez. Está es la película que más veces he tenido que ver y todo gracias a Helena. Si me hubiese encontrado en mis cinco cabales y sin una voz de muerte, le hubiese replicado que la última vez la habíamos visto y necesitábamos cambiar un poco. Pero ella se aprovechó que mi voz sale terrible y fingió no escucharme cuando dije que no a su elección. Ahora, debo tolerar mirar como la protagonista se salva mientras el chico muere.
—¡No, no lo hagas! —exclama Megan, refiriéndose a que el protagonista deje que ella quede encima del pedazo de madera que la salvará.
Observo a Helena que comienza a derramar escasas lágrimas de sus ojos y niega con su cabeza.
Jerry también la observa y con su mirada me pregunta qué les sucede a ambas, pero solo niego para que le reste importancia. El verdadero show comenzará en unos pocos minutos.
Me acomodo mejor en mi lugar, tomo palomitas del recipiente que tengo en mi regazo y espero a que eso suceda.
Aquí vamos...
—¡Eres una maldita, Rose! —Su grito enfurecido con la protagonista, despierta a los que se han dormido en mitad de la extensa película. —¡¿Por qué has dejado que Jack muera?! —pregunta a la nada misma.
—¿Por qué tuvo que morir? —se lamenta Megan a mi otro lado. La diferencia es que ella lo hace en voz neutral, mientras la rubia se desquita a los chillidos.
—Megan, ya has visto está película. Desde el principio, sabías que él iba a morir —habla su hermano sin abrir sus ojos.
Megan limpia las lágrimas que comienzan a caer en sus mejillas.
—Pero es horrible volver a ver está escena.
—¡Es lo más doloroso! —le acompaña Helena.
Alex bufa al escuchar su voz elevada.
—Ya que sabemos que el idiota murió, ¿podemos pasar a ver una película de verdad?
Creo que ahora sí debo tomar mis palomitas y prepararme para el verdadero show. No sólo porque ellos dos se van a enfrentar, sino por el hecho de que Helena saldrá a defender su película favorita.
—¿Qué has dicho? ¿Idiota? ¿Tú hablas de idiotas?
Bueno, al parecer, no debería prepararme demasiado y cortar con esto que no parece querer acabar bien.