Alfredo

1. Grupito

Alfredo

 

Me desperté con el grito lejano de mi madre, hoy salía de vacaciones y comenzaba un nuevo año, en una nueva escuela.

Meses atrás mi padre se había mudado a esta ciudad por trabajo, es contador y la verdad sé poco de su profesión, nos quedamos en la casa de una prima de mi madre que de igual manera cobra la renta pero más barata.

Mi tía es una mujer de negocios.

Todo lo que tú no eres.

Hoy es mi primer día en el instituto educativo María del Carmen, como es el primer día puedo ir en ropa particular, aunque la verdad no sé me hace gracia usar de tipo de ropa que no es para ir al colegio. Sé que mi madre la odia para ir al instituto.

Me levanté y miré un momento la puerta antes de volver a oír mi nombre en un grito de mi madre, si no contestaba vendría a regañarme.

"¡Ya voy, mamá!" Grité corriendo al baño, mire el reloj de pared.

Tonto.

Faltan tan solo quince minutos para que comiencen las clases... y yo vivo a solo cinco minutos en moto del colegio....

Me bañé, bueno, la verdad no sé si me limpie bien de la rapidez, creo que solo me eche agua encima y un poco de jamón que hasta del antebrazo se me olvidó sacar...

Si, soy un desastre... ¡Sólo los primeros días!

Ni tu te lo crees.

Al bajar lo primero que me encuentro es a mi mamá, una mujer de cabello negro y ojos cafés con algunas canas, tiene cuarenta y dos aunque yo solo tengo catorce. Mi madre me dijo que me tuvo porqué no se acordó de seguir disfrutando la juventud. Esta con una piyama de mil estrellas y su cabello recogido en un moño, me mira con unos ojos molestos, y yo me hago el loco para sentarme y devorar la comida: Huevos revueltos con patacón.

Se pasó de sal en los huevos, creo que fue apropósito así que no digo nada y callo.

Muy bien que si hablas te tira algún trapo sucio de la cocina en la cara.

"¿Por qué cuando sales de vacaciones te levantas temprano pero cuando estás en horario escolar te despiertas tarde? No te entiendo" Se quejó.

Oh, madre, ni yo sé porqué pasa esto.

La costumbre.

Mi padre entro por la puerta con un traje profesional, tiene cuarenta y seis años.

Cuando conoció a mi madre era divorciado porque... su exesposa lo engaño con su jefe. No se mucho del asunto, mi madre me dice que debo quedarme al margen en donde no me llaman, que mal que nunca puedo acatar ese consejo

Casi nunca sigues consejos, Alfredo.

"¿Al fin te despertaste?" Preguntó mi padre con burla.

Es una pregunta retórica, Alfredo.

Parece se buen humor, no osaré dañarlo.

"Si" Fue lo único que dije, antes de levantarme y acordarme de algo clave: La mochila.

"Pues ándate que llegarás tarde, faltan cinco minutos para que cierren el portillo" Me informó observando su celular. "No pienso llegar tarde al trabajo por tu culpa. Un minuto y me voy"

Como flash busque mi mochila y salí, papá ya estaba encendiendo el carro dispuesto a irse y dejarme allí. No, no se puede ir. Sé que lo hará.

 

Unos problemas más tarde llegué a colegio, con un minuto para las seis y media, miré suplicante al portero para que me dejara pasar.

No pensé que funcionará pero ¡Oye! si lo hizo.

Dios lleve en su gloria a ese hombre.

Al entrar me encontré con un ambiente familiar y desconocido al mismo tiempo, bueno, era de esperarse pues su decoración era muy similar a la de mi antiguo colegio solo que tenía una distinta paleta de colores y no sé, un ambiente más ¿Ciudadano?

No lo es, es tú te has criado en medio de la nada con un intento de bosque mal hecho porque le faltan árboles.

Antes vivía en zona rural, por lo que había más árboles, plantas, monte y más bichos por doquier y no hablar de la ocasión en la que encontramos una serpiente en nuestro salón. Épico y aterrador.

En cambio este era como dije más urbano, aquí sera más difícil encontrarme una serpiente, qué bueno.

Caminando y explorando porqué.. pues, se me había olvidado entrar a clases hasta que vi un grupito de chicos siendo echado del salón: Negro, todos vestían de ese color y tenían agujero en el labio inferior y en la nariz, donde se ubicaban unos piercing.

Si supieran la consecuencias se trae ponerse un piercing. Se ven de mi edad.

A lo que mi papito llama locura.

¿Será un forma de expresión? Mi madre me dice que cada quien tiene una forma de expresarse, jamás importa la forma siempre y cuando sepan controlarla. Ellos parecen no controlarla.

¡Bueno! Dejando de lado mis pensamientos caí en cuenta que de debía ir a la dirección, recibir un regaño y preguntar sobre aunque grupo de noveno me toca. Ojalá no será el primero, allá siempre se encuentran muchos raros, ¿o tal vez yo soy raro y ellos normales?

Todos son raros en el mundo, hasta tú.

Me acerqué a ese grupito que me miró con arrogancia... Me guardo pensamientos acerca de ellos y del futuro que tendrán sino se avispan van a terminar como el nene. Un señor viejo de mi pueblo que jamás estudió adecuada mente y termino siendo vendedor de patacón en la calle, también de chances y boletas.

"¿Saben dónde queda la dirección?" Pregunté con un tono educado.

"¿...Ah?" Me miraron con arrogancia, antes de voltearse sin decir ni una palabra.

Dios, mi señor, mi Salvador, deme paciencia que si me da fuerzas le gritaré a esos mocosos.

Técnicamente tú también lo eres.

No dije nada, solo ignoré su actitud y entre al salón, todos se veían de mi edad o un año menor, el profesor era joven al contrario de los antiguos que a mí me daban clases antes de mudarme aquí, unos seres inmortales que parecían estar hasta la próxima guerra mundial.




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