Alfredo

9. Si muero que sea comiendo

Alfredo

Sonrió un poco, recostado en mi cama antes de levantarme para hacer las tareas, mañana debo ir en sudadera, mañana me toca educación física, una de mis materias favoritas por el simple hecho de que la mayoría de las veces no mandan a escribir o dejaban tareas de investigación en esta escuela, mi antigua escuela siempre dejaban tarea pero en esta todo es más tranquilo.

¡Es viernes!

Después de comer, con mi padre presente que aunque estaba presente parecía tener la cabeza en otro mundo. Me preocupa. mi madre me llevó personalmente a la escuela y cuando llegamos ella se bajó conmigo, pero se adelantó.

Tiene más ganas de estudiar que tú.

Fui tras de ella pero cuando quise entrar ya se me había perdido, es rápida, me distraje tratando de ver por dónde estaba y sin saberlo (mis pies) choqué contra el pecho de un tipo, al verlo mejor estaba vestido con el uniforme diario de la institución.

Su cabello negro está peinado a la perfección y sus ojos siguen tranquilos con una sensación de superioridad mal escondida.

Alto, es un poste andante, ¿Cuánto mide? si se convierte en jugador de baloncesto será muy exitoso... o tal vez sería mejor que fuera para fútbol, es uno deporte más conocidos del mundo...

Me miró con ojos amargos, su expresión era sería y asocial.

"Disculpame, no prestaba atención al camino. Me retiro"

Que educando.

Vi a mi mamá salir de la sala de profesores, volví mi mirada a él antes bajar la cabeza, incómodo al sentir la mirada de mi mamá sobre nosotros.

"Ammm... ¿Okey?" Balbuceo sin saber que decir.

La mirada a lo acosador de tu madre no te deja pensar bien, Eh?

Casi pude ver en su mirada como me debía de estar insultando, siento que ya lo he visto pero... ¿Dónde?

Se fue en un suspiro que apenas escuché, y yo por mi parte camine a mi madre que estaba con una mirada confundida y un poco sorprendida.

"Mamá, ¿soy yo o ya lo he visto en algún lado?" Le pregunté sin darle rodeos al asunto, ella solo sonrió

"Serás tú" Se oyó como una mentira pero dejé el tema allí. "Mañana tienes una cita médica así que no estarás después de la primera hora, ya pedí permiso para sacarte" Me informó con una sonrisa, me dio un beso en la frente antes de irse

En vez mejor me dirigí a mi clase y cuando llegue me encontré dentro a Manuel, hablando energéticamente con una joven que tenía el pelo pintado en las puntas con amarillo fosforescente recogido en uno de esos famosos moños mal hechos, muy famosos en mi pueblo natal.

"Entonces... ¿Sólo quieres que te pase algunos apuntes? ¿No estás en décimo?" Levantó una ceja y se cruzó de brazos un chica de mi grupo se sentó en el pupitre, que no tenía cuadernos encima ni nada.

"No, quiero que se los pidas prestado a tu hermano"

"Vete a la miércoles" Y le saco el dedo corazón.

Yo opté por buscar mi asiento

"Lo siento, pero hoy es jueves" Comentó la chica sentada en el pupitre, se ganó una mirada amenazante de esa chica

"Cállate, Mona" Espetó molesta. ¿Mona? Pobre chica, cuanto odio el de sus padre.

Cuanto odio el de tu tía.

"Ay, qué lindo, hasta le pusiste un apodo, ¡No coman frente a los pobres, ingratas!" Se hizo el dramático y hasta agarró su pecho para darle más drama a sus palabras.

"En esta escuela la única con plata es Vivían Padilla" Se burló la que estaba sentada en el pupitre "Pero no te preocupes, que apenas pueda me la como" Dijo con una sonrisa pícara, se ganó una mirada molesta de Manuel y un empujón de la chica sentada.

Que asco.

Imágenes que no debían llevar a mi mente lo hicieron y mi cara se tiñó de rojo, muy llamativo.

Hasta Tatiana puede pensar así, no seas inocente que tú te criaste con chicas que hasta el diablo les huia.

Por otra parte concentré mi mirada en ellas, son mujeres... ¿No está eso mal? Hablar así en público...

¡Deja de vivir en el pasado, Alfredo!

Mi mente siempre actuando con vida propia.

Tú me dejas

"¿Hello?" La voz de Manuel me saco de mi pelea mental.

Las peleas contigo mismo siempre cansas que las normales, al menos las mías, son muy... agotadoras.

"¿Qué? ¿Por qué no estás en tu salón? ¿No tienes clases? ¿Vienes a retomar tus acciones de abusador contra mi?" Levanté una ceja echando a un lado el hecho de que aún sentía un poco de calor en mis mejillas, mi ceño aún sigue fruncido aunque no sé cómo fue que lo termine frunciendo.

Y como dice Joana: Cagaste, pendejo.

Todos me miraron, parecen viejas chismosas.

Lo son.

"Wow, Wow, tranquilo tigre.. baby" lo último lo dijo con un tono burlón que parece esconder algo más.

Bebé? tengo catorce años ¡Sólo un año menor! Si yo soy bebé tu también lo eres.

Mamá te educó para que seas racional, no seas infantil.

Ignore mis pensamientos, solo me dediqué a mirarlo esperando algo, no sé qué pero algo para que se fuera antes de que llegara el profesor... si... ¿Por qué no ha llegado el profesor? ¡Ya debería estar dando clase!

"El profesor mío no está y el que te da clase yo que sé" Contestó como si leyera mentes. "Eres transparente, hasta para un miope como yo que jamás encuentran lo que le mandan a buscar"

Jajaja, que risa... noten en sarcasmo.

¿Desde cuándo TÚ eres sarcástico?

Parece que los que me criaron eran ciegos.

O tal vez nunca quisieron notarlo.

"¿Me acompañas a comparar algo?" Preguntó con una sonrisa.

Silencio incómodo, no, no incómodo más bien... tenso.

Me acordé de una situación absurda que me pasó en mi antigua escuela, en la que la profesora era tan... TAN ELLA, que espero media hora para llegar y cuando la vimos algunos —Entre esos yo— estábamos tan lejos que no llegamos a tiempo y tuvimos que quedarnos afuera, por la tarde nuestros acudientes tuvieron que ir allá y salimos regañados.




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