Después de aquel incomodo momento, Rogelio se retiró y Dylan regreso con su familia para recoger las cosas del buffet que ya se había terminado. Por mi parte escuche las peticiones de muchas personas más, todas querían lo mismo, —un techo para poder pasar la navidad.
Antes de salir del refugio, veo a Dylan en la entrada.
—Hola —saludo un poco nerviosa —solo 1 día para vísperas de navidad.
—Si, mis padres quieren que vayamos a un paseo en familia, pero de verdad quisiera quedarme aquí.
—Te entiendo —pienso un poco antes de hablar —yo, he tenido demasiadas navidades en soledad, así que este año los 3 lugares donde estas personas se quedan tendrán un techo asegurado.
—¿De qué hablas? —pregunta.
—He pensado mucho en lo que hare y al parecer pinta bien, así que no debes preocuparte por ellos.
—Me dices que debo irme sin preocupación ¿cierto?
—Si, no me había dado cuenta de que tú haces esto por qué.
—No— interrumpe —por favor no trates de descifrarlo, solo diré que te agradezco.
—Está bien. —doy un paso para salir, pero una de sus manos toma mi hombro.
—Clara, debo admitir que tienes un corazón enorme, muy diferente al de tu amiga.
—¿La conoces? —pregunto.
—Nos vemos después, gracias. —después me abraza con su cálido cuerpo haciéndome sentir una sensación de mariposas en todo mi cuerpo.
—Adiós. —sonrió, pero antes de irme al carro le doy un beso muy ligero en los labios.
Debo admitir que este chico se está metiendo en mis pensamientos muy seguido después de aquella fiesta.
—El covid —digo asombrada, sé que por cuestiones de distanciamiento no debí de haber sido tan extrovertida con él.
Cuando llegamos a la casa, veo a un madre muy furiosa llamando por teléfono, ella esta como loca caminando por toda la sala, así que camino de reversa en puntas y salgo para tomar las escaleras e ir a mi cuarto.
—Clara. —escucho su voz.
—Sabía que no me salvaría de esta —pienso de regreso a la sala.
—¿Creíste que no me daría cuenta?
—Madre yo —trato de calmarla.
—Bien sabes que hoy iba a necesitar que el chofer me llevara al centro, por tu culpa no alcance a compras las bolsas Chanel de regalo.
—¡Eso te importa ahora madre! —comento molesta —existen cosas o personas más importantes.
—¿De qué hablas? —pregunta mientras cuelga el teléfono.
—No lo entenderías madre, pero solo espero que el día que, si lo entiendas, te des cuenta de que una bolsa Chanel no es más importante que una persona que tiene hambre.
Subo las escaleras a prisa, cuando llego a mi habitación, cierro la puerta con seguro y me aviento a mi cama.
<< ¿Por qué mi madre no puede ser más humana? >>