Alguien más

Capítulo 4

La llamada de Dylan a Dallas, hicieron que llamara enseguida a Gisselle diciéndole que regresaría a la ciudad y que quería verla. Gisselle sintió nervios y le dijo que todavía no estaba preparada, pero lo que no sabía Gisselle es que Dallas sí sabía dónde estaba. Ya que pertenecían al mundo del diseño, Dallas había investigado sigilosamente el paradero de su amiga e iba al día siguiente en busca de su amiga, lo de no dejarse ver era demasiado sospechoso para él y además era verdad lo que le había dicho a Dylan, quería ver a su amiga y pedirle perdón.

Al día siguiente por la mañana Gisselle salía como todas las mañanas a correr, le gustaba usar ropa holgada por lo que su embarazo casi no se notaba, además de que había ganado un poco de peso su pequeña barriga redonda solamente se podía notar de cerca. Su hermana, Madeline la visitaba una vez por semana, ya que su trabajo como escritora le impedía quedarse mucho tiempo en una sola ciudad.

Mientras Dallas viajaba de Woking hasta Grays en las afueras de Londres donde se encontraba la casa de la hermana de Gisselle, el diseñador temía encontrarse a la mujer que lo volvía loco y que le daba temor cada vez que tenía la oportunidad de verla en persona, siempre lo ignoraba o le hacía malas caras, cortesía de su amigo Dylan. Aun así tomó sus maletas y fue hasta allá dejándolo al destino.

Cuando Dallas bajó de su automóvil y estacionó frente al apartamento donde estaba Gisselle, caminó hasta la entrada y una mujer con temor lo saludó con un acento peculiar, un acento que ya había escuchado anteriormente en la casa de su amigo Dylan.

—Buenas tardes—Habló primero él—Creo que me recuerdas, soy amigo de Gisselle.

—Hola, señor—Dijo un poco nerviosa—Lo recuerdo.

—Estoy buscando a Gisselle.

Jules palideció al saber que ya sabían del paradero de su señora y de inmediato mintió—Ella no vive aquí, ahora yo trabajo para su hermana.

Dallas frunció el cejo y no creyó nada de lo que Jules le decía. No quiso insistir más y bajó las pequeñas escaleras que daban hacia la carretera, cuando otro auto estacionó detrás de él suyo. Ahora el que palideció fue Dallas al ver a su amiga Gisselle, bajar con una bolsa llena de caramelos y uno de los bombones en la boca de su amiga. Uno de los antojos de Gisselle era comer caramelos con relleno de chocolate.

Cuando Gisselle se posó frente a Dallas, los ojos de su amigo se fueron directo a su barriga que no la ocultaba esta vez en ropa holgada, sus rosados cachetes y su boca en forma de corazón.

Se le salieron tantos los ojos que tuvo que parpadear varias veces para darse cuenta que no estaba alucinando, su amiga estaba embarazada y además sola.

—Hola—Dijo con timidez Gisselle.

—H...Hola—Tartamudeó Dallas.

Gisselle sonrió—Vamos adentro.

Ya no había marcha atrás su amigo lo había descubierto todo. Una vez entraron al apartamento, Jules intercambió una mirada de lástima con Dallas y Gisselle tomó otro bombón, se lo metió a la boca y empezó a contarle todo a Dallas.

—Volví a empezar—Sonrío apenas Gisselle—Estoy con alguien que me hace reír.

—No te creo—Espeto Dallas sin entender por qué su amiga mentía—Mientes.

Dallas vio a su alrededor y Gisselle por un momento se olvidó de lo que decoraba ahora el apartamento de su hermana. Fotografías de Gisselle y Dylan por todos lados. Todas las fotografías que adornaban su antigua casa ahora eran la vieja herida abierta ahí también, retratos que su hermana se encargaba de dejar boca abajo cada vez que llegaba a visitarla.

—Sé cuándo mientes, Gi—Dallas tomó su mano—Pero esta vez tu entorno te ha delatado. ¿Sabías que estabas embarazada cuando te divorciaste de él?

—¿Tú sabías que tenía una amante? —Atacó enseguida ella.

Dallas se quedó estupefacto pero aun así confeso: —Sí.

—Eras mi amigo.

—Soy tu amigo, por eso estoy aquí.

Gisselle soltó su mano—No quiero saber nada de mi pasado, esas maletas no las traje conmigo.

—Es curioso—Dallas sonrío viendo las fotografías a su alrededor y la barriga pequeña de Gisselle—Parece que trajiste contigo algo más y él tiene derecho a saberlo.

—Él era mi esposo y me juró fidelidad—Agregó sintiendo el nudo en su garganta.

—¿No has contemplado la posibilidad de hablar con él?

—Él jamás me habló de frente para decirme lo que estaba pasando en nuestro matrimonio, ni siquiera sabía que ya tenía los papeles del divorcio o mejor, su amante en la puerta de la casa de sus padres. Si le dices que estoy esperando un hijo de él... me iré.

—Gisselle...

—Sólo necesito tiempo, quiero disfrutar de mi embarazo—Las primeras lágrimas cayeron—Noticia que iba a darle la misma noche que él presentó a su amante a su familia y pidió el divorcio... la misma noche en que apuñaló mi corazón tan profundo que la palabra dolor no se compara a lo que sentí.



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En el texto hay: drama, amor, adulterio

Editado: 04.09.2018

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