Al final del día el rector proclamó un tiempo de silencio, las clases fueron suspendidas por los últimos tres días que faltaban para el fin de semana y pidió a los jóvenes no estar merodeando o en fiestas porque de lo contrario haría que vuelvan las clases, en ese lapso de tiempo prometió poner las cámaras de seguridad en el estacionamiento, como era martes no habría clases hasta el viernes por lo que la mayoría de los alumnos regresarían a sus casas para tener unas pequeñas vacaciones y que sus familias querían eso. Sierra estaba en su habitación la chica se encontraba empacando sus cosas para irse.
—Es extraño todo esto —Indagó Mirza llamando la atención de todas—. Hacía un año que estos secuestros y asesinatos no ocurrían y ahora aparece muerta Gabriela, hace unos meses desapareció y todos seguíamos teniendo la esperanza de encontrarla con vida porque pensamos que no se trataba del mismo secuestrador —Comentó Mirza.
—No lo sé yo siento miedo de tan solo pensar que ese psicópata vuelva a atacarnos, es como si solamente estuviera esperando el momento indicado —Dice Maya y mira a Sierra.
—Solo hay que estar atento —La joven término de empacar sus cosas.
—Esta bien, a todas de verdad solo cuídense, ese lunático sigue allá afuera sin recibir su castigo, no quiero que les haga daño —Musitó Mirza.
—Tú cuídate también —Sierra intentó sonreír.
—Oye, nos enteramos que fue tu padre quien encontro el cadáver de Gabriela — Dijo Maya bajando de su cama su pequeña maleta con ropa para irse con su familia.
—Lo sé, hace casi un año el tomó el caso y cuando Gaby desapareció todo fue un trauma para él, y de las otras jóvenes ya fallecidas, me imagino que debe estar rompiéndose la cabeza pensando que quién sería el asesino. Lo conozco muy bien cuando empieza algo hasta que no lo termina no está tranquilo.
—Eso debe ser frustrante para un detective —Habla Helena—. Chicas, ustedes saben cómo apareció Gaby —Todas miraron a Helena.
—No —Respondieron las demás, Sierra se sentía por dentro con ganas de saber, pero su mente rechazaba querer obtener esa información.
—Según lo que escuché encontraron su cuerpo inerte en la orilla de la Playa, dicen que su cuerpo estaba mutilado y con un noventa por ciento quemado, creo que lo único que no quemaron fue sus dientes y las huellas de sus manos, creo que ese psicópata quería que supieran que era ella.
—Hay por Dios Helena debiste verte guardado esa información —Dijo Maya.
—Chicas, creo que es mejor parar, ya me voy se cuidan —Sierra se despide de sus amigas y sale de la habitación.
Aún estaba triste y se sentía mal, solo deseaba poder llegar a la casa de su padre y descansar, agradecía de que su padre vivía en ese mismo condado y de que solo durará diez minutos en coche para llegar, mientras la joven caminaba hacia el estacionamiento recibió un correo electrónico en el celular, pero la chica lo ignoró. La joven por un momento preciente que alguien la está mirando y se voltea hacia una dirección sin lograr ver nada, respira profundo y ve salir a su padre el cuál terminaba de hablar con el rector, le abrió la puerta del carro y ella entró primero abrochándose el cinturón.
—No sabía que eras amiga de esa chica. Sierra, estuviste a un paso de ser la víctima.
—No lo seré papá, si pase desapercibida de ese asesino créeme que seguirá igual.
—No debiste pararte ahí y hablar.
—¿Por qué no? Ella era mi amiga, tenía que demostrarlo.
—No estamos asiendo una competencia Sierra, no estamos asiendo competencia de quién es más amigo de quién. Se trata de algo muy delicado Sierra, tendrás que ponerte el reloj.
—Papá te dije que no me pondré ese reloj, cuántas veces te lo diré no soy una niña puedo cuidarme sola, yo estaba junto con ella y es verdad que en vez de ella hubiera Sido yo, pero no fue así porque al final no tengo la piel blanca.
—Ese asesino está en la...
—¿Qué? ¿Estás diciendo que está en la universidad? ¿Estás diciendo que ese asesino pudo a ver estado en el día de hoy.
—No lo sé, solo es una hipótesis, tal vez... Basta Sierra no puedo hablar sobre eso, es información confidencial y cuidado si se lo mencionas a tus amigas que luego están investigando —Estacionó el carro dentro de la marquesina y desabrochó el cinturón mirando a su hija—. Mi niña, te amo.
—Papá ya, yo también te amo, pero tienes que confiar en mí.
—Yo confío en tí —Sierra desabrochó el cinturón y salio del carro tomando la mochila, él también salió—. En quién no confío es en ese asesino, Sy, Sy.
—¿Que pensaran mis amigas cuando me vean con ese reloj?
—Para que le dijiste que era un reloj de auxilio.
—Por que se nota papá, es un reloj horrible —Entraron en la casa en medio de la conversación, pero antes de llegar la sala Sierra lo detuvo—. Por favor papá, no le menciones sobre el reloj a mami, por favor; no me quiero ponerme eso —Sebastián respiró profundo y miró con amor a su hija, no podía negarse a esa súplicas, pero tampoco debía dejarse engañar por el simple bienestar de ella misma.
—No le diré.
—¿Que no me dirán? —La madre apareció detrás de ellos abriendo la puerta.
—¿Cómo sabes que es de ti que estamos hablando mamá? —Sierra soltó la maleta y fue para abrazarla.
—No lo sé, siempre es así. Espera, hoy es fin de semana. ¿Que haces aquí? —Sierra se despegó de ella suspirando. Masajeo su cabeza y señaló a su padre.
—A él que te diga, me duele mucho la cabeza —Sonia miró a su esposo con el ceño fruncido y por su expresión corporal le decía que no era nada bueno.
—Ve descansa cariño —Dijo su padre y ella empezó a caminar hasta su habitación, pasando el pasillo que la conducía hasta ese lugar.
—Amor?
—La encontré, fue terrible amor. Fue feo, fue lo peor —Su esposa lo abrazó y besó su mejilla, lo jaló suavemente hasta el mueble y lo sentó.
—Dios mío! ¿cuándo se va a terminar esto?
—No lo sé, lo peor de todo es que no tenemos ni siquiera la mínima pista, amor esto me vuelve loco.
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Editado: 04.04.2024