La cama parecía una zona de guerra. Había montones de vestidos tirados de cualquier manera, cinturones, bolsos, y en el suelo un montón de zapatos. El armario estaba abierto de par en par.
Mario esperaba tranquilo en medio de aquel caos a que yo saliera del baño con otro modelito.
—Te juro que este es el último que me pruebo —dije desde detrás de la puerta entornada retorciendo mis brazos por detrás para conseguir subir la cremallera hasta arriba.
Era lo mismo que había dicho de los últimos siete vestidos, oí la carcajada de Mario, se lo estaba pasando en grande. Él estaba guapísimo llevaba una americana negra con alguna lentejuela, que en otro, tal vez hubiera parecido absurda, pero que a él le quedaba estupenda, brillaba cada vez que se movía. El pantalón era negro, hecho a medida y una preciosa camisa nada convencional gris perla. Parecía un modelo de esos de los anuncios de perfume por Navidad.
—Tú estás guapísimo. Estoy segura de vas a arrasar, todos esos fotógrafos bohemios e interesantes que van a ir a la gala se te van a comer con los ojos, tal vez encuentres al hombre de tu vida. —salí haciendo una pose de modelo. El vestido era negro ceñido muy sencillo, pero también muy elegante, me probé unas preciosas sandalias con unos tacones imposibles y el efecto fue que mis piernas se alargaron como las de una bailarina.
—Ali querida, soy muy joven para atarme con el “hombre de mi vida” —dijo Mario haciendo el signo de comillas con los dedos en el aire— este cuerpo aún tiene que gozar mucho, pero no te digo que no me lie con alguien esta noche ya que Jensen Ackles está pillado.
—Y allá vamos….—dije sin poder resistir la carcajada.
Le miré con cariño, la semana había pasado volando, Mario se había convertido en una persona fundamental en mi vida, habíamos estado quedando todas las tardes con la excusa de que me ayudaría con mi artículo, pero lo cierto es que al cabo de una hora, siempre me convencía para pedir comida basura y dedicarnos a ver series, tirados sobre la cama, con Dinito en medio comiendo todo lo que podía robarnos. Casi siempre veíamos la de “Sobrenatural”, él estaba loco por uno de los protagonistas, el tal Jensen Ackles y yo he de reconocer que me había aficionado a la serie que tenía de todo, humor, vampiros, monstruos y hasta demonios. Además, el otro actor principal también era guapísimo, pasábamos más de media noche haciendo maratón de temporada y comentándolo todo.
—Es más guapo Jared, —dije solo para picarle refiriéndome al otro actor
—Pero los años han tratado mejor a Jensen, es que tu solo vas en la cuarta temporada, ya verás cuando llegues a la quince
—¡Alto!, —dije yo alzando mi mano para dar más fuerza a mi orden— prohibido hablar de “Sobrenatural” hasta que decidamos qué vestido me pongo.
—Es que te dije que te compraras uno, tu hermana siempre estrena en estas galas.
—Ya lo veo, ya —contesté mirando a mi alrededor la cantidad de vestidos descartados— ¿qué tal este? Me siento a gusto con él —di una vuelta sobre mí misma.
—Sí, creo que estás muy elegante, el negro siempre es una apuesta segura.
—Debo estar espectacular. Hoy tengo que impedir que la arpía se acerque a Andrés.
Mario me sirvió una copa de vino, él ya llevaba varias. Yo no quería beber mucho, no solía hacerlo pues no toleraba bien el alcohol, pero en estos momentos estaba ya exhausta y nerviosa por lo que me esperaba esa noche, así que pensé que una copita me vendría muy bien.
—Andrea lleva toda la semana tratando de ganar terreno, estoy seguro de que piensa que hoy Andrés va a estar más accesible —convino Mario de acuerdo conmigo.
—Pues se equivoca y mucho, —dije tomando un nuevo sorbo para darme fuerzas— nadie va a robarle el novio a mi hermana delante de mis narices, pongo a Dios por testigo que Andrés será solo para Cali o para nadie. —dije levantando la copa e imitando a Escarlata O´ Hara, dando otro sorbo hasta terminarla.
—Brindo por el team Mario y Ali, guardaremos la virtud de Andrés hasta la vuelta de la hermana pródiga.
Me entró la risa tonta al imaginarme que aparecía vestida en la fiesta como la protagonista de “lo que el viento se llevó”.
Mario me sirvió de nuevo y yo me dejé tentar bebiendo otro sorbito, el vino disipaba la tensión nerviosa que había soportado toda la semana, me encontraba bien y feliz, quería estar desinhibida para la noche que me esperaba, pues mi hermana solía disfrutar enormemente con estos eventos y yo tendría que conseguir engañar a todo el mundo actuando como ella.
Decidido el vestuario, fui a darme el último retoque de maquillaje mientras Mario llamaba un taxi porque ya nos demorábamos demasiado.
Al llegar, la sala de la recepción estaba llena. Andrés destacaba entre la multitud, no sólo porque era alto, sino porque tenía un porte natural muy aristocrático y una sonrisa cautivadora, estaba guapísimo. Llevaba un traje gris de una tela que tenía un brillo especial, le sentaba como un guante, admiré su ancha espalda, antes de fijarme que Andrea, la arpía, estaba colgada de su brazo como un koala,ella llevaba un vestido rojo escotadísimo tanto por delante como por detrás, francamente no sé cómo lo mantenía en su sitio, estaban en un grupo con otras personas como si fueran una pareja.
Mario y yo cruzamos una mirada de entendimiento y me indicó con la cabeza que nos acercáramos a ellos, cogimos sendas copas de champán de una bandeja que llevaba un camarero que pasaba a nuestro lado y el team Mario-Ali, se puso en acción.
Yo bebí un trago largo para darme ánimos y miré a Andrés como si quisiera fulminarlo.
Él se separó de Andrea como si fuera un acto reflejo en cuanto me vio, Mario aprovecho para meterse en medio de los dos alejándola a ella e iniciando una conversación con el grupo, mientras Andrés y yo quedamos frente a frente mirándonos.