Alias: Scarlett

II: ¿Confías en mí?

— Golden… —alcancé a escuchar una voz, hablándome. Me tomó algo de tiempo poder abrir los ojos. No sé cómo sentirme al darme cuenta de que era Crystal. Y ella suspiró aliviada al verme despertar—. Menos mal, creí que tendría que cobrar la recompensa estando tú muerta…

—Esas bromas no son divertidas —repliqué, sintiendo como mis pocas esperanzas se iban por la borda. Pero ella sonrió, y decidí creer que no hablaba en serio…

Mi voz apenas sonaba un poco mejor que hace rato. Me quité algunas de las mantas que tenía encima para intentar sentarme, pero todo mi cuerpo estaba entumecido y me sentía muy débil. Apenas me senté, ella dobló las cobijas y me tendió una taza de té sin decirme nada. Al tomarla, casi se me resbala, pero ella la detuvo con magia antes de que tocara el suelo. Al final, le di un par de sorbos sin importarme que me quemara.

—… Crystal —alcancé a decir, más lúcida gracias a la quemadura del té—. Tienes razón al querer estar enojada…

Ella volvió a encender unas cuantas velas. Ya no estábamos a oscuras, pero no me atrevía a mirarla a la cara.

—Bueno, tenías razón; te extrañaría cuando te fueras…

—Sabes que no me refería a eso —mascullé, mirando a las figuras de Mr. Blue Sky el bardo que ella ha coleccionado desde que era niña. Algunas están rotas… La guardia real debió entrar aquí también…—. Mi papá descubrió mi plan antes de que yo pudiera venir por ti, y ya sabes cómo es él… —mi voz se hacía más diminuta al hablar del comandante Braveness D’Arcangeli.

—Créeme, lo conozco muy bien —espetó, intentando fulminarme con la mirada—. Vino aquí personalmente a buscarte cuando ya no te encontró en casa…

—P-Pensé que me entregaría —admití, con mi estómago amenazándome con volcarse.

—Él te adora —su voz no se estaba suavizando. Volví a darle otro sorbo a mi té, buscando esconderme tras la taza. No quería hablar de esto, pero tenía que darle la cara… Aun si a mi estómago no le gustaba la idea.

—Te juro que quise volver por ti —repetí. Mi voz era demasiado lenta y a veces tenía que apoyarme contra el respaldo de la cama—. Pero no era la excitante aventura que creíamos que sería… No siempre tenía donde comer o dormir. Sentía que me iba a dar algo cada vez que los guardias me pedían mis documentos falsos. Había que trabajar todo el tiempo, a veces los machos no se te despegan y…

—Si lo hubiéramos hecho juntas no te habría pesado tanto —ella hablaba calmada, pero su voz sonaba como un reclamo.

—¡Entiende que no quería arrastrarte a esto…!

—No debiste decidir por mí. Pero, te fue bien, ¿No? ¿Dijiste que los encontraste? —asentí en silencio—. Pero no tienes pruebas… —volví a asentir.

La única razón por la cual me dio un espacio en su casa fue porque pensó que, tal vez, pudiera darle alguna evidencia de la existencia de aquellos seres. Y no las tengo…

Un par de golpes secos dejaron a Crystal con la palabra en la boca. Nos quedamos en silencio y ambas nos volvimos hacia la puerta.

—¿Crystal? —una voz masculina siguió golpeando la puerta. «Toc, toc, soy la guardia real y vine por ti; tu peor pesadilla se materializó»— ¿Hermana…?

—¿Qué quieres…? —respondió con una naturalidad que no me tranquilizó.

—¿Estás bien? —sonó como si estuviera arrastrando las palabras. No, tenía la voz pastosa… «¿Está ebrio? ¿Leroy, eres tú?»—. Desde hace rato te escucho hablando sola… Essssscucha… Está bien si no quieres abrir la puerta. Entiendo que no quieras ver a nadie, lo de nuestros padres y tu amiga…

—No es eso. De hecho, estoy hablando con Golden…

—Vamos, no seas ridícula —la regañó. Cada vez sonaba un poco menos ebrio por la bebida…—. No está bien que me respondas con bromas cuando intento AYUDARTE.

—¿No me crees…? Abre… —bostezó—. Abre la puerta…

El pomo comenzó a girar y sentí a mi estómago revolverse. La perilla volvió a su posición original un par de veces antes de que cediera. Un poni terrestre, pelirrojo, entró a la habitación.

Con pasos torpes, se balanceaba bajo su propio peso hasta poder avanzar hacia nosotras. Mi ala sana se encargó de taparme la nariz. «¿Cuánto tomó…?». Leroy hizo un esfuerzo por mantenerse firme y examinar la habitación. Me dirigió una mirada penetrante, pero su voz sonaba como si el alcohol hubiera disuelto su lengua…

—¿Cuánto tomaste? ¿Todo el bar? —espetó Crystal.



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En el texto hay: distopia, drama y mentiras, racismo y clasismo

Editado: 02.06.2018

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