-Por fin es jueves ¿sabes lo feliz que me hace eso? hoy salgo de aquí, agh 15 laaargos días- le comente con una gran sonrisa dibujada en el rostro a Taylor mi mejor amigo mientras me amarraba los tenis, él era casi mi hermano desde los 7 años cuando Abraham Lagos lo quiso golpear en el receso por no dejar que le copiara en un examen de Historia, como es costumbre en mí no soporte tal injusticia y termine tirándole la leche de fresa en la cabeza... los tres terminamos en detención y Taylor se convirtió en mi compañero de aventuras desde entonces, ahora él estaba recargado en el mueble del televisor leyendo sobre la caída del imperio romano.
-Cameron no exageres, de esos 15 días 12 estuviste inconsciente. - dijo sin apartar la vista de su libro.
-Pero esos tres días fueron bastante difíciles...- dije sentándome en la silla de ruedas que habían dejado en la habitación, podía caminar, pero eran formalidades así que Taylor me llevaría hasta el auto donde nos esperaba mi madre y luego iría a cenar con nosotros.
-Si ajá ¿Estás listo señor dramas? - lo mire con cara de pocos amigos, pero el solo alzo los hombros y dibujo una sonrisa de sabes que es cierto luego puso el separador en el libro preparado para meterlo en su mochila, posteriormente llego a tomar los manubrios de la silla y comenzó a dirigirnos hacia el ascensor a través de los pasillos llenos de doctores, camillas y enfermos.
-Tu no tuviste que soportar a mi enfermera, así que cállate- dije cruzándome de brazos, quizás parecía que exageraba, pero la verdad es que esos días me sentí solo, muy solo y aburrido, mis padres iban a diario a verme entre las 4 y las 5 para contarme como les había ido pero al irse me quedaba de nuevo en la habitación desolado contando las aves que pasaban fuera del hospital, nunca pensé que sería tan deprimente estar en un cuarto y ser atendido además de alimentado sin tener obligaciones, los momentos mas emocionantes eran las horas de la comida cuando jugaba y creaba historias a partir de lo que me llevaran, en alguna ocasión hicieron espagueti con crema y fingí que era una montaña helada y que los trozos de jamón debían llegar a la cima.
Por otra parte estaba Nataly, mi enfermera, como le había dicho a Taylor ella era algo difícil y espeluznante, durante esos días mis sueños fueron muy monótonos, empezaban agradables pero sin importar que volvía a revivir el suceso con Alice, la noche anterior desperté en la madrugada luego de soñar con ella, me senté en la cama y comencé a sentir que me observaban, al mirar hacia la entrada de la habitación me encontré a Nataly mirándome recargada en el marco de la puerta mientras dibujaba en una libreta, me quede helado y en shock unos momentos hasta que una sonrisa que más bien parecía una mueca bailo en sus labios cuando volteo el cuaderno y me mostró el dibujo, era yo dormido, debo admitir que sabia dibujar bien pero que hiciera eso me pareció de lo mas perturbador, era la primera vez que me "Sonreía" y rayos creo que prefería su lado serio, frío y distante. Como fuera ya era libre de esa habitación, libre de esa chica y libre del aburrimiento.
-Pues deja de hacerte el valiente- escuche a Taylor detrás de mi haciendo que volviera a la realidad.
-Por hacerme el valiente es que tu no has recibido varias golpizas así que no me molestes, además no podía permitir que le hicieran daño a esa chica... De haberle dejado no sería humano- pude escuchar un suspiro de derrota por parte de mi amigo, justo en el instante que entramos al elevador, el presiono el botón de la planta baja y esperamos unos segundos a llegar a esta, salimos al recibidor, era la primera vez que me encontraba allí por lo menos de manera consiente claro.
-Bueno y ¿Podrás ir a clases? - dijo yendo a la entrada, el espacio allí era amplio y extenso así que aunque podía ver la puerta estaba algo lejana.
-¿Por qué?¿me vas a extrañar mucho guapo?- dije con un tono coqueto y bromista, le molestaba que le hablara de tal forma porque una vez un chico creyó que era gay y se le declaro, según Taylor fue uno de los momentos más vergonzosos de su vida aun cuando habla de eso le da un pequeño tartamudeo, tal vez no era lo más correcto pero era divertido y no podía evitarlo.
-Deja tus homosexualidades, lo digo porque tengo modales
-Pues no te preocupes primor, el lunes me tendrás sentado a tu lado y no te soltare de la mano para que todos vean que eres mío- gire a ver su rostro sobre mi hombro y note su cara con una mezcla de molestia, vergüenza y gracia en está causándome una carcajada.
-Maldito, no se ni porque te hablo
-Porque soy el único que tuvo la paciencia para esperar a que te abrieras y porque me quieres- todavía lo veía, claro que desde mi posición no lo veía de frente si no como a un gigante, pero note que ya se le había disipado la molestia- no te preocupes yo también te quiero, eres como de la familia, como Cockroach tal vez. - entonces hasta él se hecho a reír.
-Bien, bien, ya basta- dijo controlando la risa - ¿Vas a poder conducir a la escuela o tendré que ir hasta tu casa y llevar tu trasero en mi carro? - por fin habíamos logrado llegar hasta la entrada, el auto de mi madre estaba estacionado esperándonos y era momento de ponerme de pie, debo admitir que me sentía ligeramente débil pero ¡Diablos tocar tierra firme era fantástico!
Editado: 18.03.2019