Un asesinato... solo en ello podía pensar mi mente revuelta y ofuscada, era como si quisiera vomitar pensamientos para no tenerlos más en mi sistema, no había podido dormir en toda la noche más de una hora, mis ojos estaban enmarcados por unas ojeras moradas profundas, bostezos involuntarios salían de mi boca cada cierto tiempo, la piel se veía un poco pálida y mi cabello estaba hecho un lió, mi cuerpo pesaba y cada vez que veía un asiento me daban ganas de tirármele encima y dormir, ni se diga si viera una cama, llevarme a una mueblería en ese momento sería la perdición de la fuerza para mantenerme despierto.
Esa mañana o madrugada ya que eran las 4:00 am lo primero que hice apenas levantarme ya que estaba consciente de que no lograría dormir no fue bañarme, comer o lavarme los dientes, fue correr hacía la sala y encender el televisor para encontrar alguna nueva noticia de aquella chica, pero la información era muy vaga, solo decían su edad: 16 años, encontrada en Pinos lo que no dejaba de darme vueltas en la cabeza ya que la ubicación era demasiado cerca de donde vi a Alice por primera vez, con marcas de golpes en todo su cuerpo, llevaba tan solo la ropa interior y una blusa blanca lo suficientemente larga como para cubrirle los muslos, su nombre aun no era publicado, tampoco su fotografía porque su rostro había sufrido fuertes quemaduras y aunque tenían sospechas relacionadas a su identidad debían esperar los exámenes del laboratorio para poder estar seguros y dar la información precisa ... sus padres seguramente estarían devastados pero aún no ponían información de ellos, prometían más apenas pudieran pero no se sabía cuándo sería eso.
-Señor Cameron podría decirme en que año se dio la segunda Guerra Mundial - él profesor de Historia de pie frente a mi me miraba con expectación y burla, había estado absorto en mis pensamientos la mayor parte del tiempo en las clases, casi no había hablado nada y no sabía si se debía al shock que la noticia de mi celular me había ocasionado o al sueño que me hacia sentir agotado a más no poder, apenas había hablado con Taylor pero con él era distinto, cuando le dije que no había podido dormir en lo absoluto y que me disculpará si estaba ausente lo comprendió, el no dormir es y siempre ha sido mi kriptonita me hacía parecer drogado o alcoholizado justo como ahora.
-Dio inicio el 1ro de septiembre de 1939 y finalizo el 15 de agosto de 1945, después de lo que la mayoría de las personas creen- conteste casi como un robot. El profesor cambio su pinta de superioridad y siguió con la clase como si yo no existiera, era comprensible que el profesor dudara de mis capacidades teniendo en cuenta que había estado dormitando y pensando todo el rato, Taylor se giro y me dio los cinco, yo reaccione un poco lento, pero reaccione.
Las clases pasaron lentamente hasta que un rato libre apareció en nuestro horario, salimos del salón, necesitaba urgentemente un café para ver si despertaba un poco. Las personas a nuestro alrededor me miraban todavía con recelo y precaución, uno pensaría que el chisme de un intento de suicidio sería suplantado rápidamente por el asesinato de la ciudad, no fue así, la verdad es que muy pocos se enteraron de tal evento atroz ya que fue publicado en una hora estratégicamente no muy sintonizada. A las 4:00 am nadie veía noticias y aunque quizás algunos recibieron el mismo aviso que yo por el celular rápidamente los puntajes de un partido de fútbol encubrieron la nota, así que aquí estaban sin superar la mentira de Jennifer.
¿Si me molestaban las miradas? Ya no tanto, siempre he sido un foco de atención en la escuela, a veces es divertido a veces es tan cansado que las personas se crean con el derecho de violar tu privacidad, por ello es que a pesar de que soy muy sociable y alegre tengo mi vida privada fuera de juego, me conocen sin conocerme, saben mis gustos mi música favorita cosas por el estilo, no mi historia. Aprendí a ser así a partir de la muerte de Tommy. Apenas unos cuantos saben que tuve un hermano, en esa lista Jennifer no está incluida por ello la habitación cerrada en mi casa fue motivo de debate en esta escuela apenas el primer grupo escolar tuvo que ir a hacer un trabajo a esta, algunos creen que es una clase de habitación a un culto y que por eso le prohíbo el paso a cualquiera que se acerque a mi hogar, así que estoy acostumbrado a que la gente me vea raro e invente cosas, no importa que tan invisible trate de ser.
-¿Cameron Hugh?- escuche una vocecita que no había oído desde hace años, me gire de inmediato en la fila para comprar el café, la voz era de quien creí, su corto cabello negro y sus pecas esparcidas por todo su rostro me hicieron tener un golpe de memorias, la pequeña de 1.55 mts se situaba junto a mi con sus ojos oliva mirándome con atención. Yo tampoco podía creer que estuviera allí.
-Louis Martao... - una sonrisa se dibujo en mi rostro, Taylor se le quedo viendo a la pequeña pelinegra, su facha era casi igual a como la recordaba con ese estilo entre tierno y rudo ¿Quién es ella? Querrán saber, ella fue mi primer amor, era un amor de niños nada serio, teníamos 8 años cuando tomarnos de la mano era la cosa más atrevida del mundo, realmente creo fue más una muy buena amiga que una novia, no sabía que estaba haciendo aquí, se mudo fuera del pueblo cuando teníamos 10, no la había vuelto a ver hasta ahora.
Editado: 18.03.2019