El amanecer se hacía visible tras las montañas del Jurian. Yo lo observaba torciéndome los dedos. Desde la llegada de la nueva portadora de Suller, mi reino estaba en caos, todos le temían. Algunos creían en ella, fue un error. Sin pensarlo, les corte la lengua y les arranque los ojos. No toleraba a los insensatos, en mi Corte solo tenía que haber prudencia. Los últimos dos siglos habían estado buscando el collar de Onur. No lo había podido encontrar, torture a varios para que me lo dijeran; y aun así, no lo había logrado saber su paradero, hasta hoy.
—Mi señora— me interrumpió la voz grave de Sorin.
— ¿Qué quieres?— me di vuelta para obsérvalo. Era un joven de facciones hermosas, siempre lo había deseado pero, es demasiado joven e inexperto.
—Carlien de Uliacia, está aquí.
—Esperemos que nos traiga las noticias correctas— él asintió—. Hazlo pasar— le ordene mientras me dirigía a mi trono. Al poco tiempo, vi su figura de guerrero acercándose, siempre llevaba su cabello largo y dorado; algo que me fascinaba. Había conseguido que sea mi espía, él y su madre; ingenuos los dos. Por un poco de poder y riqueza se habían ofrecido a ser mis ojos y oídos en la Corte Luz.
—Bien Carlien, espero traigas lo que quiero— vocifere, acomodándome en el solio.
—Así es, mi señora— agrego con una expresión de satisfacción.
— ¿Y bien? Que averiguaste, ¿Tu plan ha funcionado?
—Ha funcionado, logré que el muchacho de Lissard enviara a la jovencita a Uliacia— sonrío.
—Continua—le ordene.
—El muchacho le pone pruebas, esta vez debía buscar una perla pero, no cualquiera sino una en especial. La de la prudencia— asentí e hice señas para que continuara—. Le enseñe Uliacia, es la criatura más insoportable e intolerante que conozco.
— ¿Bromeas?— reí ligeramente— ¿Tan insufrible es?— él asintió con arrogancia.
— Pude leer su mente— cambie mi cara a una más seria—. No es segura de sí, aunque, es decidida. Una vez que se le mete una idea en la cabeza; es imposible hacerle cambiar de opinión.
—Una salvadora— reí—. Que poco ingenio... continua.
—Y también es difícil de derrotar, lo pude comprobar con su escudo mental. Una vez que le enseñe a cómo usarlo, fue imposible volver atravesarlo—vacilo—. Esta portadora es diferente a los anteriores, incluso a Onur. Creo que, será difícil vencerla— me expresó y yo sonreí.
— Por fin, una competencia justa— me levante y baje hacia él.
—No lo creo, mi señora...
—Es una niña, Carlien— le interrumpí vociferando, él bajo la mirada—. Sabes que puedo ir hacia ella y romperle el cuello, quitarle el collar y hacer lo que siempre he deseado.
—Entonces...— subió la vista hacia mí— ¿Por qué no lo hace? Acabaría más rápido con ella, evitaría tanto tiempo e impediría una guerra entre las Cortes. Incluso más muertes de las que ya ha habido por el collar.
— ¿Me cuestionas, Carlien?— le pregunte acercando su mentón. Él mostro miedo en sus ojos—. Te diré porque no lo hago— me separe de él y dirigí mi vista hacia el horizonte, donde el amanecer había bailado—. Podría hacerlo, claro, pero quiero ver hasta dónde llegan— sonreí—. Una humana... no durara mucho, así que no debes preocuparte. Puedes comprobarlo con el portador anterior, se desvaneció sin razones— me le acerque de nuevo—. Los humanos son seres retorcidos y débiles, la niña... Alice— le musite— ella no va perecer, ya lo veras.
—Entiendo— dijo en voz baja—. Si me permite, ya debo volver a Uliacia antes de que noten mi ausencia— se inclinó.
—Espero, sigas de mi lado— le aclaré de espaldas.
—Hasta el fin, mi señora— lo escuche mascullar. Cuando se fue, me dirigí a Sorin, quien estaba escuchando todo desde mi derecha.
—Quiero que sueltes al Wolffen— él me miro sorprendido.
— ¿Al Wolffen, mi señora?— tartamudeo.
—Hazlo... ahora— él asintió y yo continúe viendo el horizonte, donde se encontraba la Corte Luz. Donde estaba ella, con mi collar.
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Editado: 20.11.2021