Era de madrugada y yo me despertaba con un gran pesar, Jack me haba citado sin decirme el motivo. Debíamos rescatar a Jimmy, habían pasado tres días desde su secuestro. Me dispuse averiguar sobre Dark, la temible soberana. No encontré mucho en los libros de Lissard, más que su edad es desconocida y a cometido atrocidades imaginables. Hervir dragones con niños adentro, comer los ojos de sus traidores y unas cuantas cosas más. Me perturbé al leerlas, pero no me sorprendí, como no me he sorprendido de todo lo que me ha pasado desde que llegué aquí.
—Buenos días— me encontré a Jack apoyado en la puerta.
—Buenos días— bostece— ¿Por qué me levantaste tan temprano?
—Debemos rescatar a Jimmy— dijo en aflicción y se echó andar, yo lo seguí.
—Lo sé, pero necesitamos un plan— le sisee, ladeando la cabeza.
—Claro, toma— me extendió mi collar, yo sonreí y lo tomé—. Olvide dártelo.
—Gracias— me lo colgué.
Llegamos unas puertas muy peculiares. No había estado en esta parte del castillo antes, Jack se acercó y la tocó dos veces.
— ¿Qué hacemos aquí? — señale la puerta.
— ¿Algunas veces tienes paciencia? — yo me crucé de brazos.
—Claro que sí— arquee una ceja.
—Eres preguntona— sonrío y volvió a golpear la puerta.
—La curiosidad me gusta— hice una mueca y él río. La puerta se abrió y de ella salió una luz rojiza hiriente. Me cubrí el rostro, hasta que cesó.
—Estas luces me provocaran una ceguera— le digo.
—Estoy de acuerdo— ambos reímos. Jack entro primero y yo detrás.
Era una habitación color crema con libreros que se extendían hasta el techo color marino. En el medio, había una mesa redonda con una fuente brillante. Jack se acercó e hizo un gesto con sus manos, yo me quede a una distancia.
—Traughe doik's kofe— pronunció, era la misma lengua que había escuchado hablar a Onur.
La habitación se tornó oscura, dejando la fuente como única luz. Al igual que con el libro, una imagen se nos presentó, yo me acerque para ver mejor. El Reino Oscuridad.
— ¡¿Cuándo?! — gritaba Dark, tirando todo a su paso.
—Deben venir pronto, mi señora— le agregó el joven Sorin con serenidad.
— ¡Llevo tres días esperando y nada! — se dejó caer en su trono— Yo solo quiero mi collar— musito, lamentándose.
—Y lo tendrás...— se arrodillo Sorin, frente a ella— Yo me encargaré de quitárselo en cuanto vengan— ella sonrió con desagrado y le tomo del mentón.
—Si alguien le quitara ese collar, soy yo— lo acercó— ¿Entendido?
—Entendido— tartamudeó él.
Jack chasqueó sus dedos y todo desapareció. Nos quedamos en un silencio incomodo, hasta que dije:
— ¿Cómo hiciste eso? — me pongo frente a él.
—Esta, Alice— mueve sus manos—, es la habitación de la verdad.
— ¿Puedes pedir lo que quieras ver? — le señale la fuente.
—Así es, aunque no mucho. Puedes ver sólo un poco— me sonríe. Yo me acerco a la fuente— No va funcionar— me aclara y yo volteo.
— ¿Cómo sabes lo que quiero pedir? — fruncí el ceño. Él se acerca.
—Porque es lo único que tu pedirías, ¿o me equivoco? — doy un suspiro— Sólo funciona en Blidder, no en tu mundo— miro la fuente—. Lo siento— me apoya la mano en el hombro.
—No, está bien— me dirigí a él y le dediqué una sonrisa— Saben que iremos, así que debemos planear algo sutil— cambio y el tema, y me apoyo en la mesa.
—Sí— afirma y nos ponemos a pensar. Jack se pasea por la habitación, pensativo. Pasa un largo tiempo, hasta que se me ocurre algo brillante que podría ayudarnos.
— ¡Lo tengo! — me acercó— Nos disfrazamos—informo con orgullo y él se rasca el mentón— ¿Es una mala idea? Mejor pensamos otra cosa.
— ¡No! — sonríe—Es perfecto.
— ¿Enserio? — pregunto con emoción y él asiente— ¡Estupendo! Debemos conseguir buenos disfraces—me emociono.
—Creo que ya tengo la solución— me mira—. Hace un tiempo, Lissard estaba experimentando con un hechizo llamado, cambio de forma.
— ¿Cambio de forma? — cruzó los brazos.
—Sí, pero estaba en Keitrin— vacila—. Hay una sola criatura en Blidder que sabe el idioma— dice con vacilación— Jurian.
— ¿Jurian?, ¿Quién es? — dudo confundida.
—Luego te lo cuento, debemos ir a las montañas.
— ¿Las montañas?
—Claro, es ahí donde vive— aclara.
No les dijimos a nadie nuestro plan, por si algo salía mal. Volamos en dirección a las montañas del Jurian, apodadas así porque solo él las habitaba. Una criatura engañadora, me había dicho Jack y que tuviera mucho cuidado. Había sido condenado al exilio por traición. Podía cambiar de forma dependiendo frente a quienes estaba.
Empezamos a descender con lentitud.
— ¿Por qué bajamos? — pregunto, desmontando del corcel.
—Desde aquí, hay que ir a pie— observa el lugar.
— ¿Por qué?
—Porque al Jurian no le gusta la magia— afirma.
—Son caballos— le recuerdo.
—Pero vuelan y son mágicos— me contradice. Señala mi collar con seriedad— Mejor escóndelo, ya sabes,...— ladea la cabeza.
— ¿Crees que lo quiera?— meto el collar debajo de mi camisa.
—No, a él no le interesa el collar. Sólo no le gusta la magia.
— ¿No le gusta la magia pero la usa? Dijiste que cambia de forma— hago una mueca de confusión.
—Bueno...— encogió los hombros— Mejor sigamos— señala con su pulgar el camino.
—Sí, va oscurecer pronto—miro el cielo.
Caminamos por un sendero angosto, el frío se sentía mientras más avanzábamos. Los dos íbamos en silencio, Jack estaba algo raro pero debía ser por lo de Jimmy. Recordé los bultos en su espalda. Vacile antes de preguntar, no quería ser entrometida pero lamentablemente lo era.
—Jack— le digo en voz baja.
— ¿Sí? — con la vista al frente.
—Tengo una duda— me tensé, no quería incomodarlo.
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Editado: 20.11.2021