Alissa

Capitulo XXXVI

XXXVI

       No había algo mas delatante que un estomago gruñendo, era algo que por más que se quisiese simplemente no se podía evitar, y ese caso estaba viviendo Alissa, luego de una noche sin cena y ahora una mañana sin desayuno, pues el medio día estaba a punto de llegar, y por orgullo prefería morir de hambre y de sed en la recamara, aunque estaba empezando a dudarlo.

         Siempre se sentía incompetente cuando de sus propios sentimientos se trataba, por el hecho de que nunca encontraba las palabras correctas para describir lo que sentía, ni acciones que lograran que lo demostrara, pero así era la mayoría de gente, y aunque no le gustara realmente parecerse a los demás, esas incomodas sensaciones la hacían considerarse un poquito mas humana, un poquito más "normal".

          Había escuchado que ambos adultos habían salido hacia más o menos una hora, el silencio reinaba, y ella aprovechó para ocuparse de sus cosas sin ser vista. Tomó una ducha rápida, se puso una camiseta que había encontrado en el armario de Dereck y más tarde se fue al refrigerador, en busca de algo para tragar, pero para su mala suerte ya no quedaba nada más que una leche cortada y un envase de mayonesa. Los comentarios venían desde afuera, y la llave invadió el cerrojo de la puerta, se volteó olímpicamente hacia ella, maldijo entre dientes y corrió de regreso al cuarto.

         —¿Escuchaste eso? —inquirió Dereck a la pelinegra. Alissa tenía la oreja adherida a la puerta.

          —Debió de ser Alissa, te dije que tarde o temprano saldría —el sonido de las bolsas de supermercado llegó justo hasta el cuarto, y los intestinos de la ojiazul volvieron a gruñir, ya no lograba soportarlo, se abrazaba a si misma intentando resistir las suplicas de su exigente estomago, se puso de pie y tomando un buche de aire giró la perilla para terminar abriendo la puerta.

          —¿Ves? Ahí viene—masculló la chica al castaño, mientras metía algunas cosas al refrigerador. —Buenos días Alissa, ¿Ya te encuentras mejor? —musitó

          —Quiero de desayunar —exigió la palida, mirando directamente a los ojos a Dereck Moore, e ignorando de forma olímpica a la chica.

         —Lissa, Danni te está saludando —protestó él, cruzándose de brazos, intentando poner el concejo en práctica; si quería que Alissa entendiera y respetara a los demás tenía que poner mano fuerte, aunque con ella le fuese definitivamente imposible, por más que lo intentara.

          —Quiero de desayunar —volvió a repetir, ignorando la reprimenda y levantando un poco la barbilla, con altanería, e incluso de forma solo automática.

         —Si no te comportas como la señorita que eres entonces nadie te va a hacer de desayunar —la pelinegra alegre saltó dentro de la conversación, también mostrando autoridad, la tensión de la atmosfera se había incrementado a una velocidad preocupante; los tres guardaron silencio, solo se miraban retantes.

          —Yo quiero de desayunar —finalizó haciendo un increíble énfasis en esas palabras, separando silaba por silaba. Salieron a flote, esos intereses egoístas que muchas veces se apoderaban de ella, que creyó haber soltado a medida que crecía pero que aparentemente aun residían allí.

         El ojimiel bufó, resignado, suavizando la expresión de su rostro y dando un paso hacia la meseta de la cocina donde aun habían mas bolsas con comida —Bueno ya está bien, entiendo tu mal humor, debes de estar muerta de hambre, desde siempre eso te ha puesto bastante irritable —comentaba a la vez que deslizaba la cabecita del fosforo sobre la superficie de carbón. La mano de la chica le detuvo el movimiento con algo de prepotencia.

           —No, no te va a hacer de desayunar porque no es tu esclavo, ni ya es tu chofer, solo es un hombre demasiado amable y preocupado por ti —aclaró la joven con su voz dulce—, se que has pasado por malos momentos, pero eso no te da derecho de creer que todos estamos para servirte, te ha recogido de donde estabas, para darte un espacio en su hogar y cuidarte ¿Qué no te han enseñado en la escuela lo que es el agradecimiento?

           —Danni, está bien, solo está sensible, siempre es así cuando está hambrienta —se excusaba el hombre intentando que las cosas simplemente no se agravaran mas, por temor a los resultados.

          —¡No! Esto no se trata de que esté hambrienta, lo que está es muy consentida, y es tanto culpa de su madre como tuya —sermoneaba—, ahora necesito que entiendas algo bonita, debes agradecerle a Deryck por la acogida, que aprendas desde pequeña que las cosas buena se agradecen, por otro lado sé muy bien que es tu amor platónico —las expresión de Alissa se endureció—, créeme yo también tuve uno a tu edad, mucho mayor que yo, pero se supera, es solo algo de la niñez, Deryck me había dicho que eras muy linda, muy inteligente y muy madura, pero hasta ahora solo has demostrado ser lo contrario, así que tratemos de empezar desde cero, podemos solucionar esto —culminó, pero antes de continuar en sus afanes miró a la pelirroja, expectante, esperando una respuesta cuerda del asunto.

        —Tu —acentuó, clavando la mirada en el castaño, sus mejillas se habían puesto muy rojas y su frente y nariz estaban arrugadas—, debiste dejarme morir —disparó, entre sollozos, y sin más se dio la vuelta para correr al cuarto y despedirse con un fuerte portazo que retumbó en todo el departamento.



#9929 en Thriller
#5601 en Misterio
#3961 en Suspenso

En el texto hay: detective, secretos, paranormal

Editado: 19.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.