¿Es necesario pasar por esto? ¿Debemos siquiera sufrir todo este proceso de sanación? ¿Cómo te recuperas de algo tan traumático? Preguntas como estas son las que constantemente nos invaden a los dos desde que estamos viviendo juntos. Si lo pienso de manera detallada, sería una suerte tener bajo el mismo techo que tu habitas; pero también se convierte en una tortura porque llega a conocerte más de lo que tu querrías y llegas a perder cierto encanto.
Caminamos las mismas distancias y convivimos siempre porque ambos seguimos sin ir de manera física a la escuela por obvias razones. El director aceptó que ambos siguiéramos de cerca lo que resta del ciclo escolar en casa debido a los cuidados especiales que estamos experimentamos.
Mejor decisión no pudo haber tomado, ya que de ninguna manera dejaría que Alysa fuera a la escuela cuando tiene las manos prácticamente fuera de servicio y vendadas debido a la operación en ambas manos y con su falta de sensibilidad. Así que de todo corazón agradezco.
─¿Alex? ─volteo de inmediato hacia donde proviene la voz, es Alysa. ─Te he estado llamado desde hace mucho tiempo.
─Lo siento, estaba abstraído en mis pensamientos ─confieso y no puedo agachar la cabeza y luego vuelvo a mirarla ─, dime ¿qué estabas diciéndome?
Ella me observa fijamente sin decir nada hasta que me regala de nuevo una de sus leves sonrisas sin mostrar sus dientes, pero hermosa finalmente.
─Nada importante ─respondió finalmente.
─Dime, por favor ─pedí, parecía dudar sobre si decirme o no, pero realmente quería saber ─, porque no te sientas a mi lado, sería bueno si no quieres que nadie más dentro de la casa se entre ─extendí mi brazo queriendo que ella tomara mi mano, pero inmediatamente recordé que no podía, así que la bajé de inmediato sintiéndome avergonzado.
─Realmente no era de gran importancia ─me dijo caminando hacia mí ─, era sobre el baile, de hecho.
Así que era eso y entonces lo comprendí todo.
─¿Nunca has ido a uno verdad? ─terminé preguntando, asintió ─Bien, recuerdas lo que te prometí hace unas semanas, ¿verdad?
Ella asintió y se sentó a mi lado en el sillón que se había vuelto mi echadero durante el día.
»En ese caso creo que es momento para que sepas lo siguiente... ─pronuncié, pero me callé de inmediato pensando en si debería darle esperanzas o no. Después de todo, el que asistiera a la escuela o a lugares concurridos dependía de su recuperación y de lo que el doctor dijera, de lo contrario no. Aparté los contras de mi mente y la miré de nuevo dejando ir un suspiro ─No puedo decirte con certeza que iremos, porque estamos bastante jodidos ─reí, ella no ─, pero si puedo decirte que, si tu doctor nos dice que puedes asistir al baile y que no corres riesgo con tu recuperación y dañar tus manos, prometo que será el momento en que cumpliré mi promesa. Aun y con pierna rota, estoy seguro de que para esa fecha ya podré utilizar muletas.
─¿Crees que sea posible? ─preguntó.
─Todo depende de lo que diga el doctor, eso respecto al baile ─contesté.
─¿Y lo otro?
─Si no podemos ir al baile ─Era necesario dejar en claro que no había en la que yo asistiría sin ella al baile ─, podremos tener una velada en el patio de atrás, solo si así lo deseas. Podemos pedirle a mamá que nos ayude a decorar y a también a los responsables de toda esta treta de nosotros siendo candidatos. Así podrías conocer finalmente la luna y salir por primera vez de noche.
No dijo nada, se mantuvo callada y yo no insistí en preguntar si estaba de acuerdo. Era solo una idea sobre como pasar la noche del baile si no podíamos asistir.
─Eso suena...
─¿Sí? ─pregunté, me miró.
─Bien ─sonreía y con eso me bastaba a mí ─, me gusta la idea. Creo que después de todo siempre hay algo bueno luego de la tragedia.
─¿Y qué es lo bueno que trajo? ─tenía curiosidad.
─Que ahora tengo libertad.
Su respuesta me dejó sorprendido, desde que aquel día no me había puesto a pensar en cómo ella se sentía en esa casa, con sus padres. Así que en ese momento comprendí que ella callaba muchas cosas y que sufría de cierta manera el no tener la libertad de rodearse con personas de manera normal.
No dije nada, no sabía que decirle, porque aunque quisiera decir algo que fuera correcto corría la posibilidad de que tuviera el efecto contrarío a la intención. Así que lo único que pude hacer fue estirarme y tomar su brazo para darle un leve apretón y sonreírle con timidez.
─En ese caso ─dije observándola a los ojos con ternura ─, debemos celebrar todo lo que podamos, Alysa.
─Sí ─dijo ─, gracias, Alex.
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Editado: 11.04.2024