VIED
Sudor frío corría por mi frente. Todo fue peor cuando observé a mi alrededor...
En una habitación desordenada, sucia, en ruinas, fría, fea, vieja, demasiado mísera.
Lo único a favor era la cama que estaba muy limpia, fresca. Era simple, pero cómoda.
Me removí de la cama demasiado rápido de lo esperado, atenta a cualquier señal que me indicara peligro. Las plantas de mis pies se arquearon automáticamente al sentir el piso frío. Di un respingo deseando desaparecer de ahí. Alguien podría estar por ahí.
Mi cabeza zumbó por segundos. Tenía una herida profunda en la sien, tal vez provocada con una piedra o con una esquina de algún mueble. No era para tanto a comparación de otra cosa…una quemadura en mi cuello y otra parte de mi hombro izquierdo de ninguna forma en específico. Comencé a sentir el ardor al ver con más determinación.
Mi respiración se estaba ahogando, era demasiado dificultosa. Comencé a sollozar al ver con más atención a un espejo que estaba enfrente a la cama, recargado en la pared sin ningún gancho sosteniéndolo. Me veía horrible, mi cabello enredado, desordenado, mis muslos y mis pantorrillas rojas por no sé qué. Mi nariz tenía sangre seca. Volví a soltar un respingo cuando el ruido que acompañó la luz lirio proveniente del cielo retumbó en mi tímpano. La luz iluminó mi rostro pálido y parte de mi cuerpo haciéndome sentir más horrible.
Con el alma en vilo todavía, me atreví a mirar a la puerta que estaba a mi derecha. Estaba entrecerrada. Curiosamente había luz del otro lado de ella. Avancé como un pato mareado hasta ver más allá de la puerta.
Husmee con la mirada de manera lenta.
No lucía tan mal como la habitación, de alguna manera estaba mejor. Y eso solo me indicaba una cosa: Alguien está ahí. A tientas traté de encontrar el apagador sin muchas ganas, luego me detuve cuando vi que una silueta de un hombre había tapado mi visión. Mi corazón dio un vuelco cuando pensé que se había dado cuenta de mi estancia ahí. Pero no. Estaba de espaldas, al parecer recargado en la barandilla de las escaleras que antes vi.
Me pegué a la pared por si acaso volteaba.
LOGAN
El estentóreo ruido de un trueno resonó en mi oído haciendo que mis ojos se abrieran fuera de órbita repentinamente y mi corazón diera un vuelco para dejar de latir por un segundo. Casi pude sentir que la cama en donde estaba se hundía junto conmigo cuando desconocí la habitación.
Mis vellos se erizaron cuando la luz color lirio entró por las ventanas descuidadas y rotas.
Casi pude suponer que estaba dentro del estúpido sueño...
Estaba a 26 metros de altura, subiendo una escalera de acero vieja, aproximadamente de 30 metros de altura. Escalaba por ahí para llegar a la cima del tanque para agua, que era para los departamentos de bomberos...se parecía a la Torre de Agua de Oranjestad. El tanque estaba tan oxidado que daba demasiado asco, pero seguía funcionando.
El sol daba directamente a mi espalda, quemaba mi piel, sudaba demasiado. Estaba cerca del final, a solo unos metros más.
Lo que me atraía de ese lugar eran las pequeñas risas de una chica en la superficie del tanque. Cada que me acercaba más sentía la adrenalina y el miedo correr por mis venas.
Las nubes se iban juntando y comenzaban a tapar el sol. Tal vez una tormenta se acercaba.
Cuando por fin llegué a la cima observé en donde estaba parado. Había una base de un metal oxidado que estaba a las orillas de la boquilla crateriforme. Y la vi a ella... Podía suponer que me ponía pálido verla físicamente.
Esa sonrisa tan característica...Si. Era ella.
Ella me causaba un frenesí demasiado intenso. Jamás pensé en volver a verla frente a mí. Creí que por un momento me diría algo, tan siquiera un monosílabo. No...parecía apagada emocionalmente. Ahora su sonrisa era falsa. Y fue cuando me di cuenta de que alguien más estaba ahí aparte de mí. No se mostraba con claridad, estaba oculta y lo poco que se veía era irreconocible. Le decía algo en su oído.
Ella pareció ignorar lo que le decían y caminó hacía mí lentamente.
Ya que estaba cerca acercó sus manos finas y gélidas a mi cabello... Estuve muy equivocado al creer que una caricia saldría de ella. Fue lo contrario. Me dio una gran bofetada. Di un paso hacia atrás casi olvidando que estaba muy cerca de la boquilla del tanque. Ensordeció mis sentidos temporalmente. Incoherentemente creí que se disculparía cuando se acercó más a mí e hizo algo mucho más inesperadamente para mí...Puso sus manos en mi pecho suavemente una vez que logré recuperar mis sentidos y fue avanzando haciendo que yo retrocediera. Estuve muy cegado por su belleza. Y en ese descuido me tomó del cabello con fuerza. Me dijo cosas horribles en mi oído, dejándome en claro cosas obvias. Sonreía falsamente. Por último, hizo que diera vuelta sobre mi propio eje para quedar de espaldas contra su pecho. Empujó mi cabeza hacia adelante, soltando mi cabello con furia.
No supe qué más hizo, pero la consecuencia es que yo descendí como un chorro de agua por la boquilla del tanque.