Capítulo 4:
Discusión
Un ente maligno, siempre encuentra
debilidad en el alma del cuerpo
que quiere poseer...
Nick
—No tienes buena cara —murmuro.
Amaia tendida sobre la cama de mi hermana respirando por la boca. Sus ondas miel esparcidas sobre la almohada. Sus manos sobre su vientre, que sube y baja con cada respiro. La última vez que la vi tan asustada fue cuando salimos de la casa de Elena. Está pálida, para todos fue una sorpresa que ella y Alexis pudieran ver a Danna. Mi novia es la excepción a la regla, si de fantasmas se trata. E imagino que el lazo tan cercano que ha tenido con sus amigos les permite mirarla. Dudo que un particular pueda verla.
—Ellas tienen que dejar de hacer eso o van a ocasionar mi muerte —dice en un lastimero quejido.
Se ha llevado la peor parte. Danny se había ensañado con sus familiares, puesto que nunca imaginamos que Amaia o Alexis pudieran correr peligro. Nos equivocamos. Subestimamos a esa niña, desde el principio.
—Creí que ya estarías acostumbrada —interviene Cristal, acercando un poco de algodón humedecido con alcohol a su nariz.
— ¿Es que uno se debe acostumbrar? —pregunta con un tono de derrota, deja caer las manos a cada lado de su cuerpo.
De los tres, ella ha sido la que más le ha costado creer en lo que somos, y lo que existe ante la ceguera del mundo para lo espiritual. Alexis por otro lado, se lo ha tomado muy bien. Claro, eso no significa que ver a su mejor amiga transparente sea fácil de asimilar, pero por lo menos no se desmayó. Es más, se ha involucrado muy bien con la familia. En cuanto a Danna, bueno para ella no hubo opciones. Era creer o morir.
—En tu caso, sí. Te voy a recordar que tienes por novio a un hijo de la muerte, y los fantasmas, demonios… van en el paquete —mis palabras la hacen hacer una pataleta sobre la cama como una niña chiquita y malcriada.
Mi hermana se ríe con disimulo.
—Todavía estas a tiempo de salir huyendo —sugiere Cristal.
Si con todo el evento con Danny, que para Amaia fue el trauma más grande de su vida, hasta hoy, no ha huido de Thomas, dudo que lo haga ahora. Su amor por él ha sobrevivido los embates de la irracionalidad. Ya asumió que lo que ella creía eran disparates por parte nuestras, son una realidad.
—No. Yo puedo con esto —se levanta un poco hasta sentarse. Coloco una almohada detrás de su espalda. Ahí está toda una luchadora. — ¿Cómo no nos dimos cuenta? Cambio desde ese momento. Éramos las mejores amigas, y de repente ella se distanció. Debí darme cuenta de que algo andaba mal.
No es la única que debió darse cuenta. Mi familia por nuestro lado tendríamos que haberlo percibido. Destrozaré mis secos hasta dar con una explicación.
—No te tortures con eso, en tal caso éramos nosotros quienes debimos percatarnos de la situación —digo con desazón hacia mí mismo.
E sido un estúpido por creer que Danna se haría novia de Robert. Todo estaba allí, la única que siempre tuvo ese embelesamiento por ese chico desde niño fue Danny, era obvio que se tratara de ella. Pero, me enfoqué en el dolor que me causó al terminar conmigo y no vi los detalles tan obvios.
—Tú la estás pasando terrible —comenta Amaia recuperando un poco el color de sus mejillas.
No se imagina cuánto.
—Iré a ver como está, tío Miguel —dice Cristal retirándose de la cama.
Le entrega Amaia el algodón. Se baja un poco la franela hasta cubrir la pretina de su jean, últimamente ha optado por usar suéter o franelas con el cuello alto. Desde que Alexis está en su vida ha introducido un poco más de color, además del negro y el blanco a su guardarropa. Yo diría, que ahora es más ella misma. Las puntas de su cabello están onduladas, y ha dejado de usar tanto lápiz negro en sus ojos. Me gusta el cambio. Cierra la puerta con cuidado al salir.
— ¿Ahora que va a suceder? —pregunta Amaia tan preocupada por su amiga.
Los pronósticos no son muy buenos, todo este asunto de la familia Salazar Rodríguez ha sido un desastre de principio a fin, no recuerdo haberme enfrentado a algo parecido en el pasado. Las cacerías de almas malditas, por lo general no tienen tantas complicaciones ni implicaciones como lo es Danny.
—Danna tiene que recuperar su cuerpo, cuanto antes, o lo perderá para siempre —le soy sincero.
Mentirle y que luego las cosas salgan mal, la hará enloquecer en el futuro.
— ¿Cómo? —inquiere ella. Lleva sus piernas hasta su pecho y descansa el mentón sobre ellas.
Me muerdo el labio unos segundos, organizando las ideas y seleccionando que decir para no perturbarla más de lo que está.
—No podemos ir contra Danny sin liberarla. Si las suposiciones de mi madre son ciertas, y la sangre de Danna es parte de la maldición. Si usamos el athame con Danny, podríamos lastimar a Danna también —le explico lo mejor posible.
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Editado: 25.01.2021