Seher
Gritaba fuerte del dolor
– ¡Analía!, Llamaba a gritos a la niña
– ¡¿Seher!?, Escuché el grito en la voz de Sergey
Mi corazón se aceleró y llore más fuerte al verlo de pie en la puerta del establo
– ¿Sergey?, Viniste. Grité seguido de esas palabras – ¡Ayúdame!. Dije haciendo un pujo que me dió
Corrió a mí, beso mi frente, tome su brazo y la apreté fuerte
– Viene, el bebé, Sergey. Cada vez que yo hablaba gritaba.
Abrí mis piernas y empecé a pujar sintiendo la necesidad de hacerlo.
– ¡Cálmate cariño!, Levantó mi vestido y abrió los ojos sorprendido.
– ¡Amiga!, ¡Ay por dios va parir!, Gritó Lupe – ¡Un médico un médico!, Gritaba pidiendo ayuda. Se acercó a mí – No es tiempo Seher.
La tome del brazo y grité
– ¡No puedo!, Ahhh, ¡Sergey!, Dije seguido de otro pujo – ¡Voy a matarte!, Grite
– ¡Si amiga éso!, ¡Matalo pero puja primero!, ¡No no pujes ¿O sí?, ¡Ayy Sergey! ¿Que hacemos?
– ¡Vamos a sacarla de aquí! Dijo
– ¡No!, ¡No me toques!, Grité – ¡Ni se te ocurra!
– ¡No no te toco!, Dijo que no. Su voz era nerviosa
– ¡Dónde están los médico!, Gritó Lupita
– Lupe, me duele, le dije
– Respira y vota respira y vota. Dijo ella haciendo lo que decía
Miramos a Sergey y él respiraba y votaba.
– ¡Ahhh Dios que dolor!, Me quejé
– No grites Seher no grites!.
Llegaron unos personas
– ¡Tiene dolor! Gritó uno – Llamen al hospital más cercano
– ¡No me voy a mover de aquí!, Grité pujando nuevamente.
– ¡Unos guantes!, Pidió el padre de Sergey al entrar – Mi nieto ya viene no podemos hacer nada para retenerlo, pidan una habitación en el hospital más cercano. Ordenó
Se acercó a mí
– ¡No aguanto más! Le dije, grité al sentir que metió sus dedos en mi vagina
– ¡Estas dilatada!, el bebé está en posición. Vas tener a tu bebé en este momento, vas pujar Seher, ¡Preparen la ambulancia. Ordenó. Coloco una sábana bajo mi cola.
Pujaba y lloraba del dolor, Sergey estaba agachado en una esquina con las manos apoyada en su cabeza mientras veía mi sufrimiento al ver que traía a su hijo a este mundo...
Lo ví llorar al escuchar el llanto del bebé
– ¡Es una niña!, Dijo su padre – ¡Bienvenida pequeña, eres fuerte!.
Entraron con una camilla y me subieron a la ambulancia junto a mi bebé, Sergey estaba a mi lado y sostenía mi mano.
– Te eche mucho de menos. Me dijo
Sonreí al escucharlo
– Quiero estar en casa. Le dije
Se acercó y me beso en la boca
– Pronto te llevaré a casa.
Al llegar al hospital me intervinieron de inmediato junto a mi bebé, nunca nos hicimos ningún tipo de exámenes ni tomé medicamento para mi embarazo, fue un milagro que mi bebé naciera con bien, estuvimos ahí dos días luego regresamos a casa.
La sorpresa más grande fue ver a mi madre, estaba ahí esperándome junto los empleados.
La abrace y llore de la emoción
– Valió la pena mamá, le dije
Ya me hacía falta un beso y un abrazo de su parte.
– Perdóname mi niña
– No tengo nada que perdonarte. Le dije entre lágrimas
Sergey llevaba nuestra bebé en sus brazos, al verlo de esa manera tan extraña me llenaba de ver su cambio.
En esos dos días hablamos mucho, me contó cuánto sufrió y todo lo que hizo por encontrarme, me gusto saber que había estado con mi madre en el hospital, que la había convencido de seguir con el tratamiento.
La enfermera que contaron para mí llevaba la silla de ruedas.
– Espera, yo llevo a mi esposa. Le dijo él en su tono de voz autoritario y demandante.
Le dió la bebé, se acercó a mí y me cargó entre sus brazos.
– Yo llevaré a mi esposa. Susurro
Sonreí al oírlo
– Puedo caminar
– Pues no quiero que camines. Respondió subiendo los escalones.
Me acostó en la cama y sonreí al ver toda la habitación, estaba decorada de color rosa, había una cuna blanca y todo lo que mi bebé necesitaría.
– Tu amiga la loca me ayudó y me acompañó a ir de compras.
Yo reí divertida
– ¡No puedo creer que hallas salido de compras con Lupita!
– Ya somos amigos. Me dijo – Hasta nos emborrachamos un par veces, más bien varias veces.
Yo reí nuevamente
– Pero que sorpresa, esto no me los esperaba.
La enfermera entro
– Disculpen, acostaré a la bebé en su cuna. Luego se retiró después de hacerlo.
Sergey se acostó a mi lado, después de ver a la bebé.
– Es hermosa nuestra hija. Le dije
– Igual de hermosa que su madre. Oye, ¿Cuándo podemos, ya sabes ¿No??
Reí deslocada
– ¿Enserio?, Es una dieta, de tres 4 meses por parto normal.
Brinco de la cama
– ¡Estás jugando una broma!, Asentí en respuesta – Caray, será esperar esos años
Yo reí y negué
– ¿Años? ¿Te parece años 4meses?
– No importa amor, yo te espero los meses que sea, acaricio mi boca con su dedo índice – Puedo conformarme con tu boquita. Dijo señalando su miembro con sus ojos
– No puedo creerlo, dije sonriendo
Se acercó y me besó
– No perderé un día más a tu lado.
Sonreí, me parecía increíble ver el hombre que tenía a mi lado
– Te amo, le dije.
Sus ojos brillaron al escucharme
– Te amo Seher, te amo como nunca eh amado a nadien.
No me importaba como nos habíamos casado ni bajo que motivo lo habíamos hecho, era parte de un pasado que empezaba aceptar, no obstante tuve tratamiento psicológico para poder olvidar mis momentos más terribles.
Pasaron los días y empezabamos a formar una familia, mi madre, el señor Freddy y nosotros estábamos unidos con el lazo más grande de amor, mi hija, mi bebé era la unión más fuerte que teníamos en estos momentos.
Llegó una visita que nunca imaginé ver.
Hugo entro a la habitación tomado de la mano con una joven muy hermosa, al verlo no pude retener las lágrimas.
Editado: 12.08.2023