A confiar en aquellas pupilas
de rayos de sol extraño
fundiéndome en éxtasis de
invisible y oscuros deseos.
A¡y de mi! temblorosa hoja
que al viento se entrega.
¿Porque no iba yo?
A soñar con su boca roja
manzana sabor a miel.
Sutiles palabra cuál
saetas voladoras
entraron a mi corazón
con dulce placer.
¿Porque no iba yo?
A creer en aquellos
murmullos descuidados
de su alma libre de
su silueta áurea,
de sus brazos
de primavera.
Volcán vivido embriaguez
divina ardiendo en mi ser.
¿ Porque no iba yo?
A esperar en el susurro
del viento.
A soñar, volver a tocar
sus mejillas encendidas
de luz, sus playas fundidas
en el cielo de enero.
¿ Porque no iba yo?
A pronunciar su nombre.
Estrella fugaz del cosmo.
¡ ay dé mi! llama efímera
en la distancia, rosa melosa
marchita en el tiempo.