Ella es un misterio celestial.
Esconde en su alma
la simpleza del amor,
el encanto y la piedad.
Su rostro risueño,
sus ojos de sol
me elevan a un mundo
de ensueño.
Sus manos blancas
de leche y miel,
manipula entre sus
ágiles dedos, el más rico
manjar a mi paladar.
Credula al aroma que
entra a mi cuarto,
me asomo a la cocina.
Está la maga, cocinando
para desayunar.
Yo no sé...si es ceguera
de una niña pequeña,
ella es un hada,
creada de azúcar y...
no es engaño.
Pues abro los ojos y ella
a mi lado siempre está.
Tampoco se si la "amo",
pero cuando no esta lloro
¡se que la extraño!.
Me deslumbra su grandeza.
Cuida de su pequeña cachorra,
es una fiera con firmeza.
Primero fue ella quien existió,
después fui yo a quien parió.
Otras veces pienso que cuando
la vida me tiene entre cuerdas,
ella me vuelve a parir,
¡ gran madre de puro corazón!
¿como olvidarla?
Hiciste de mis días tristes
un jardín florido y a las
noches de tristeza...
¡Le pusiste olvido!.