LA MÚSICA CLÁSICA de más de quinientos años de antigüedad sonaba baja en el reproductor del vehículo de Emily.
Sean, aburrido de la misma sonata de instrumentos monótonos, iba en el asiento del acompañante, observando por la ventana cualquier cosa que llamase su atención.
Su auto todavía estaba en reparación desde que lo encontraron en la periferia de Woodstone City, no funcionaba por el daño en el motor y tardaría más de un mes en volver a andar. Por eso dependía de su hermana para el transporte entre ciudades.
—Dime, ¿lograste hablar con Aria? —Emily preguntó.
—Fue pan comido.
—Y ¿Exactamente qué hablaron?
Sean la miró de reojo, ella seguía mirando fijamente al camino mientras tarareaba la canción que sonaba.
— ¿Debo decirte qué es lo que hablé en una reunión de alfas?
Su hermana desvió su mirada por un segundo y sonrió, negando un par de veces, su espeso cabello negro se movía con desprolijidad.
—No me vengas con eso —dijo, intentando tomar su botella de jugo de naranja del portavasos—. No fue una reunión formal y lo sabes, Alena me dijo lo que quieres hacer.
—Sabía que no podría mantener su boca cerrada por más de doce horas. —tomó la botella y se la alcanzó.
—Dime, no puedes ocultarle nada a tu hermana mayor.
Con un suspiro, Sean meditó sus palabras.
—Fui a pedirle su ayuda para hacer un plan para liberar a los cambiantes encerrados.
— ¿Y?
—Accedió.
— ¿Sin hablarlo antes con su clan? ¿Así como así?
—Hey, hizo bien en tomar una decisión por su propia cuenta ¿Por qué todos lo ven de mala forma?
Él siempre lo hacía, aunque usualmente procuraba que las decisiones que tomaba no afectasen a sus protegidos, y Luke siempre se mantenía al tanto. No seguía cada punto de ese absurdo código cada vez que tenía que decidir, y por eso era un hombre libre, un alfa que más allá de su clan podía hacer lo que quisiese.
—Aria es conocida por ser una mujer recta y prudente, ella es la seguidora más fiel del código que tanto odias, para actuar de forma impulsiva debiste haber usado magia en tus palabras.
Recordó lo último que le dijo a Aria, la forma en que su rostro cambió, sus palabras cavaron profundo en esa coraza de hielo.
—Tal vez la influencié un poco.
Emily frenó de golpe, y se movió a la orilla del camino, un par de autos la esquivaron haciendo escándalo con sus bocinas e insultos.
— ¿Intentaste manipular a Aria?
Los ojos marrones de Emily estaban dilatados de furia.
— ¡No! —Exclamó ofendido—. Bueno... No creo que la haya manipulado...
— ¿Exactamente qué fue lo que le dijiste?
— ¿Por qué te interesa saberlo?
Fijó su mirada en ella, su rostro redondeado se veía tenso, el puma vio en ella el desafío del depredador en su hermana, una contradicción creció en su interior pues no creía correcto dominarla, por otro lado, defendería su privacidad aunque tuviese que enfrentarse al fantasma de su padre.
—Lo que hablé con otro alfa no es de tu incumbencia.
—Tu dominio no hace efecto aquí —la seriedad en su voz era alarmante, le hizo obedecer—. Aria es una mujer fuerte, en el momento en que intentes controlarla vas a perderla para siempre. —Se detuvo para mirarlo, luego se acomodó los mechones negros que caían sobre su frente y a continuó—. A ninguna mujer le gusta ser controlada, si yo me pongo furiosa cuando Terrence se pone sobre protector, no quiero imaginarme como se pondría Aria.
Toda su tensión y su enojo se diluyeron en esas últimas palabras, Emily se acomodó en su asiento y encendió de nuevo el auto.
—Yo no quiero controlarla.
Su comentario salió en un murmullo a pesar de que pretendía sonar fuerte. Las palabras de Emily lo dejaron indefenso y confundido.
—Sabes cómo funciona todo —ella dijo, en un tono más suave—. La mejor relación es entre un dominante fuerte y uno más débil, entre dominante y sumiso, entre sumisos, entre dominantes de igual rango ¿Qué esperas que suceda entre dos alfas?
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Editado: 23.02.2019